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Cultura

Stephen Hawking: de los libros a la pantalla

En 1985 Stephen Hawking perdió el habla por completo tras una traqueotomía y comenzó a comunicarse con un sintetizador de voz. El dispositivo no sólo le permitía hablar, sino algo mucho más útil: redactar en voz alta sus textos.  Ocho años más tarde se publicó Historia del tiempo. Del big bang a los agujeros negros (Crítica, 1988) el libro que lo lanzó a la fama. En sus páginas procuró explicar al lector no especializado sus principales aportaciones  en cosmología. Fue un auténtico bestseller.

En Historia del tiempo. Hawking pasa revista a las grandes teorías cosmológicas desde Aristóteles hasta nuestros días. Tras explicar con gran claridad las aportaciones de Galileo y Newton, lleva paso a paso, hasta la teoría de la relatividad de Einstein y hasta la otra gran teoría física del siglo XX, la mecánica cuántica. Finalmente explora las posibilidades de combinar ambas teorías en una sola teoría unificada.

A partir del año 2000, Hawking incrementó su dedicación a los libros de divulgación popular y publicó El universo en una cáscara de nuez (2001), en el que conduce al lector hasta la frontera misma de la física teórica para explicar los principios que rigen el universo. Justo tres años más tarde, en 2005, salió Brevísima historia del tiempo, escrito en colaboración con el físico y matemático estadounidense Leonard Mlodinow, una versión condensada del libro publicado en 1988 y que actualizó con nuevas temas surgidos por nuevas investigaciones científicas en el campo.

Un lustro después apareció El gran diseño (2010). El libro fue polémico, incluso antes de aparecer, a causa de los debates que generaron algunas de las conclusiones de Hawkings en estas páginas: que tanto nuestro universo como los otros muchos universos posibles surgieron de la nada, porque su creación no requiere de la intervención de ningún Dios o ser sobrenatural, sino que todos los universos proceden naturalmente de las leyes físicas. Los supuestos que planteaba en este libro contradecían algunos de los elementos Historia del tiempo.

 ¿Necesita el universo un creador? Esa fue una  de las preguntas de Hawking en aquel libro. En los últimos años, el desarrollo de la teoría “M” (un conjunto de teorías enlazadas sobre física cuántica) y las observaciones realizadas por los satélites de la NASA,  aseguraba Hawkings, permitía hallar cuestionar la idea de un Dios. El big-bang era, pues,  consecuencia única de las leyes científicas de la física.

Hawkings en la pantalla

A ese corpus es esencial de libros se suman las antología  A hombros de gigantes. Las grandes obras de la Física y la Astronomía (Crítica 2003), la edición ilustrada de esta última obra (Crítica 2004), Dios creó los números. Los descubrimientos matemáticos que cambiaron la Historia (Crítica 2006) y La gran ilusión. Las grandes obras de Albert Einstein (Crítica, 2008).

La vocación divulgativa de Hawkings no se detuvo ahí. El físico británico Stephen Hawking abrazó sin reservas la cultura popular e hizo esporádicas colaboraciones en televisión. Apareció en la popular comedia norteamericana The Big Bang Theory. Desde 2012, Hawking hizo siete cameos, el último de ellos el pasado octubre. A lo largo de los años también intervino, mediante su versión animada, en la popular serie sobre una familia amarilla de Springfield, Los Simpson. La primera vez fue en el capítulo de 1999 Salvaron el cerebro de Lisa, donde el científico aparecía en una silla de ruedas voladora y le confesaba a Homer que su teoría sobre el universo en forma de donut era intrigante.

También participó en la serie de animación Futurama, otra creación del productor Matt Groening, donde se apropiaba de la invención de la gravedad. En 1993 apareció jugando al poker en la serie Star Trek: La nueva generación, junto a Albert Einstein e Isaac Newton, en una simulación que hacía el teniente comandante Data.Su vida fue llevada a la gran pantalla en 2014, con Eddie Redmayne interpretando al científico de joven en 'La teoría del todo', actuación que le valió al actor un premio Oscar de Hollywood.

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