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Cultura

Gloriana, la reina más oscura de Benjamin Britten

Una imagen del estreno de la ópera de Britten, en 1953. Gloriana se estrena ahora en el Teatro Real de Madrid.

Ya en sus últimos años como soberana, Isabel I sostenía sobre sus hombros el peso de un reino dividido y una iglesia independiente de Roma. La Reina Virgen, o Gloriana, como solían llamarla, gobernó sola. Aunque el parlamento se lo propuso en varias ocasiones, Isabel I rechazó contraer matrimonio. Gobernó sola hasta el día de su muerte. Durante su reinado de produjo un esplendor político e intelectual. Surgieron figuras como William Shakespeare, Francis Bacon o Christopher Marlowe.

De puertas hacia adentro, la hija de Enrique VIII y Ana Bolena vivía sin embargo presa de sus propias contradicciones: superada por el envejecimiento y la traicionada por el hombre que amaba. Es justo esa otra mitad de la vida de Isabel I en la que Benjamin Britten se inspiró para componer la ópera Gloriana, cuyo estreno debía acompañar las celebraciones por la coronación de la reina Isabel II de Inglaterra. 

Es justo esta obra de Benjamin Britten la que el Teatro Real ha elegido para llevar por primera vez a escena, desde el 13 hasta el 24 de abril con la dirección musical de Ivor Bolton, quien estuvo a cargo de Billy Budd la pasada temporada, así como la dirección de escena de David McVicar, quien asume su producción en el Teatro Real después de Otra vuelta de tuerca (2010), también de Britten, La traviata (2015) y Rigoletto (2015).La ópera tendrá nueve funciones y estará interpretada por un doble elenco, encabezado por las sopranos Anna Caterina Antonacci y Alexandra Deshorties, que estarán secundadas por un reparto muy coral y acompañadas por el Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real y los Pequeños Cantores de la JORCAM.

El estreno de Gloriana en Madrid, el próximo 12 de abril, contará con la presencia de los más de 250 profesionales de la ópera congregados en el Teatro Real para la primera edición del World Opera Forum, lo que dará a este acontecimiento musical una proyección verdaderamente mundial. La ópera será grabada para distribución internacional y emisión en Palco Digital. Asimismo, Radio Clásica, de RNE, retransmitirá la ópera en directo el 14 de abril y la ofrecerá a todos los países de la UER, Unión Europea de Radiodifusión.

Britten y Gloriana

La llegada al trono de la joven Isabel II en 1953 fue vista como la llegada de un segundo ciclo isabelino que prometía renovación y esplendor. La ocasión propicia para una celebración por todo lo alto. El encargo que había recibido Britten de evocar la grandeza Isabelina formaba parte de los fastos. 

Gloriana se estrenó en el Covent Garden de Londres el 8 de junio de 1953. El reparto estaba encabezado por la soprano Joan Cross, quien ya había interpretado otros papeles en las óperas de Britten y en esta ocasión era la encargada de encarnar a Isabel I.

Acudieron al estreno los más altos representantes políticos. Los ojos estaban puestos en aquella ocasión. El fracaso sin embargo fue estrepitoso. La obra, lejos de acompañar y propiciar el espíritu patriota , retrataba con crudeza a una reina solitaria, aislada y enamorada hasta el delirio de un joven casado y menor que ella: Roberto Devereux, conde de Essex. 

Britten ya había compuesto Peter Grimmes y se abría paso en aquellos años como uno de los renovadores de la ópera británica. El estreno de Gloriana, sin embargo, marcó un revés en su ánimo y su carrera. Acaso por haber nacido bajo la mala estrella de un cometido más político que estético, Gloriana cayó en el olvido. 

Gloriana y las obsesiones de Britten 

Basada en el estudio histórico de Lytton Strachey Elizabeth and Essex (1928), la ópera de Benjamin Britten no pretende magnificar la figura de la reina sino penetrar en la complejidad y en las contradicciones de su carácter y de su actividad pública. "Gloriana retrata las obsesiones de Britten y que aparecen una y otra vez en su obra: los apartados, los solitarios, los aislados. En esta obra, la gran apartada es justo la reina", explica David McVicar, director escénico de este montaje. 

"Gloriana es una típica ópera de Britten", explica Joan Matabosch, director del Teatro Real. "Comparte su naturaleza con Peter Grimmes". Hay oscuridad y drama en Gloriana. El tema central de la ópera ilumina el dilema que debe enfrentar la reina: está enamorada de Essex, pero no le queda más alternativa que asumir la responsabilidad de firmar su condena a muerte por traición. En una reflexión parecida a la de su ópera Billy Budd, quien detenta el poder debe siempre suprimir todo sentimiento en nombre de la autoridad.

Décadas después, Gloriana ha suscitado el interés, por la calidad musical y dramatúrgica de la ópera, que alterna momentos de magnificencia operísitica -casi verdianos, asegura Joan Matabosch, director del Teatro Real-  con escenas de intimismo. Su orquestación, según Ivor Bolton, está llena de evocaciones de la música renacentista  y sus personajes se muestran como herederos del teatro shakesperiano.

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