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Cultura

Adiós a un 'ciclo de Oro': Luís Homar sustituye a Pimenta al frente de la CNTC

Helena Pimenta, en una fotografía de archivo.

Después de ocho años al frente de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, de reabrir su sede en la calle príncipe y tras conseguir aumentar en más de 10% las funciones y la taquilla de la mejor dramaturgia del Siglo de Oro, Helena Pimenta será sustituida por el actor y director teatral barcelonés Lluís Homar.

La directora general del Instituto de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem), Amaya de Miguel, quien está al frente del organismo dependiente del ministerio de Cultura y Deporte, ha hecho el anuncio este miércoles El proceso de selección, que se abrió el 12 de febrero y se cerró el 25 del mismo mes, "se ha realizado atendiendo el Código de Buenas Prácticas del Inaem y al Estatuto de la unidad artística, con la participación del Consejo Artístico del Teatro", según un comunicado difundido por el INAEM.

Los contratos de los directores de las unidades de producción del Inaem - CNTC, Ballet Nacional de España (BNE) o Compañía Nacional de Danza (CND), entre otros- eran en un principio para cinco años prorrogables otros tres. Pimenta (Salamanca, 1955) firmó su prórroga de tres años en julio de 2016, al mismo tiempo que José Carlos Martínez al frente de la CND.

Una mujer de oro

Hace ya ocho años, en 2011, en uno de los momentos de mayor incertidumbre para l cultura tras los severos recortes spor la crisis, Helena Pimenta asumió las riendas de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC). Desde entonces, consiguió revisitar autores fundamentales del siglo de Oro español, aumentar el público y hacer retumbar aquello que desde hace 400 años nos habla en verso y a gritos.

A Segismundo lo transformó en una mujer, pura entraña y dolor para un ser humano a quien Calderón de la Barca le dio el valor para elegir ser bueno en La vida es sueño. Apoyó a Blanca Portillo en una relectura nada indulgente del Don Juan Tenorio. Acompañada de dramaturgos como Juan Mayorga, ha conseguido exprimir de los clásicos la gota vital, eso que permite que, aún después de siglos, se mantuviesen vigentes.

Nacida en Salamanca, en 1955, Helena Pimenta dejó su labor como profesora de instituto a los 21 años para dedicarse al teatro. Desde 1986 trabaja en el campo de la dirección de escena, donde ha recibido numerosos premios, entre los que destaca el Nacional de Teatro en 1993, concedido a Ur Teatro-Antzerkia, compañía que fundó en 1987. Entre los clásicos que ha dirigido destacan Molière, además de su famosa trilogía sobre William Shakespeare: Sueño de una noche de verano (1992), Romeo y Julieta (1995) y Trabajos de amor perdidos(1998), que luego amplió con otros títulos del autor británico. Pimenta ha hecho teatro ahí donde ha podido y querido: desde naves y fábricas hasta los mejores teatros.

A Pimenta no sólo la respalda una sensibilidad. Ni siquiera su carácter persistente y fibroso, trabajador y -como ella dice- peleón. Una realidad más sólida la sostienen los hechos. A pesar de las condiciones adversas -la crisis, el aumento del IVA- con ls que comenzó su gestión, para la temporada 2014-2015 la CNTC había alcanzado ya  194.637 espectadores: 30% más que en 2013. 

El suyo ha sido un teatro de vocación política, que recuperó el espacio común. Un teatro dispuesto a comunicar, a remover con la potencia de lo bello y a acercar entre sí a quienes en una sala oscura todavía pueden emocionarse con la dimensión que adquiere el lenguaje cuando se convierte en escena. "El teatro es un arma cargada de presente, porque siempre estamos buscando. El teatro es el espacio en el que no podemos renunciar a reconocernos con nuestros iguales",aseguró en una entrevista concedida a Vozpópuli. .

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