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Cultura

El Cervantes, un premio masculino, mexicano y catalán

El barcelonés Eduardo Mendoza, premio Cervantes 2016. El mexicano Octavio Paz (1981), el barcelonés Juan Marsé (2008) y el gaditano Rafael Alberti (1983) Javier Martínez/ Teresa García

Es el premio más importante que se concede a los escritores iberoamericanos. Creado en 1975 por el Ministerio de Cultura de España, el Premio Cervantes reconoce la trayectoria de un autor que con el conjunto de su obra haya contribuido a enriquecer el legado literario hispano. El 23 de abril, día en que se conmemora oficialmente la muerte de Miguel Cervantes, se hace acto de entrega en una ceremonia en la Universidad de Alcalá de Henares presidida por los reyes de España. En esta ocasión recae en la poeta uruguaya Ida Vitale.

Qué rasgos definen al Premio Cervantes. Tres muy definidos: es un premio masculino, mexicano y catalán. En ese orden. El palmarés ha quedado democráticamente repartido a ambos lados del Atlántico: 20 escritores españoles y otros 20 hispanoamericanos. Pero en esa aparente equidad, algunos reinan sobre otros. México ocupa el podio latinoamericano como el país con más escritores reconocidos: el primero de ellos, Octavio Paz, en 1981, así como Carlos Fuentes (1987), Sergio Pitol (2005), José Emilio Pacheco (2009), Elena Poniatowska y Fernando Del Paso (2015). Disputado claro, con los argentinos, que pierden por un autor, pues tiene cuatro: Borges (1979), Ernesto Sábato (1984), Bioy Casares (1990) y Juan Gelman (2007).

Entre los españoles empatan los escritores andaluces y catalanes. Del primer grupo: los granadinos Luis Rosales (1982) y Francisco Ayala (1991), la malagueña María Zambrano (1988) y el jerezano Caballero Bonald (2012). Del segundo, los barceloneses Juan Marsé (2008), Ana María Matute (2010), Juan Goytisolo (2014) y Eduardo Mendoza (2016). En sus últimos años, el Cervantes ha hecho énfasis en los catalanes. La simetría regional, repartida a ambos lados entre españoles y latinoamericanos, se estropea al cambiar de coordenada al constatar que de esos cuarenta premiados, 36 son hombres y apenas 5 son mujeres. La primera en recibirlo fue María Zambrano, en 1988; le siguió la cubana Dulce María Loynaz, en 1992; Ana María Matute, en 2010 y Elena Poniatowska, en 2013. La más reciente, la uruguaya Ida Vitale, que lo recibirá esta semana.

Vitale nació en Motevideo el 2 de noviembre de 1923 y ha dedicado sus 95 años de vida a luchar por que la poesía sea 'para todos'. Crítica, ensayista y traductora, pertenece a la generación dorada de la gran literatura uruguaya de los años 40, posee el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2015) y hace apenas dos meses fue reconocida con el Premio Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) de Literatura en Lenguas Romances 2018 por haber 'enriquecido la lengua española'. Considerada miembro de la llamada 'Generación del 45', junto con Mario Benedetti, Juan Carlos Onetti, Carlos Maggi o Idea Vilariño. Estudió Humanidades y tuvo como profesor a José Bergamín.

No es el único galardón con tan evidente disparidad, incluso teniendo muchas menos ediciones. En los 115 años de historia de los galardones, otorgados por la Real Academia Sueca de Ciencias, la Academia Sueca, el Instituto Karolinska y el Comité Noruego del Nobel, solo 49 mujeres han conseguido el galardón frente a 833 hombres. De ese total, apenas 14 escritoras han recibido el reconocimiento. La primera fue la chilena Gabriela Mistral, logró el Nobel de Literatura y lo hizo en 1945. Le siguieron, entre algunas de ellas, Nelly Sachs (1966), la sudafricana de origen judío Nadine Gordimer (1991)Toni Morrison fue la segunda estadounidense en recibirlo (1993), la poetisa polaca Wislawa Szymborska (1996), la austriaca Elfriede Jelinek (2004), la británica Doris Lessing (2007), la rumanoalemana Herta Müller (2009), la canadiense Alice Munro (2014) y la periodista bielorrusa Svetlana Alexiévich (2015).

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