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Cultura

Salman Rushdie regresa con una novela para curarse de tanta verdad

El escritor Salman Rushdie regresa con una nueva novela, que llegará a España en noviembre publicada por Seix Barral.

Cuando el ayatolá Jomeini puso precio a la cabeza de Salman Rushdie por la novela Los versos satánicos -2.800.000 dólares-, el escritor se vio obligado a vivir oculto durante once años bajo la falsa idenidad de Joseph Anton. Tuvieron que transcurrir más de dos décadas para que Rushdie fuera capaz de extraer alguna redención de aquel infierno. Lo hizo con unas memorias publicadas en 2012.

Tres años después, el novelista se da el permiso de curarse de tanta verdad con un libro que entra, de lleno, en el corazón de la ficción

Tres años después, el novelista se da el permiso de curarse de tanta verdad con un libro que entra, de lleno, en el corazón de la ficción. Se trata de Dos años, ocho meses y veintiocho noches, su más reciente novela, que se publica en Estados Unidos el próximo 8 de septiembre, y llegará a España en noviembre, publicado por Seix Barral.

En esta ocasión, Rushdie confecciona un artefacto cuya esencia proviene del relato como punto de partida de todo cuanto ha ocurrido en la historia del hombre. Es justo ahí: en el mecanismo del que narra, del que cuenta, de aquel que deja testimonio en un lugar donde se funden la verdad y la fe, lo mágico y lo real. Rushdie escudriña en la necesidad que tiene el ser humano de narrar e imaginar, una pulsión tan fuerte como aquella que empuja a creer o amar.

Según explicó el propio Rushdie en una entrevista concedida al diario The New York Times, con esta novela quiso volver a la pasión que desde pequeña ha sentido por la ciencia ficción y el mundo mágico. "Cuando era niño era adicto a la ciencia ficción. Fue uno de mis primeros intereses como escritor y sólo me he tomado un largo periodo volver a ello. Además, fue una reacción a escribir mis memorias", dijo al periódico norteamericano. Después de dos o tres años estaba “enfermo de tanta verdad”.

El británico busca con Dos años, ocho meses y veintiocho noches volver a sus grandes temas, los que vertebran su obra

Sin embargo, en esta novela Rushdie se permite algo más que la relojería de la ficción. El británico busca con Dos años, ocho meses y veintiocho noches volver a sus grandes temas, los que vertebran su obra y dan sentido a su narrativa: la reflexión sobre lo aparentemente mágico como mecanismo para fijar una realidad política e histórica; la religión como ventanal o callejón; el tiempo –sí, ese tiempo que él hizo estallar en Los hijos de la media noche- como material literario y filosófico.

La historia comienza en la España del siglo XII, con el filósofo y médico andalusí Averroes enamorándose sin darse cuenta de una bella mujer, Dunia, que es un genio. Será ella quien traslade la historia a Nueva York, donde sus descendientes descubrirán que tienen poderes especiales. Según aseguran los editores de Rushdie, este libro “plantea el enfrentamiento entre la razón y el fanatismo en la era de la extrañeza”. Y para conseguirlo, el británico busca el mecanismo del relato según la lógica y la naturaleza de Las mil y Una noches. Scherezade, aquella que narra para evitar la muerte de otro, aparece como ese autor en la sombra en el que Rushdie ilumina una respuesta. "¡Cómo no enamorarse de alguien que civilizó gente salvaje contándoles historias!", aseguró al respecto en la entrevista antes citada.

Lo mitológico actúa como hilo y metáfora de distintas historias: un jardinero que descubre que sus pies ya no tocan el suelo, un dibujante de cómic que se convierte en superhéroe, un bebé que identifica a los impuros marcando a los corruptos con erupciones en la piel. Según adelanta la crítica anglosajona, Rushdie extrae y recupera lo mejor de sí mismo en esta nueva entrega. Autor de once novelas, el británico se dio a conocer con su segunda novela Los hijos de la media noche (1981), ganadora del Booker Prize. Sin embargo, su nombre saltó con inusitada relevancia a la opinión pública debido al impacto mediático de su novela Los versos satánicos, cuyo mordaz tratamiento del Islam le valió no sólo la censura sino la fatwa que instaba a su ejecución por considerársele un "blasfemo".

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