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Cultura

Albert Rivera, una biografía electoral: breve historia de la ambigüedad como atributo político

Albert Rivera en una fotografía de Archivo.

Albert Rivera es un enigma. Sí, eso. Un enigma. “No es ni de derechas ni de izquierdas. Es muy precavido. Suspicaz. Reservado”, asegura al otro lado de la línea telefónica el periodista Pablo Planas, autor junto a José Alejandro Vara de Entre bambalinas (Editorial Stella Maris), un volumen que analiza la figura del joven político que saltó a la palestra retratado en un cartel, de cuerpo entero, desnudo y tapándose con las dos manos; entonces nadie sabía su nombre. Hoy Albert Rivera es una de las figuras centrales de la política en España. La cabeza visible de Ciudadanos, un partido que ha conseguido barrer a PSOE y PP en las elecciones municipales y las catalanas.

"Es muy precavido. Suspicaz. Reservado", asegura el periodista Pablo Planas, autor junto a José Alejandro Vara de Entre bambalinas (Editorial Stella Maris)

¿Es una biografía? ¿Un perfil periodístico? “Rivera tiene 35 años… De haber escrito una biografía apenas habríamos podido hablar de su infancia y su adolescencia. Se trata más bien de una historia de Ciudadanos”, aclara Planas. Entre bambalinas desmonta algunas leyendas sobre Rivera, por ejemplo, su supuesta militancia en el PP, y ofrece un retrato no del todo amable –ilumina el carácter distante del catalán- sin escamotear sus méritos políticos.

“Ha tenido una carrera política sólida. Se ha curtido contra el nacionalismo, es un tipo formado en el sentido de experimentado en política. En este sentido, nada tiene que ver con un personaje como Pablo Iglesias. Ciudadanos además es una agrupación creada por intelectuales: Arcadi Espada, Francesc de Carreras o Xavier Pericay. No es una marca blanca del PP como dicen algunos. Su naturaleza es progresista”, explica Planas.

Sobre la suspicacia y reserva de Albert Rivera, existe, según Planas, una explicación. “Este hombre ha recibido más palos que elogios. En Cataluña lo han ninguneado siempre y en el resto de España era poco conocido”. El retrato de Rivera revela, en casi todos sus ángulos, a una persona racional, poco dado a la efusividad. “No es muy emotivo, pero se sabe rodear de gente muy competente, hay muy pocos partidos que tenga tantos catedráticos asesorando”.

De ahí, justamente, que su mayor atributo pueda convertirse en uno de sus potenciales defectos o, al menos, un rasgo que tiende a deshumanizarlo. “Esta reserva es lo que lo hace parecer distante, demasiado perfecto en su circunstancia política, en cómo prepara los debates. Eso a algunos les puede resultar chocante”.

Dan detalles de su vida personal, de la que se conoce muy poco, justamente porque Rivera ha blindado su vida privada

Vara y Planas –autores también de La familia Pujol Corporation– explican el salto de Albert Rivera de la política en Cataluña a la escala nacional; desgranan detalles como el acuerdo imposible entre UpyD y Ciudadanos; urden un perfil del político pero también del hombre. Dan detalles de su vida personal, de la que se conoce muy poco, justamente porque Rivera ha blindado su vida privada. Tras separarse de su primera mujer, Mariona Saperas, con la que tuvo una hija, Albert Rivera ha rehecho su vida con Beatriz, una joven azafata. Siempre, eso sí, de espaldas al foco mediático.

Aluden también a su infancia en el barrio de la Barceloneta de Barcelona, el traslado de la familia a L’Ametlla del Vallès y sus primeros coqueteos políticos con Nuevas Generaciones del PP, donde –aclaran- nunca llegó a militar. Reconstruyen su vinculación con la génesis de un partido que nació como movimiento intelectual, cuando Albert Boadella, Francesc de Carreras y Arcadi Espada eran las cabezas visibles de lo que comenzó llamándose Ciudadanos hasta llegar a aquel 9 de julio de 2006, cuando fue elegido presidente de Ciudadanos, tras un proceso polémico, debido a los desencuentros entre el sector más liberal y el de izquierda de la organización.

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