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Cultura

Qué tortilla de patatas deconstruida ni qué nada: menos tenedor y más cuchara

Cuando Camilo José Cela vio que a los miembros del jurado del Premio Azorín pretendían servirles sólo “canapés y pijaditas” a la hora de la comida, el escritor preguntó si podían freírle una fuente de pimientos; y así fue, estaban buenísimos. La Bella Otero no sólo brilló en los círculos de la Belle Époque francesa por sus atributos, sino también por sus sardinas en escabeche. Ava Gardner recorría las tabernas de la Cava Baja de Madrid en busca de lengua de vaca estofada y huevos fritos con patatas. Quien crea que este libro se anda con medias tintas, se equivoca. Aquí hemos venido a cocinar y, por supuesto, a hablar de la historia tras esos manjares.

Ni esferificaciones ni tortillas de patatas deconstruidas. El escritor Juan Eslava Galán y su hija Diana se han unido para conspirar juntos contra la “cocina de laboratorio” –“una tomadura de pelo”, dice Eslava Galán- en Cocina sin tonterías (Planeta, 2013), un libro que recupera las recetas de la cocina popular española, contadas al buen ritmo de las anécdotas históricas detrás de cada plato: la sopa de cebolla a la que se aficionó Fernando VII por culpa de Talleyrand; los buñuelos de Bacalao que Himmler probó en el Ritz de Barcelona, en 1940 o la ternera a lo castizo que gustaba a Miguel  de Unamuno.

Platos tradicionales, con menos carne, más verduras y legumbres. "Menos tenedor y más cuchara", dice Eslava Galán sobre un libro que se cocinó a fuego lento. “Mi hija y yo nos reunimos para cocinar. Mientras hacemos la comida, yo le cuento anécdotas; de ahí nació la idea de escribir el libro. Es un recetario que se puede hacer en casa sin ningún tipo de problemas y tiene su parte literaria informativa, con un toque retro”.

Y así fue, padre e hija recuperaron las recetas heredadas de su abuela Emilia y que ella misma se encarga de explicar mientras su padre cuenta anécdotas de la historia gastronómica. Para ayudar a los menos avezados, en el libro se detallan además consejos útiles como el "fondo de despensa o de congelador" -equivalente a los básicos del armario ropero-, recomendaciones sobre los usos de los distintos tipos de aceite de oliva o cómo comprar un buen jamón.

Al preguntarle a Juan Eslava Galán por cuál es el alimento de la crisis, responde sin pensarlo: cocido, un plato que ha alimentado a los españoles desde hace siglos. Alejandro Dumás, al parecer, lo detestaba. Y como justo en estos tiempos de bolsillos vacíos hacen falta recetas baratas y buenos consejos, padre e hija no han querido escatimar: “En el libro hay además una sección llamada Aquí no se tira nada, donde damos consejos de cómo aprovechar la comida”.  

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