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Cultura

Leer a ciegas

Una captura de la pieza audiovisual de la campaña 'Leer da vidas'.

La gente no lee porque no entiende lo que lee, ha dicho en más de una ocasión Fernando Savater. Leer supone, de acuerdo con las capacidades que mide el informe PISA,  tener la habilidad de abstraer un mensaje, es decir: entender que Moby Dick no es sólo un cachalote blanco sino una metáfora del mal; que Samnsa no es necesariamente un insecto –aunque el poder de Kafka nos haga creerlo- sino una imagen más elaborada. Sin embargo, a la incapacidad de comprender a la que se refiere Fernando Savater no alude siquiera ese tipo de abstracciones, sino a una más básica: ser capaces de completar unidades de sentido. Eso es lo que tanto adultos como estudiantes españoles no son capaces de hacer con completa destreza o al menos no con tantas como las de otros vecinos  de la región, entre ellos Portugal, que supera ha superado a España en puntos en pocos años. 

Que la literatura es una asignatura pendiente en España alcanza ya la naturaleza de maldición. Cuatro de cada diez españoles no abre un libro jamás.

Que la literatura es una asignatura pendiente en España  alcanza ya la naturaleza de maldición. Cuatro de cada diez españoles no abre un libro jamás. Que en la tierra de Miguel de Cervantes -y  de Lope, y Quevedo, y Calderón, y Sor Juana- tan pocos deseen y realmente sean capaces de completar la lectura del Quijote es poco menos de un mal hechizo que deja en el limbo a muchos: en el de su propia historia, en el de su propio relato. Sin embargo, y en lo que a libros respecta de magia y hechizos nada. La razón de esos números se debe, entre otros temas, a la falta de de políticas públicas efectivas y de fomento a la lectura. Esta semana, sin embargo se presentó el as bajo la manga de los populares en la materia: el Plan de Fomento de la Lectura 2017-2020.

Tenía meses anunciándose y de hecho fue incluido como parte de  documento macro Cultura 20/20 del gobiernoBajo el lema Leer te da vidas extra -rara extrapolación del videojuego-este proyecto propuesto por el Observatorio de la Lectura y el Libro busca "estimular el gusto por los libros entre el público infantil y juvenil, la población con alguna clase de discapacidad, los segmentos de la sociedad que tienen dificultades en el acceso a la lectura y, en general, aquellos con índices de lectura más bajos".

¿Cómo y con qué criterios leerán los alumnos si en muchas comunidades autónomas la asignatura Literatura Universal ha sido eliminada como material para el Prueba de Acceso a la Universidad. ¿Qué leerán: revistas, renglones, instrucciones de herramientas?

Cada línea estratégica está enfocada en un ámbito –estudiantes, adultos, grupos en situación de riesgo- y posee 57 medidas cuyo principal objetivo es aumentar la demanda de lectura. "Es precisamente esta falta de interés la que pretende combatir el presente Plan", reza su capítulo dedicado al fomento diario de la lectura en las escuelas. La medida resulta estimulante, incluso esperanzadora: una hora diaria en las escuelas, programas conjuntos con bibliotecas. ¡La letra pulcra de los deberes hechos! El tema sería todavía mejor de no ser por un detalle: ¿Cómo y con qué criterios leerán los alumnos si en muchas comunidades autónomas la asignatura Literatura Universal ha sido eliminada como material para el Prueba de Acceso a la Universidad. ¿Qué leerán: revistas, renglones, instrucciones de herramientas?

Toda lectura forma parte de un proceso continuo. Su presencia es transversal y debe acompañar y reforzar todo cuanto estudia un joven o cuanto realiza una persona. Leer es una forma de comprensión: leer  algo implica desagregarlo, analizarlo. No es una instrucción, es una proposición de sentido. Su ejercicio requiere cierta complejidad. ¿Cómo el Observatorio del Libro pretende poner en marcha su mejor carta cuando el propio Ministerio del que depende elimina la asignatura que mejor podría estructurar su práctica?

Leer una hora diaria, ¿qué libros, de cuáles dotaciones bibliotecarias? Leer una hora diaria, ¿y al mismo tiempo eliminar Literatura Universal?

A los gobernantes en España no les importa si los ciudadanos leen o no, esa fue la hipótesis y el grito de guerra de los editores en su más reciente informe sobre la lectura en España. Esa es la conclusión a la que llegan con los datos objetivos, las medidas y decisiones que se han adoptado en la materia durante casi diez años: leyes educativas superficiales que emborronan lo que antes estaba claro; bibliotecas públicas cuyos catálogos envejecen y sus horarios se reducen; planes de lectura que mueren de mengua.

Hay que potenciar las bibliotecas, asegura la administración central. La realidad es otra: el presupuesto de compra de libros pasó de 1,50 euros a 0,56 céntimos por persona en las bibliotecas públicas. Otra vez la pescadilla que se muerde la cola. Leer una hora diaria, ¿qué libros, de cuáles dotaciones bibliotecarias? Leer una hora diaria, ¿y al mismo tiempo eliminar Literatura Universal? Algo falla en algunas de las dos proposiciones e incluso en las dos al mismo tiempo. Una ceguera. Una miopía que conviene corregir. 

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