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Cultura

Un juez da la razón al Thyssen: el Pissarro expoliado por los nazis se queda en el museo

El lienzo Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia (Rue St. Honoré, aprés-midi. Effet de pluie),

Un juez federal de Los Ángeles ha rechazado la demanda con la que una familia judía pretendía recuperar el cuadro Rue St. Honoré, aprés-midi. Effet de pluie (Calle St. Honoré por la tarde. Efecto de lluvia), del pinor impresionista Camille Pissarro, y que desde finales de 1992 se exhibe en el Museo Thyssen de Madrid. Se trata de una obra malvendida por su dueña original para conseguir un visado que le permitiera salvar la vida, en 1939.

Tal y como informó The New York Times esta semana, noticia de la que se hizo eco también El País, el juez John F. Walter, del Tribunal de Distrito de Estados Unidos, rechazó un reclamo interpuesto por los familiares de Lilly Cassirer, quien demandó al museo y a España con el objetivo de conseguir que el cuadro fuese devuelto o que se adjudicara una compensación por daños y perjuicios. Fallecida hace más de cuatro años, la demanda la llevan sus familiares.

La obra, fechada en 1897, perteneció en su día a Lilly Cassirer, una acaudalada mujer judía que se vio obligada a desprenderse de la tela en 1939 por 360 dólares para conseguir un visado que la sacara del país y huir de la deportación a un campo de concentración nazi. Hoy, sus descendientes viven en Estados Unidos.

El cuadro fue adquirido en 1976 por el Barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza y casi tres décadas después, en 2000, fue descubierto por casualidad en la primera planta del museo por Claude Cassirer, nieto de Lilly. Cinco años más tarde, la familia demandaba en los tribunales californianos a España y al museo exigiendo su restitución.

El Museo de Arte Thyssen-Bornemisza siempre se negó en repetidas ocasiones a cualquier posibilidad de renunciar al cuadro. Pintado por Pissarro (1830-1903) en 1897, el cuadro fue comprado en 1976 en una galería de Nueva York por el barón Thyssen-Bornemisza, cuya colección fue adquirida en 1993 por el Estado español. El Museo de Arte Thyssen-Bornemisza y el Estado español estiman que toda demanda de restitución debe ser presentada ante la justicia española y no ante un tribunal estadounidense. 

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