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Cultura

Irene Escolar: "Hay falta de intimidad, mucha ansiedad y excesos"

La actriz Irene Escolar dirige y protagoniza el recital 'Leyendo a Lorca'

Con 28 años recién cumplidos, la actriz Irene Escolar, la pequeña del clan de los Gutiérrez Caba, vuelve a enfrentarse al recital Leyendo a Lorca, uno de sus mayores retos. Lo curioso es que fue ella misma quien se puso a prueba cuando recibió la llamada de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo para realizar un homenaje a Federico García Lorca en el 80 aniversario de su fusilamiento. La actriz, que acababa de protagonizar El público, la pieza más surrealista del poeta granadino, quiso aprovechar el bagaje que que ya tenía en su obra para dirigir y protagonizar un complejo recital que ya se ha pasado por Santander y que podrá verse en El Pavón Teatro Kamikaze de Madrid el próximo 21 de noviembre, además del 6 y 13 de diciembre. Durante una hora y diez minutos, y con el único apoyo de sus palabras frente a un atril, la madrileña da voz a Yerma, Doña Rosita la soltera, la Julieta de El público y la novia y la madre de Bodas de sangre.

Hija del productor y director de producción José Luis Escolar, y nieta de los actores Irene Gutiérrez Caba y Gregorio Alonso, Irene Escolar ha sido valorada como una de las actrices con mayor proyección en la escena española y sus dotes para la interpretación le valieron el Goya a la mejor actriz revelación por Un otoño sin Berlín. Sin embargo, lejos de meterse en la vorágine de empalmar un proyecto cinematográfico con otro, la joven decidió refugiarse en las tablas y "volver a lo sencillo". Discursos, poesía, teatro... Todos los géneros practicados por el poeta confluyen en Leyendo a Lorca, que arranca con un extracto de la conferencia sobre Poeta en Nueva York, prosigue con la poesía de Sonetos del amor oscuro y termina con fragmentos de la biografía Vida, pasión y muerte de Federico García Lorca, de Ian Gibson. "Cada vez que hago esta lectura es como si diera un paso hacia delante muy grande, quiero seguir creciendo con esto e irme de gira. Tengo la sensación de que hay muy pocas cosas más difíciles", reconoce la actriz a Vozpópuli, que, curiosamente, debutó en el escenario con tan solo nueve años para interpretar a la hija de la heroína lorquiana Mariana Pineda.

-Acababas de trabajar en El público cuando recibiste la llamada para homenajear a Lorca por el 80 aniversario de su muerte, ¿no querías cambiar de tercio?

-Justo lo contrario, yo quería seguir con él porque, para hacer El público, habíamos estado investigando mucho alrededor del "teatro imposible" de Federico. Me había leído la biografía de Ian Gibson, la poesía de Poeta en Nueva York, y, aunque ya conocía el resto del teatro, lo volví a leer. Había hecho un estudio de su obra y cuando llegó el momento de elegir qué hacer para homenajearle, pensé '¡qué mejor que muchos de los personajes femeninos que aún no he podido interpretar!'. 

-¿Cuáles son los ejes temáticos del recital?

-Es una lectura dramatizada con un nexo común que es el amor y la presencia de la muerte, muy presente en la obra de Federico. Hago un repaso de su prosa, teatro y poesía a través de las figuras femeninas, además de leer un trocito de la biografía de Gibson, cuando cuenta como fue asesinado.

-Durante el espectáculo estás sola frente a un atril. ¿Te resulta más difícil que interpretar a un personaje de cualquier película?

-Tener solo un atril como apoyo es lo complicado de esta lectura. Interpreto a cuatro personajes femeninos a medida que voy pasando las páginas y, como es una lectura dramatizada, hablo a otros personajes que no existen. Es más difícil porque no tienes otro actor enfrente y todo te lo estás creando tú en la imaginación. No hay acción, no hay un decorado, no hay nada en lo que te puedas apoyar.

-¿Es esa dificultad la que convierte a un un trabajo en más satisfactorio?

-Pasar de un personaje tan complejo a otro sin transición es muy complicado, creo que es de los retos más grandes a los que me he tenido que enfrentar como actriz. Es muy difícil captar la atención del público durante una hora y diez minutos solo con la palabra. Lo que me llevó a querer hacer esto es que el público en Santander estaba realmente atento y muy emocionado. Creo que conseguí captar su atención sin necesidad de artificios porque las palabras de Lorca fueron suficientes para emocionar.

-¿Necesitas defenderte de sus "trescientos bostezos" como cuenta Lorca en el fragmento de Poeta en Nueva York que has elegido como introducción al recital?

-En el teatro se respiran los silencios, sabes cuando la gente está contigo y cuando no, no tanto por los bostezos, sino por la energía, es mágico. Es difícil mantener la atención, pero ese texto con el que empiezo me allana el camino un poco porque me dirijo a ellos para contarles lo que voy hacer allí, lo mismo que hizo él de una manera poética y precios cuando transmitió al público que no venía a entretenerles. "Lo que voy a hacer no es una conferencia, es una lectura de poesías, carne mía, alegría mía y sentimiento mío", decía Lorca. Me pareció perfecto empezar con ello porque eso prepara al público.

-¿Por qué has decidido volver a la sencillez de las palabras? ¿Crees que tu profesión, y la sociedad en general, está llena de artificios?

-En general hay una falta de intimidad, mucha ansiedad y las cosas son muy volátiles e inmediatas. Hay mucho exceso en todo y me apetecía despejarme de todas esas cosas que parecen necesarias y que no se necesitan para nada. Me apetecía volver a lo sencillo. Para mí ha sido muy esperanzador ver que haciendo algo sencillo que tiene que ver con la raíz, con la esencia y con alguien que se comunica nada más que con la palabra le llegase tanto al público y eso tiene mucha fuerza.

-¿Llega también al público joven?

Cuando empecé la lectura en Santander y vi que había mucha gente joven pensé 'bueno, no sé si voy a ser capaz de que ellos estén conmigo' y fue increíble porque estuvieron absolutamente en silencio durante todo el recital. Luego se acercaron a preguntarme dónde podían descubrir más cosas de Federico. Estaban bastante cautivados y me pareció un dato importante, fue como una especie de prueba.

-Tú también eres muy joven. Acabas de cumplir 28 años, pero perteneces a la sexta generación de actores en tu familia. ¿Qué ventajas o desventajas te supone esto en comparación con otras actrices de tu edad?

-La diferencia principal es que yo no he tenido que dar explicaciones de los motivos por los que quería dedicarme a esto o justificarme porque es de lo que ha comido mi familia durante seis generaciones. Era lo normal y eso es una ventaja. Creo que a otras amigas y compañeras les ha costado más que sus familias les apoyase o lo entendieran.

-Aparte de la reacción de las familias al decirlo en casa, entiendes la profesión de la misma forma que tus compañeros?

-Siempre hay algo diferente, yo he vivido rodeada de libros, de cine, de teatro... De entrada, yo ya conozco muchas películas y muchas obras de teatro, uno es lo que ha vivido y recibido en su casa y mi vida ha girado siempre en torno a la cultura.

-¿Siguen dando más consejos los mayores de la casa o ahora es la pequeña la que da alguno?

-No, son ellos los que me dan muchos consejos. Me ayudan mucho a tomar decisiones y a entender cosas de la profesión que pueden ser un poco injustas, pero sobre todo, a asumir que es una profesión sacrificada, pero muy mágica y que te puede llevar a vivir cosas que ninguna otra te permitiría. Y, eso, es un regalo.

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