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Cultura

El electricista que robó el Códice acusa a responsables de la Catedral de robo y prácticas sexuales

Quien pega primero, pega dos veces. Así pareció pensarlo el pasado 14 de febrero José Manuel Fernández Castiñeiras, el autor confeso del robo del Códice Calixtino, quien entregó al  juzgado que instruye su causa un manuscrito de 15 folios en el que acusa a los responsables de la Catedral de Santiago de robo y de prácticas sexuales dentro del templo.

En el texto, que  fue presentado ante el juzgado número 2 de Santiago, Castiñeiras denuncia el aprovechamiento de las ofrendas religiosas y robo de dinero. Sin embargo, insiste en que su relato es apenas una parte de las muchas cosas que pudo presenciar: "La gente no llega nunca a enterarse de lo que yo he vivido y visto, por eso pido declarar ante el juzgado para poder manifestar lo que ahora digo en este escrito”. A lo largo de los 15 folios se refiere también Castiñeiras a casos de prácticas sexuales que iban "más allá de lo humanamente paternal".

El deán Segundo Pérez –sustituto de José María García, quien dimitió en diciembre de 2012- ha evitado hacer comentarios al respecto, no así el Cabildo de la Catedral, que denunciará en los tribunales a Fernández Castiñeiras  por "vulneración del derecho al honor, dignidad y fama".  

“Es totalmente falso”, dice el abogado de la Catedral, José Antonio Montero. Estas declaraciones "sólo persiguen desviar la atención de lo que es el objeto del procedimiento, no dudando para ello en ofender y ensañarse con quienes son las verdaderas víctimas, que quedan sometidas así a una doble victimización".

No cabe duda, sin embargo, de que las afirmaciones de Fernández Castiñeira han logrado atraer nuevamente la atención sobre la Catedral. Sus representantes dicen no estar sorprendidos, pues se esperaban un ataque de este tipo.

Castiñeiras, electricista de profesión, prestó sus servicios como autónomo durante 25 años en la Catedral y en julio de 2011 sustrajo del templo el manuscrito del Códice Calixtino, el cual fue hallado un año más tarde, envuelto en periódicos, en un garaje de O Milladoiro (A Coruña) junto a 1,2 millones de euros y El libro de las horas, que también había sido robado de la catedral junto a otros manuscritos.

En la actualidad, Castiñeiras está en libertad provisional con obligación de comparecer cada lunes en el juzgado y a la espera de juicio. Después de su confesión y hasta que no finalizó la instrucción estuvo encarcelado en la prisión coruñesa de Teixeiro. Ahora el electricista parece muy dispuesto a volver sobre un caso que acaparó la atención de la opinión pública por la forma en que ocurrieron las cosas -¿por qué un electricista tenía en su poder las llaves que dan acceso a tan importantes documentos?- y también por la importancia del manuscrito sustraído.

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