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Cultura

Patricio Pron: “Un escritor valiente es lo más difícil de encontrar, porque necesita lectores valientes”

EL escritor Patricio Prom, en una fotografía de archivo.

Cada día más puntuales, y en mayor volumen, llegan a las manos de los lectores libros malos; también sosos y pretenciosos; libros a los que ni siquiera deberíamos llamar libros. Por eso, cuando llega uno escrito con belleza y sustancia, el lector siente la gratitud de los olvidados y los huérfanos. No derrames tus lágrimas por nadie que viva en estas calles (Literatura Random House), la nueva novela del escritor Patricio Pron, es un enorme refugio para aquellos que se aburren confinados en la bibliografía de la redundancia y la obviedad. Lo nuevo de Pron es un libro que se mete en problemas, que no evita los lugares ásperos y complejos de la literatura ni se esconde bajo las faldas de la novela indignada o la auto ficción inofensiva. Patricio Pron no quiere ser Chirbes. Tampoco Vila-Matas. No quiere ser nadie: consigo mismo se basta.

Es un libro que se mete en problemas, que no evita los lugares ásperos y complejos de la literatura ni se esconde bajo las faldas de la novela indignada

No derrames tus lágrimas por nadie que viva en estas calles tiene como anécdota desencadenante el Congreso de Escritores Fascistas Europeos organizado por los Futuristas en el norte de Italia en abril de 1945. La muerte de Lucca Borrello, uno de los autores asistentes y cuya brusca muerte obliga a interrumpir aquella reunión, pondrá en marcha un mecanismo de averiguación, un gran artefacto coral donde arte y política, acaso crimen y política, engrasan una máquina de ficción donde todo puede ser una trampa del autor… o no. ¿Realmente todos los autores reflejados allí existieron? ¿Escribieron los libros que les atribuye el narrador?

Escrito con elegancia e inteligencia, No derrames tus lágrimas por nadie que viva en estas calles parece dialogar con el ensayo El libro tachado, publicado por Turner el verano pasado y en el que Patricio Pron levanta un mapa de esa literatura extraviada, censurada, enloquecida o apartada y que vuelve ahora en la figura de Borrello, este futurista estropeado. Lucca Borrello es el punto de partida y de llegada del literato mostrenco, cómplice por pertenecer y presenciar a un determinado episodio pero también por no poder sobreponerse a su propia obra. Porque eso es lo que consigue esta novela: profundizar en la incertidumbre que comba la propia voz.

'No derrames tus lágrimas por nadie que viva en estas calles' parece dialogar con el ensayo 'El libro tachado', en el que Patricio Pron levanta un mapa de esa literatura extraviada, censurada, enloquecida o apartada

Tres personajes más completan una novela sinfónica. Se trata de tres miembros de la familia italiana Linden: el primero, en 1945, un hombre que se suma a la lucha partisana contra la ocupación nazi; el segundo, un integrante de las Brigadas Rojas en la Italia de 1977 y que será fundamental para reconstruir la historia de Borrello y Tomaso Linden, quien en medio de las protestas por la reforma laboral que recorren Milán en pleno 2014, cierra un recorrido a la vez que inaugura otro. En los libros de Pron hay algo que no desmigaja al lector del escritor, clave para las novelas bien escritas pero no relamidas; cultas pero no por ello pretenciosas… En otras palabras: libros que merecen ser llamados como tales.

-Lucca Borrello, el escritor fascista que protagoniza esta novela, aparece como el autor de El libro tachado. ¿Es un juego suyo? ¿Escribió ese libro?

-Sí, Lucca Borrello escribió El libro tachado. También es el autor de los libros que forman parte de la cuarta y quinta sección de la novela y que en efecto existen.

-Se lo pregunto porque El libro tachado es el mismo título que usó usted para su ensayo publicado por Turner acerca de autores y obras perdidas, frustradas…

-Una de las cosas que la novela sugiere es que los libros probablemente no pertenezcan a sus autores sino a quienes se apropian de ellos.

Esta novela pone en cuestión los límites entre ficción y realidad con los que prescriptivamente leemos la literatura

-Ya, pero hay algo más.... El libro tachado, como la novela, ahonda en la incertidumbre sobre la propia voz.

-Esta novela pone en cuestión los límites entre ficción y realidad con los que prescriptivamente leemos la literatura. En el fondo hay algo más complejo detrás y las novelas que a mí me gustan son las que plantean eso. Una división canónica sobre una cosa u otra deja cosas fuera: la incertidumbre, la desaparición de aquello que cae en el medio o fuera de ambas categorías.

-Hay equivalencias entre lo político y lo literario. Algo así como del manifiesto de Marinetti al poema futurista, la fórmula militante escondida en ambos. El tono voluntarioso de uno borra al otro. Ya sabe, todo muy siglo XX, muy de las vanguardias.

-Los vínculos entre literatura y política han existido siempre. Hay escritores fascistas, franquistas, de derechas… La razón por la que nos cuesta tanto abordar la relación entre literatura y política es porque no tomamos en cuenta que, aunque discurren de forma paralela, la política y la literatura ocupan tiempos distintos. La política es la coyuntura y la urgencia, la literatura transcurre de manera subterránea, es una historia de los cambios en las mentes, sus efectos son más duraderos.

-Ya, pero lo dramático es que Lucca Borrello desaparece en ambos territorios: en la política y la literatura. Es apartado como escritor fascista y desaparece dentro de su propia obra.

-La desaparición de Lucca Borrello se puede pensar como la conclusión del proyecto vanguardista, aquello de fusionar arte y vida. Su desaparición es un acto artístico y pone de manifiesto que ambas instancias están mucho más vinculadas de lo que parece.

"La desaparición de Lucca Borrello se puede pensar como la conclusión del proyecto vanguardista, aquello de fusionar arte y vida"

-Ya, como lo de retirarse a jugar ajedrez a lo Duchamp.

-Hum, sí.

-Pero Borrello, a diferencia de Duchamp, no es un genio.

-Eso le corresponde decirlo al lector, sobre todo en la parte de los textos originales que forman parte de la novela. Borello tiene muchos defectos pero es valiente y un escritor valiente es lo más difícil de encontrar, porque necesita lectores valientes, que tampoco los hay.

-En sus ensayos, recientemente publicados, Natalia Ginzburg plantea que la verdadera muerte de la novela es la muerte del lector ¿Qué piensa?

-Efectivamente, como dice Ginzburg, la muerte de la novela es la muerte del lector. Soy un firme defensor de lo que Terry Eagleton llamó el movimiento de liberación del lector. Quien lee se apropia de los textos y les aporta sentido. Tenemos intuiciones sobre los libros pero no se manifiestan hasta que el lector nos lo devuelve.

-Volvamos a la trastienda de la novela. En ella dice que el crimen sólo puede narrarse a través de la vida de quien lo presencia, del testigo. A Borrello lo rodean los testigos, incluyendo el lector. 

-Esa es una idea de Claude Lanzmann, el cineasta de Shoá: la única forma de narrar un crimen no es contándolo, sino narrando las vidas de quienes lo han presenciado. Eso está muy presente en la novela. No deseaba que esta fuese una novela explícita. Buscaba más preguntas que respuestas. Primero porque es lo que tengo, preguntas y no respuestas. Y en segundo lugar, porque creo en la superioridad de la pregunta frente a la respuesta.

"La única forma de narrar un crimen no es contándolo, sino narrando las vidas de quienes lo han presenciado"

-El epígrafe de Gramsci lo cubre todo. Y además, la idea de monstruosidad se imprime en quien la presencia. ¿Adónde conduce el monstruo?

-Apunta a la idea de que la monstruosidad es lo único que caracteriza a un sujeto frente a sus congéneres. La monstruosidad también se contagia por la condición de ser testigo de la monstruosidad. El testigo pasivo ante el crimen se convierte en criminal. Los tiempos en los que habla Gramsci, el del mundo que no acaba y el que está por surgir, lo vivimos todos. Hoy vivimos en un tiempo así. De hecho, esta es la novela que más habla del presente de las que he escrito.

-Las vanguardias y su concepción moderna del ilustrado voluntarioso son lo suficientemente irritantes como para que pertenezcan a un siglo extinto.

-Tienen un costado pedante e insoportable y una candidez que puede ser tan enternecedora como irritante, además un costado ridículo que a mí no me desagradaba poner de manifiesto en el libro. Pero también me parece que de entre todos hay uno que es consecuente con la idea de las vanguardias: se condena y se salva, y salva a otros por esa adhesión.

-Es raro que la ficción continúe un libro de ensayo. Sin embargo, No derrames tus lágrimas completa El libro tachado. Dónde comienza y dónde termina esa relación.

-Con El comienzo de la primavera y concluye ahora.

-¿Concluye en verdad? ¿Cómo está tan seguro? 

-Mi intuición es que sí concluye. Sí creo que esta novela compone un díptico con El libro tachado. Las atraviesan las mismas inquietudes, creo que comencé a pensar en esta novela al tiempo que escribía El libro tachado.

-En esta novela, como en su ensayo, predomina la desaparición del autor

-Como están de moda las trilogías, se puede pensar que esta novela hace trilogía con El comienzo de la primavera. O incluso, podemos hacer una pentalogía con Caminamos en sueñosEl espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia.

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