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Cultura

“Peor que De la Rúa no puede ser nadie, por más que Rajoy tenga tan poca imaginación”

Lucio Di Matteo ha trabajado en los diarios Clarín, El CRonista Comercial y Página 12.

Entre 2001 y 2002 Argentina puso en marcha el llamado corralito, una restricción en la libre disposición de efectivo en una economía dolarizada. La imposibilidad de acceder al dinero generó una situación insólita: falta de liquidez, desorden, ansiedad y pánico en las calles. Se desató entonces una crisis social y política nunca vista que sacó al entonces presidente Fernando De la Rúa de La Casa Rosada.

Lo que siempre pareció un invento argentino imposible de exportar, es ahora algo que se acerca a Europa, esa es la tesis del periodista Lucio Di Matteo, quien presentó en España su libro El corralito. Un experimento argentino que viaja a Europa (Hombre del Tres, 2013). La grave crisis en la que están inmersos varios países de la región y las decisiones tomadas para hacer frente a la grave situación del sistema financiero -por ejemplo en en Chipre-, hacen que el corralito se haya convertido, al menos de forma parcial, en una realidad europea, dice. Pero ¿qué es exactamente vivir bajo un corralito? Esa es una de las preguntas a las que Di Matteo intenta responder en el libro y aclarar en esta conversación.

-Cuando habla de corralito como realidad cercana, parece referirse más a la Europa 2012. Entonces hubo recelo ante las posibles retiradas de dinero de manera masiva. El Banco Central Europeo dijo que respaldaría a la banca. Habla de un momento ya hasta cierto punto pasado.

-El corralito, básicamente, supone que no te dejan disponer de un dinero que depositaste. Es un invento argentino, pues allí se hizo de esa manera. Se pensó para tres meses, el punto es que antes de que se cumpliese ese tiempo, la situación era tan dramática que hubo que admtir que los dólares ya no estaban. Entonces, en lugar de los dólares se devolvieron pesos.

-Sí, pero eso fue en Argentina. No puede compararlo con Europa.

-Hablo de corralito en el sentido de que no te dejan sacar del banco lo que es tuyo. Lo de Chipre, por ejemplo, fue un corralito, porque la gente tenía restricciones de efectivo por semana o mes. Los que tenían 200.000 euros al final se quedaron con 100.000. Las mismas acciones preferentes, en España, se están viendo como un corralito. Lo que pasa es que el mercado financiero español es mucho más sofisticado que el argentino. Lo de Argentina fue más crudo y más gráfico. Vos llevaste al banco un billete de 100 dólares y cuando los pediste de vuelta, te dieron 140 pesos.

-Un euro vale más en un banco alemán que en uno español. Usted intenta establecer paralelismos entre la convertibilidad y el euro como moneda regional, y lo hace a través del tema de la política fiscal. ¿Qué tiene que ver?

-Son sistemas distintos, porque el euro es una moneda regional consensuada entre un conjunto de naciones. La convertibilidad fue unilateralmente declarada por Argentina. Cualquier persona que sepa de economía te dirá que un tipo de cambio fijo tiene unas pocas ventajas y un montón de desventajas.

-¿Las ventajas?

-La estabilidad. Va a ser difícil que la inflación se te dispare. Pero después empezás a tener un montón de desventajas, por ejemplo: no puedes tener política monetaria propia. Y no nos engañemos, la política monetaria de la Unión Europea no la dicta España, ni Italia, ni Grecia. La dicta Alemania y Francia. Con un tipo de cambio fijo tenés un tope a la competitividad. El paralelismo radica en el hecho del tipo de cambio fijo que se decide desde otros países. En ambos casos son tipos de cambio fijo. Y si repasamos a quiénes sirve el tipo de cambio fijo, suele ser a los países grandes. Los de tamaño medio a chico necesitan tener un juego de política monetaria con su moneda.Sólo sirve a los que tienen la máquina de imprimir billetes.

-Plantea algunas características comunes entre la Argentina del corralito y algunos países europeos : la diferencia deuda y producto interno bruto; la pobreza y desocupación… Más allá de que espante la similitud, no puede dejar usted de lado los factores adicionales. Europa no es la Argentina de 2002.

-Claro que hay factores cualitativos y cuantitativos. En lo cuantitativo asustan las similitudes, los números. Cualitativamente, todo es diferente. La incógnita que surge es: si desde lo cuantitativo todo es tan parecido, ¿corre el riesgo España de terminar como Argentina? La respuesta sería: por lo cuantitativo sí, por lo cualitativo, Europa hará todo lo posible para que España no caiga. Pero en algún momento, si los números no cuadran, tenés que resolver esos desequilibrios.

-Plantea usted otra cosa: a diferencia de Argentina, que tenía un solo prestador, en Europa hay muchos países que tienen dos. Y ese parece ser uno de los muchos aspectos que hacen imposible hablar de un corralito.

-Argentina quedó a la buena de Dios. En el caso de España tiene el auxilio de la Unión Europea, del Fondo Monetario Internacional, además, no es como Chipre o Portugal. Europa no se puede dar el lujo de dejar caer a España. Lo que pasa es que la pregunta es: ¿a quién no dejan caer? ¡Pues a los bancos! Al que está parado hace dos años, preguntále si no lo dejaron caer.

-Hablando justamente de este tema con Moisés Naím, hace una semanas, él decía que protestar por el hecho de que quienes prestan dinero pongas condiciones  es como enfadarse porque existe la ley de gravedad.

-Ya, por supuesto. El que pone el oro pone las reglas, el problema es que los procesos sociales -la economía o la política- no son fenómenos naturales. Los fenómenos sociales no son inmodificables. Es un argumento determinista, ¿por qué tiene que ser como la Ley de Gravedad que Alemania le preste a España y además le diga que tiene que poner en marcha recortes? ¿Por qué debe ser ley de gravedad que Alemania exporte tecnología y tenga una cuenta con superávit? Los que tratan de naturalizar los fenómenos sociales son los que se ubican del lado de los poderosos, del lado de los que le va bien… Andá y pregunta a un parado si le parece ley de gravedad que a gente esté sin trabajo, o que hayan rescatado a los bancos y no a ellos.

-Dice que Rajoy no tiene la debilidad política que tuvo De la Rúa, pero sí su falta de imaginación.

-Peor que De la Rúa no puede ser nadie, por más que Rajoy tenga tan poca imaginación de decir ‘fin de la cita’. Lo que noto en España es que hay una incapacidad de pensar soluciones distintas a las actuales. Si toda la propuesta del PP radica en en una ley de seguridad privada que permita pedir la documentación a alguien en la calle, me parece que no es el problema que tiene que solucionar España en este momento. Recortar la salud pública y la educación no es la solución. Y me parece tan parecido con lo que pasó en Argentina en ese sentido.

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