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Cultura

Una noche de los libros que comenzó pronto, los abucheos a Wert y el Sant Jordi superventas: ¿lo peta la literatura?

Desde muy pronto el madrileño barrio de las Letras se convirtió en bullicioso itinetario libresco.

En Madrid la Noche de los Libros comenzó pronto: a las once de la mañana. A esa hora trasegaban por el Barrio de las Letras ráfagas de viandantes que seguían los pasos de Cervantes, Lope de Vega o Quevedo… lo más granado del Siglo de Oro diseminado entre las calles en las que antes se enfrentaban a espadazos o componían endecasílabos y ahora hacen lo que en un parque temático: hacer de figurantes.

Con ésta, ya son diez las veces que se celebra La Noche de los Libros, una especie de Primavera Sound literario en el que se desarrollan más de 600 actividades con editores, periodistas, escritores, críticos y lectores. Este año, claro, por celebrar década, el asunto fue a más. Desde los escritores tiernitos de la treintena reunidos en Lavapiés hasta Kureishi en la Puerta del Sol.

Pero vamos, que la demasía no es atributo y, en este caso, un programa que incluía encuentros con 528 escritores, 207 librerías abiertas hasta medianoche y 109 bibliotecas en jornadas de puertas abiertas, supuso una especie de rave del papel impreso. ¡Que todo sea por el libro…! pero, hay que decirlo: el itinerario resultaba imposible de cumplir.

Mientras a las 19.45, en Alcalá 31, Manuel Vilas, Rodrigo Fresán, Agustín Fernández Mallo y Toni García Ramón hablaban del peso narrativo de las series de televisión, en Alonso Martínez ofrecía tertulia Ray Loriga, pero también Javier Gomá en la calle Joaquín María López; González Suárez en Antón Martín y Manuel Vicent en la Alberti.

Cervantes, Wert y pedorreta

El Do de pecho lo dio el Premio Cervantes 2015, Juan Goytisolo, al comenzar la tradicional lectura continuada del Quijote en el Círculo de Bellas Artes. “Me parece muy bien esta iniciativa porque es una manera de que la gente lea más", dijo, sucinto, después de un día en el que se despachó a gusto en el Paraninfo de Alcalá de Henares; aquel discurso breve pero fulminante le dejó sin embargo alguna energía para seguir con la maratón libresca.

Tras él, otras personalidades leyeron fragmentos de la obra, como la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría o el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, quien fue  abucheado con enjundia por el público asistente.

Los rockstars de la literatura

Los escritores Amy Tan y Hanif Kureishi, las estrellas de esta décima edición, comenzaron la noche literaria en la plaza Sánchez del Bustillo, un espacio urbano que se ha convertido en un gran salón de lectura al aire libre desde por la mañana y que ha albergado sofás, sillones y mesitas en pleno asfalto para invitar a los madrileños a sentarse y leer. Los dos escritores han leído en la plaza un fragmento de su obra para dar el pistoletazo de salida a la celebración. A ellos se sumó un centenar de entusiastas lectores y curiosos.

¿Lo peta la literatura?

En el Espacio Leer, una decena de jóvenes escritores hablaron de su quehacer literario, pero también de los obstáculos, retos e incluso desventajas, de ser un joven escritor. A veces ñoños, y en otras muy lúcidos, formularon en voz alta algunos ser o no ser de la vocación letrada en tiempos de burbuja editorial…  ¿Novela a lo siglo XIX o auto-ficción? ¿Cofradía o generación atomizada?

Juan Soto Ivars, eléctrico e impertinente como sólo él sabe, soltó perlitas que desentumecieron el moderado debate. “Pero… si la literatura ya no lo peta –espetó flequillo de por medio-. ¿Quién quieres que te lea: la gente o los otros 15 escritores que pueden hablar de ti?”. No iba mal encaminado Soto Ivars, quien incluso llegó a asegurar que, malacostumbrada por Javier Marías, su generación heredó aquello de “echar la bronca a la gente por no leer”.

Mucho más comedidos, los escritores y periodistas Ignacio Peyró y Jorge Bustos, enfocaron el debate en otros terrenos. Peyró habló de la vocación de la novela actual –apartada del artefacto total del siglo XIX- y Bustos dejó en el aire la pregunta: “Dentro de 40 o 50 años, cuántos de estos escritores que hoy son nuevos, pasarán a la historia”. Entonces se armó la gresca sentimental: ¿Por qué Galdós vendía más si no existían ni siquiera personas alfabetizadas? “Venga, idealizamos el pasado”, respondió Juan Gómez Bárcena.

Sobrio, pero no por ello condescendiente, Alberto Olmos metió la puntilla y le dio puntapié al mea culpa, al relativizar la supuesta novedad de la autoficción, mientras Sergio del Molino zanjó, a lo bestia: “El hecho de estar en un mundo en extinción te da el privilegio de escribir lo que te da la gana”. Pero el asunto fue pervirtiéndose: que si la prensa cultural ya no es lo que era, que si el Twitter ni las redes sociales no sirven para ganar lectores, que no se puede vivir de esto.

Hasta que Juan Gómez Bárcena, cortó por lo sano: “Pero si parecemos un grupo de filatélicos que se quejan porque la gente no colecciona sellos. Que llevamos todo el rato hablando de dinero, de mercado, de lectores, pero no de literatura”.

Sant Jordi superventas

Los escritores María Dueñas, David Trueba, Xavier Bosch y Sílvia Soler figuraron entre los autores más vendidos en la festividad literaria de Sant Jordi, según los datos facilitados por el Gremio de Libreros.

En ficción en castellano, la novela más vendida sería La templanza, de María Dueñas; seguidas por Blitz, de David Trueba; Hombres buenos, de Arturo Pérez-Reverte. También El tesorero, cómic de Francisco Ibáñez con la última aventura de Mortadelo y Filemón; y "El mundo azul. Ama tu caos", de Albert Espinosa.

Según el Gremio de Libreros, en no ficción en castellano los más vendidos han sido dos libros de cocina, "Grandes platos para todos los días" y "MasterChef Junior", ambos de Shine, seguidos por "Yo fui a EGB 2", de Javier Ikaz y Jorge Díaz; "De lo peor, lo mejor", de Auronplay; y "Destroza este diario", de Keri Smith.

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