Quantcast

Cultura

Libros para el fin de semana

El Condotiero (Anagrama, 2013). Gaspard Winckler, un personaje que aparece varias veces y reincide en la obra de Georges Perec, se ha dedicado durante meses a pintar un Condotiero falso, una copia perfecta que no tiene nada que envidiar al expuesto en el Louvre que pintara Antonello da Messina en 1475. Pero Gaspard no es más que el simple ejecutor de las órdenes de Anatole Madera. Y, como en una novela policíaca, la primera página del libro se abre con el asesinato de Madera por Winckler.En una búsqueda de lo verdadero a través de la falsificación, el escritor Georges Perec ofrece al lector la que fuera, según él, la primera novela que consiguió escribir.

Limonov (Anagrama, 2013). El escritor francés Emmanuel Carrère se adentra en su nuevo título, Limónov, en la peripecia vital del desmesurado poeta y disidente ruso Eduard Limónov, un personaje que le ha permitido escribir tanto una obra de aventuras y picaresca como un retrato del comunismo y el poscomunismo. Apostando de nuevo por una novela de no ficción, el autor de El adversario regresa a Rusia, un país por el que siente cierta predilección tanto por sus orígenes familiares -su madre proviene de allí- como por ser "fuente de inspiración" y querer "ir más allá de los clichés". La novela ha sido galardonada en Francia con el Prix des Prix 2011, el Renaudot y el Premio de la Lengua Francesa.

En la orilla (Anagrama, 2013). El escritor valenciano Rafael Chirbes cuenta la historia de Esteban, un hombre que se ha visto obligado a cerrar una carpintería que vivió del esplendor de la construcción y se descubre de pronto vacío y despojado. Ha dejado en el paro a 5 personas y su padre, enfermo en fase terminal, se apaga mientras él intenta sobrellevar la ruina que toca a su puerta con la insistencia de una derrota. Algunos han hablado de En la orilla como la novela de la crisis, sin embargo Chirbes continúa en sus páginas su reflexión sobre la decadencia de la sociedad española que ya ha narrado en obras como Crematorio, ambientada en el pelotazo inmobiliario de la costa levantina.

Intemperie (Seix Barral, 2013). Ha sido el debut literario del año. En ella, Jesús Carrasco narra la huida de un niño a través de un país castigado por la sequía y gobernado por la violencia. En su tránsito, un cabrero y un alguacil completan lo que el propio autor ha llamado "un western ibérico". Cierta parte de la crítica le ha atribuido a Carrasco la maestría de DeLillo, Delibes y Coetzee. Sin embargo, otra menos entregada –léase, Ignacio Echevarría- ha decidido arquear un poco la ceja y relativizar su éxito. Dice Echevarría dos cosas sobre la novela: que el triunfo cosechado muestra la fuerza que una editora (Elena Ramírez) puede tener en los medios y la confirmación de que en España se celebra escribir “a la española”: realismo, preciosismo estilístico y ética de los sentimientos. 

La vida interior de las plantas de interior (Mondadori, 2013). En este libro de relatos el escritor argentino Patricio Pron llega después de su novela El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia y su libro de relatos  El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan. Se trata de un conjunto de 13 relatos que Pron ha compuesto un friso de identidades marcadas por la soledad.

Tierra (Mondadori, 2013). David Vann ha dicho que no pretende escribir la gran novela norteamericana. Y no lo necesita. Su prosa, directa y penetrante, no se anda con rodeos. El suyo no es el síndrome de Jonathan Franzen. En su novela Tierra Vann se sitúa en la Norteamérica de los ochenta para contar la historia de Galen, un chico de 22 años de edad, creyente de la nueva era, que vive con su madre –una mujer frágil y emocionalmente dependiente- en una aislada casa antigua rodeada de nogales en un suburbio de Sacramento. Lo que parece una historia sencilla se convierte en un relato tan bello como aterrador.

Democracia (Seix Barral, 2012). Situémonos. Septiembre de 2008: la caída de Lehman Brothers hace temblar al mundo. Marco tiene una hipoteca y muchos planes de futuro, pero ese mismo día es despedido. Su tragedia no es peor que la de millones de personas; su reacción sí. Este es el punto de partida de una historia que resulta tan íntima como colectiva: la figura del embaucado, del que lo ha perdido todo, del que lucha sin saber porqué ni para qué. Esta es la historia que Pablo Gutiérrez narra en Democracia, su tercera novela. Hace poco menos de un mes, un entusiasmado Rafael Méndez -librero de Pérez Reverte y Javier Marías- nos hacía una recomendación enérgica de este título.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.