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Cultura

¿Por qué 'Ocho apellidos vascos' ha sido un gran éxito? Ocho razones lo explican

La película fue estranada el 14 de marzo.

El asunto más sencillo no puede ser. Un señorito sevillano (Dani Rovira) atraviesa España para buscar a una joven vasca (Clara Lago) de la que se ha enamorado. Para conquistarla, hará todos los esfuerzos para hacerse pasar –todo lo que un andaluz puede- por vasco, empezando por los apellidos: Gabilondo, Urdangarin, Zubizarreta, Arguiñano, Igartiburu, Erentxun, Otegui y Clemente. De ahí parte el argumento de Ocho apellidos vascos.

La película de Emilio Martínez Lázaro, que en su estreno logró 2,7 millones de euros de ingresos, tuvo un presupuesto de apenas 3 millones de euros. Pero la cosa no termina allí, un mes y 6,5 millones de espectadores después, Ocho apellidos vascos ha recaudado más de 38 millones de euros y consigue la presea: se convierte en la película más vista del cine español. Hasta el Senado han llegado los chascarrillos, cuando el el portavoz del PNV, Jokin Bildarratz, ha tirado del argumento para hablar del derecho a ser diferente y tolerarse.

¿Dónde está la clave? ¿Cuál ha sido el secreto de esta película? He aquí algunas de ellas; una por apellido.

  1. El paraguas de Telecinco. Al igual que Lo imposible, de Bayona o Celda 211, Ocho apellidos vascos cuenta con la participación de Telecinco Cinema, productora de Mediaset España, uno de los grupos mediáticos más potentes en lo que a visibilidad, promoción y publicidad se refiere. Una combinación segura si a eso se suma la colaboración de ETB y CANAL+.
  2. La actualidad, el mayor aliado. "Llevo 45 años en esto y nunca había visto nada igual. No es que esté arrasando, es un auténtico tsunami. "Que 10 millones de espectadores se rían de un tema tan conflictivo en España es muy sano", dijo el presidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho a finales de marzo. Razón no le falta, la película se estrena en un momento en el que el debate sobre los nacionalismos alcanza su punto álgido, en este caso, con Cataluña. Razón de más para que el elemento humor –la gente quiere reírse, necesita desconectar- haga saltar la chispa.
  3. La comedia, un género amable, pero… Si fuera solo por el género, ya sea comedia romántica o comedia a secas, ¿por qué Tres bodas de más no tuvo el mismo efecto? Como ya lo hicieron la francesa Bienvenidos al norte o la italiana Bienvenidos al sur, Ocho apellidos vascos retoma la picaresca alrededor de los tópicos regionales. Nada más digerible que una caricatura –las cosas se abocetan, se exageran-, porque entra fácil y no es pesada.
  4. Padrinos de lujo. A Ocho apellidos vascos le han salido un montón de defensores famosos, que se han convertido en sus mejores padrinos. El escritor Arturo Pérez-Reverte, la definió con amables y –en su caso especialmente- sorprendentes palabras: “Deliciosa, fresca y muy recomendable”; Pedro Ruiz la definió como “una película estupenda y un servicio impagable a la convivencia”, y Christian Gálvez, Juan Antonio Bayona, Jordi Évole y hasta Forges, hablaron bien de ella.
  5. Un director con trayectoria y reparto televisivo. Emilio Martínez Lázaro no es un recién llegado, esta es su décimoquinta película. Y ha sabido escoger un reparto con muchísimo tirón, comenzando por uno de sus protagonistas, Dani Rovira, célebre por sus programa B&b o El club de la comedia, además de la televisiva Carmen Machi. Además, claro, se rodea por si fuera poco de un equipo que venía de encestar –discretamente, pero encestar al fin y al cabo- con películas como Pagafantas o No controles. 
  6. Para todos los públicos. El tema daba para mucho humor negro y acidez, pero los guionistas prefirieron sacrificar agudeza por público, así optaron por un guión más amable que pudiesen entenderlo espectadores muy distintos entre sí. La película está escrita y dirigida para que pudiera ser apreciada por igual por un público de niños de siete años hasta otro de 70.
  7. Efecto bola de nieve. Aunque no las tuvo todas consigo en un comienzo con la crítica, Ocho apellidos vascos consiguió capitalizar una empatía entre el público y supo jugar, muy bien, la baza de las redes sociales, a las que consiguieron sacarle el jugo. Algunos medios se hacen eco de la explicación del boca a boca, habría que decir entonces el tuit a tuit.
  8. El empujoncito de la Fiesta del Cine. Jamás una película en España había conseguido, no sólo un buen estreno, sino el crecimiento imparable de sus cifras de taquilla. Comenzó con un índice de 2,7 millones en su primer fin de semana, llegó a 4,4 millones recaudados el siguiente, subió hasta los 17,2 millones y ya sobrepasa ya los 38. Sin duda, estar en la cartelera que coincidió con la Fiesta del Cine de este año sirvió, justamente, no para una recaudación potente –eran 2,90 la entrada- sino porque consiguió montarse en la cresta de la ola de espectadores que esos días acudieron masivamente a las salas de cine.

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