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Cultura

James Aaron: "Donald Trump ha pasado de ser sólo un payaso a ser un payaso autoritario"

Un detalle de la cubierta del libro 'Trump: ensayo sobre la imbecilidad', publicado en España por Malpaso.

Donald Trump es imbécil. Al menos encarna a la perfección los rasgos con los que el filósofo estadounidense James Aaron ha delimitado lo que ese concepto supone. Porque así como hay quienes estudian la fenomenología, la lógica, la ética, la estética o cualquier otra disciplina del pensamiento, este doctor en Filosofía egresado de la Universidad de Harvard, ha decidido trabajar una línea de estudio que él mismo ha definido como Estudios sobre la Imbecilidad, una modalidad de investigación que pretende examinar la forma en que determinadas taras culturales o sociales devienen en fenómeno. El nuevo presidente de los Estados Unidos es su expresión más concreta, asegura Aaron.

James Aaron trabaja una línea de investigación que él denomina 'Estudios sobre la imbecilidad'. Para infortunio de los EE UU, Trump es el mejor ejemplo

El asunto, en el caso de James Aaron viene de lejos. Tras publicar un primer ensayo titulado Teoría del imbécil, el filósofo ha escrito un nuevo volumen. Se trata de Trump: ensayo sobre la imbecilidad. Publicado en España por el sello Malpaso, su título en inglés es mucho más contundente: Ass-hole: a Trump Theory. En castellano algo así como Gilipollas, una teoría sobre Trump. El ensayo es devastador: la eclosión de un bufón tocado por el narcisismo y convencido de que sus derechos son más importantes que los del resto, además de un acentuado machismo, xenofobia e ignorancia. Los rasgos más evidentes de una  tipología ciudadana mucho más grave: el completo asenso de la estulticia como signo de una pudrición mayor. Aaron lo tiene clarísimo. Pensar sobre esa cuestión es de una importancia metafísica y una urgencia existencial, no sólo para los EE UU, sino para el resto del mundo.

¿Tienen los estadounidenses una propensión a la credulidad? ¿Las clases medias y bajas han perdido la Fe en el Sueño Americano de la posguerra?

Justo el día en que el estrambótico magnate toma posesión del despacho de la Casa Blanca, James Aaron describe en esta conversación las posibles razones que motivaron el ascenso de Trump: desde la pérdida de fe en el catecismo del Sueño Americano que se gestó en la posguerra hasta la falta de visión de un Partido Republicano incapaz de vislumbrar lo que se venía encima. Una idea sujeta su teoría: la imagen del payaso como estereotipo renovado cuya función es alimentar una carencia colectiva. ¿Quién es peor? ¿El imbécil o el conjunto de los ciudadanos que lo eligieron? ¿Existe en Norteamérica una predisposición a la credulidad? ¿Adónde puede llevar la retórica de un bufón que gobierna uno de los países más poderosos de Occidente?

-Trump ha llegado a la Casa Blanca, finalmente. ¿Dónde está la tragedia: en el país que eligió al idiota o en el idiota mismo?

-Ambos forman parte de una dinámica terrible, de la cual, por desgracia, la cultura norteamericana arrastra una larga historia. Los norteamericanos tienen una tendencia, una predisposición, a la credulidad: al vendedor ambulante, al vendedor de aceite de serpiente o el feriante de medicina que va de ciudad en ciudad. El optimismo americano se desliza fácilmente hacia el pensamiento delirante. Lo que ha ocurrido, simplemente, es que en esta oportunidad  se expresa en un empresario con ciertas aptitudes políticas, que aparece en el momento adecuado y aprovecha estas corrientes más profundas para imponerse.

"Los norteamericanos tienen propensión a la credulidad. El optimismo americano se desliza fácilmente hacia el pensamiento delirante"

-Uno de los rasgos del imbécil, asegura, es que él cree que sus derechos valen más que los del resto. ¿De qué manera empeoran las cosas cuando alguien está realmente convencido?

-En muchas ocasiones la gente con sentido cooperativo le deja la vía libre al idiota. Una de las razones por las cuales ocurre es porque piensan que el imbécil tiene razón en lo que a sus derechos especiales respecta y que, por tanto, su actuación debe ser tolerada, tal vez con la esperanza de que eso repercuta el bien común.  Justamente esa red de apoyo es la que hace que sea más difícil desarrollar una resistencia efectiva.

-¿Qué es lo más peligroso de la imbecilidad que usted atribuye a Trump? ¿Cuál es el botón más peligroso que puede apretar Trump?

-La guerra y quizás la guerra nuclear, pero no necesariamente porque las bombas se arrojen cuatro o cinco minutos después de que un presidente lo ordene. Es mucho más posible que ocurra a partir del antagonismo de Trump, en un Tweet o una conversación: sembrará malentendidos, confusión y la desconfianza del tipo ése que, históricamente, ha causado muchas, muchas guerras.

"El estúpido es lento para comprender, pero puede ser simplemente olvidadizo, sin sentido de derecho moral. El imbécil es inconsciente, pero intencionalmente inconsciente"

-¿Cuál es la diferencia entre el idiota y el estúpido?

-El  estúpido es lento para comprender, pero puede ser simplemente olvidadizo, sin sentido de derecho moral. El imbécil es a menudo inconsciente, pero intencionalmente inconsciente, por sentir que no está obligado a cumplir las expectativas de los demás. En una palabra: el derecho y las leyes son para él un estupefaciente.

-¿Realmente cree que Trump es un payaso? ¿Cuánta conciencia de personaje tiene? ¿Cuán consciente es de todo cuanto dice?

-Trump se ha vuelto, cada vez menos, el payaso tonto y ha pasado a ser el payaso autoritario. El otro día vimos un buen ejemplo en su conferencia de prensa: blandió un montón de carpetas para demostrar que estaba resolviendo sus considerables conflictos de intereses. ¿Pero creía realmente que alguien pensaría que poner algunas carpetas en una mesa daría alguna garantía real? En realidad lo hizo. Realmente parecía pensar que eso a su credibilidad. Esto no es sólo absurdo, sino divertido, casi cómico. Él hace esas cosas, mucho. Es el típico individuo que dice la broma sin estar consciente de ella.

"Hay mucha culpa para repartir en este asunto. Junto con los Clinton y los medios de comunicación, el liderazgo del Partido Republicano es ciertamente culpable"

-¿Cómo repartir la responsabilidad de la elección de Trump: en los Clinton, los medios, el sistema político, el partido demócrata?

-Hay mucha culpa para repartir en este asunto. Junto con los Clinton y los medios de comunicación, el liderazgo del Partido Republicano es ciertamente culpable, por no tomar una postura más firme contra la base del partido, cuando sabían que Trump era contrario a sus propios principios.

-¿De qué forma considera que es percibido Trump en Europa?

-Realmente no lo sé; Me imagino que muchos se sienten como muchos americanos: que todo el desarrollo es absurdo y casi incomprensible.

"Esto trajo una pérdida general de la fe en las promesas sobre las que se fundó la idea de Estados Unidos de la posguerra"

-¿Cómo un país puede pasar de elegir a Barack Obama para elegir a Donald Trump? El fenómeno tiene algo de incomprensible.

- En parte, hay que tomar en cuenta que han sido décadas de bajas perspectivas económicas para la clase media y baja. Esto trajo una pérdida general de la fe en las promesas sobre las que se fundó la idea de Estados Unidos de la posguerra. En ese clima de desconfianza, junto con el surgimiento del hiperpartidismo político y el tribalismo, el racismo y el sexismo se convirtieron en un factor. El sentido del caos y la decadencia hizo que muchos creyeran que un "hombre fuerte" era necesario para restablecer la noción de orden asociada a la voz dominante y autoritaria del hombre blanco. También el racismo como una corriente profunda en la cultura americana, ha sido sacado a la superficie debido al declive económico y político.

- Andrew Jackson (1767 -1845), arruinó su país y cometió un genocidio con poblaciones nativas. ¿Qué podemos esperar del gobierno de Trump? ¿Podemos creer en el progreso político e histórico?

-Podemos esperar que el Estado de Derecho y las instituciones sean capaces de dificultar las cosas a Donald Trump en su intención de convertir Norteamérica en un estado autoritario. Hemos conseguido grandes progresos en ese sentido. Aunque, también hay que decirlo: no sabemos qué tan fuertes y robustas estén las instituciones democráticas. Algunas se han debilitado muy rápidamente, por lo que el riesgo es real y muy grave.

El libro de James Aaron publicado por el sello Malpaso.

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