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Cultura

Agamben y el virus ideológico: minuta de un debate

El pensador italiano desató un intercambio de opiniones entre filósofos sobre la naturaleza del Covid-19

Giorgio Agamben desata una discusión sobre el Covid-19.

No se ha cumplido un mes desde que el filósofo italiano Giorgio Agamben publicara un ensayo en el que desdeñaba el alcance del Covid-19, al que consideró un nuevo pretexto para coartar libertades. Según Agamben, dispuestos a cederlo todo a cambio de proteger su salud, los ciudadanos permitirían al Estado confiscar sus derechos. El Covid-19, según el pensador, es un virus de naturaleza ideológica, un arma coercitiva. 

"El otro factor, no menos inquietante, es el estado de miedo que evidentemente se ha extendido en los últimos años en las conciencias de los individuos y que se traduce en una necesidad real de estados de pánico colectivo, a los que la epidemia vuelve a ofrecer el pretexto idea". Según Agamben, los gobiernos, respaldados por los medios de comunicación, se valen del miedo para declarar estados de excepción para militarizar la vida de las personas y someter a la población con medidas fascistas.

"Según Agamben, los gobiernos se valen del miedo para declarar estados de excepción para militarizar la vida de los ciudadanos"

Apenas dos días después, Jean-Luc Nancy, uno de los filósofos más influyentes de la Francia contemporánea, descartó la teoría conspirativa de Agamben, al que refutó con ironía para aclarar su punto de vista: "No hay que equivocarse: se pone en duda toda una civilización, no hay duda de ello. Hay una especie de excepción viral – biológica, informática, cultural – que nos pandemiza. Los gobiernos no son más que tristes ejecutores de la misma, y desquitarse con ellos es más una maniobra de distracción que una reflexión política". 

A medida que la discusión aumentaba, lo hacían también las cifras de muertos en Italia y España. Crecía la infección al mismo tiempo que el debate sobre el virus. El filósofo, sociólogo y psicoanalista esloveno Slavoj Zizek tomó la palabra para defender lo que, según él, se trataba del golpe definitivo contra el capitalismo, ya que demostraba que otro modelo de sociedad era posible.

"Los gobiernos no son más que tristes ejecutores de la misma, y desquitarse con ellos es más una maniobra de distracción que de reflexión"

“Pero tal vez otro virus ideológico, mucho más beneficioso, se extienda y nos infecte: el virus de pensar en una sociedad alternativa, una sociedad más allá del Estado-nación, una sociedad que se actualiza en las formas de solidaridad y cooperación mundial”, escribió el esloveno.

Lo ocurrido con el coronavirus no es objeto de una teoría de la conspiración, sino de la  necesidad urgente de una reorganización de la economía mundial, que dejaría de estar a merced de los mecanismos del mercado, plantea. “No estamos hablando aquí de un comunismo a la vieja usanza, por supuesto, sino de una especie de organización mundial que puede controlar y regular la economía, así como limitar la soberanía de los Estados nacionales cuando sea necesario”.

"Ningún virus es capaz de hacer la revolución. El virus nos aísla e individualiza”

“El virus no vencerá al capitalismo. La revolución viral no llegará a producirse. Ningún virus es capaz de hacer la revolución. El virus nos aísla e individualiza”, aseguró  el filósofo surcoreano Byung Chul-Han, quien se centró en el análisis de cómo lo estados recurrieron al “big-data” como mecanismo para atajar , o intentar atajar, la infección. “Confiemos en que tras el virus venga una revolución humana. Somos nosotros, personas dotadas de razón, quienes tenemos que repensar y restringir radicalmente el capitalismo destructivo, y también nuestra ilimitada y destructiva movilidad, para salvarnos a nosotros, para salvar el clima y nuestro bello planeta.”

A propósito del debate, el poeta y filósofo Luis Enrique Pérez-Oramas plantea en su ensayo El imperio de las ordenanzas, que el verdadero meollo es la preeminencia de una verdad performativa despojada de conocimiento, y que da paso a un estado perpetuo de confusión en el que todos hablan, menos los que tienen la sapiencia para hacerlo. “El lenguaje que prevalece en la presente sociedad es aquel de la creencia, no aquel del conocimiento; aquel de la plegaria, no aquel de la experiencia". 

¿Quién tiene razón? De momento, el virus. El mapa mundial del coronavirus suma más de 462.000 casos y más de 21.000 muertos en 187 países. Antonio Scurati, escritor y premio Strega por M. El hijo del siglo (Alfaguara), escribió en el Corriere della sera: "Hemos sido una generación impolítica. Transeúntes solitarios por los senderos de la búsqueda de la felicidad individual, no hemos conocido la política como sentimiento de pertenencia a un destino común. Pues bien, no nos queda más remedio que descubrirla ahora. Y debemos aprender a toda prisa. Hemos de poner remedio al lento aprendizaje que no hemos tenido". Esa es la imagen que nos devuelve este debate, ecos de algo encerrado, remoto, ausente. 

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