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Cultura

La Casa de Alba muestra al público su imponente patrimonio artístico en Madrid

La Casa de Alba desnuda desde su imponente patrimonio artístico a ojos del gran público en una exposición en la que desvela las obras de arte acumuladas a lo largo de los siglos por una familia de cuya historia como mecenas hablan piezas de Tiziano, Rubens, Zuloaga, Renoir o Zurbarán. Las "piezas estrellas" de la muestra, inaugurada por la reina Sofía en el espacio CentroCentro Cibeles, son el lienzo La duquesa de Alba de blanco, pintado por Francisco de Goya en 1795, y la impresionante tabla del cuatrocentista italiano Fra Angelico La Virgen de la granada, pintada por el fraile dominico hacia 1426 y expuesta tras un grueso cristal.

Más de un setenta por ciento de las 150 piezas exhibidas en CentroCentro no habían salido nunca de los Palacios de Liria (Madrid) y de Monterrey (Salamanca), propiedad de la familia de Alba, por lo que ésta será la primera ocasión en que la Casa de Alba muestre públicamente el rico patrimonio atesorado a través de generaciones enteras. A lo largo de más de mil metros cuadrados expositivos, la familia da a conocer sus "recuerdos familiares" y las obras de arte atesoradas "según los gustos personales" de cada época y de los duques del momento, con piezas que abarcan la pintura, escultura, documentos históricos, manuscritos, objetos arqueológicos, joyas, mobiliario y trajes.

El recorrido de la muestra comienza con un panel del árbol genealógico de la Casa de Alba que da paso a la primera obra de la colección, un retablo anónimo de La Anunciación (1480) adquirido por el primer Duque de Alba .Dos retratos del emperador Carlos V e Isabel de Portugal de Rubens; Camino al mercado, también pintado por el artista flamenco en 1616; Mujer con sombrero de cerezas (1880) de Renoir; Florero delante de la ventana, de Marc Chagall; La marquesa de Lazán, de Goya; o Cristo en la Cruz (1580) de El Greco, son solo algunos ejemplos del incalculable valor de la colección pictórica de la familia.

No obstante, otros objetos, como las cartas manuscritas de Cristóbal Colón a Alonso de Morales en 1501 o a su hijo en 1498, o el mapa que dibujó sobre la isla de La Española la primera vez que la vio, en 1492, constituyen auténticas joyas de la exposición. En el apartado dedicado a los objetos íntimos de la Casa de Alba se exhibe por primera vez fuera del Palacio de Liria una polvera de la casa Cartier de los años 20, situada junto a dos tapices gobelinos de la Emperatriz Eugenia de Montijo y Napoleón III y a la mesa de trabajo del último.

Mención especial merece también el espacio dedicado a los trajes militares de Alfonso XII y Alfonso XIII, de quien también se muestran sus trajes de cristianar y de presentación a la Corte, así como el uniforme de capitán general que lució Juan Carlos I el día de su coronación. Piezas únicas del Nobiliario de Indias, como los escudos de armas concedidos a Francisco Pizarro, la Biblia de la Casa de Alba o una primera edición de El Quijote son otras de las exclusivas piezas de este proyecto expositivo, el "más interesante" de la última década en Madrid, en opinión de Enrique Bonet, autor del diseño museográfico.

Este diseño apoya la narración de la historia de la memoria familiar basándose en los colores del escudo de armas de la Casa de Alba, ayudando al visitante a "entender mejor" la historia de la familia y su labor de protección del arte. Así, cada rama de la familia y cada personaje representa un nuevo elemento de la gama cromática, al igual que sucede con el escudo de armas, reservándose el plata y azul para los Álvarez de Toledo; el blanco y rojo para los Carpio; el azul, rojo y oro para los Veragua; y el gris para los actuales miembros.

Pablo Melendo, comisario de la exposición, ha asegurado que la familia no le ha puesto ninguna cortapisa a la hora de seleccionar los objetos que integran la exposición y ha destacado la labor de la actual duquesa, Cayetana de Alba, de ampliación del patrimonio artístico familiar. Cayetana de Alba aparece al final del recorrido retratada de niña en un gran óleo realizado en 1930 por Ignacio Zuloaga, pintor que también retrató a su padres; además, la muestra cuenta con dos cabezas escultóricas de madre e hija realizadas por Mariano Benlliure en mármol, mientras que el padre de la XVIII Duquesa de Alba está representado con un busto en bronce del mismo artista.

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