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Los recuerdos para reconciliarse con el pasado: ¿cómo funciona la memoria?

A medida que vamos evolucionando en la vida, necesitamos tener y crear una identidad personal y social, y todo lo que compete a los recuerdos ayuda a crear esa identidad.

Bucear en las emociones puede servir para reconciliarse con el pasado, para sacar del armario unas vivencias que creíamos olvidadas y para dar a conocer a los nuestros cómo ha sido nuestra vida.

Un periodista y escritor especializado en autobiografías, un psicólogo clínico y dos médicos gerontólogos profundizan en lo que supone emocionalmente echar mano de la memoria y en el valor que tiene este ejercicio para las personas mayores y sus descendientes.

“Todas las vidas merecen un libro”, defiende el periodista Luis Mínguez Santos, quien en los últimos años ha entrevistado a más de 40 personas para escribirles el libro de su vida.

El recorrido completo y exhaustivo que tienen que hacer de su existencia tiene, en su opinión, un “significado de balance absoluto”.

“Nuestros autobiografiados, cuando se meten en esta aventura de poner sobre el papel sus vidas, hacen balance, y ese balance tiene bastante de terapéutico, de introspección, de buceo, siempre con un tinte positivo, porque para tener el anhelo de escribir tu vida, tienes que estar reconciliado y, más o menos, satisfecho con lo que te ha sucedido”.

La mayoría de las personas que se adentran en este proyecto tienen más de 60 años, en muchos casos, en torno a 80, pero hay excepciones, una joven francesa de 19 con una dura historia familiar

La mayoría tienen más de 60 años, en muchos casos en torno a los 80, aunque hay excepciones como el de una una joven francesa, de 19, con una historia familiar muy dura detrás.

Invidente casi desde su nacimiento, contactó desde Francia con Luis Mínguez a través de Internet porque quería dejar plasmado en un texto todo lo que le había ocurrido en su corta existencia.

Pero mayoritariamente, Luis Mínguez escribe por encargo de los hijos, unos hijos que no quieren que se pierda la historia familiar. Desean conocer todos los detalles de sus orígenes, desde los más profundos hasta los más nimios.

De dónde eran sus abuelos, en qué trabajaban, cómo pasaron la Guerra Civil, si tenían hermanos, en qué circunstancias se enamoraron sus padres, si les gustaba bailar, cuál fue el gran susto de su vida, o su mayor disgusto o la inesperada alegría...

Dada la edad de la mayoría de los autobiografiados, para este periodista, que fue director de noticias en una televisión autonómica en España, resulta “muy enriquecedor conocer sus vidas porque supone un recorrido por la historia de la España reciente”.

Dejar un legado sobre la vida para cuando uno ya no está es un proyecto atractivo y valioso para muchas personas

“En muchos casos el episodio de la Guerra Civil es determinante, porque algunos se quedaron huérfanos de niños, con todo lo que esto conlleva de limitación sentimental, incluso de problemas económicos...”.

El punto de partida para escribir las autobiografías son las entrevistas personales. A sus recuerdos, y en ocasiones los de sus familiares, se suma una selección de fotografías y una tarea de investigación en hemerotecas y archivos para contextualizar el relato en el momento histórico que les ha tocado vivir.

¿Cómo funciona la memoria?

Coordinador del grupo de trabajo de neurología de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), el doctor Enrique Arrieta Antón señala que lo primero que hay que entender es cómo funciona la memoria, qué son nuestros recuerdos, cómo los guardamos y cómo los recuperamos.

La memoria, explica, es una función muy compleja en la que intervienen varias tareas cognitivas: “para que nosotros podamos recordar algo, lo primero que tiene que existir es que recibamos alguna información a través de nuestros sentidos, normalmente de la vista, o del oído...”.

Hacer un balance de la vida es, en ocasiones, una necesidad vital que aparece al ir cumpliendo años, para dar sentido a la continuidad y trascendencia a nuestro paso por el mundo

“Luego está el hecho de que prestemos atención a esa información, que focalicemos, que tengamos un nivel de alerta y seamos capaces de centrarnos en ese estímulo o información y, una vez recogido, hay que guardarlo y codificarlo”.

"Se puede -explica Arrieta- guardar de una manera superficial o más profunda, por ejemplo, atendiendo al significado de las cosas, así se pueden guardar recuerdos por características como la forma o el color, o en función del significado".

Se puede entender, comparando la memoria con un armario: ”Podemos guardar cosas de cualquier manera en un trastero y es muy difícil encontrarlas, o en un armario ordenadas y resulta más fácil hallarlas”, indica.

Por eso, defiende, es tan importante "el proceso de codificación de guardar nuestros recuerdos, y aquello a lo que hemos prestado más atención y procesado por varias modalidades sensoriales, que será lo que quede mejor grabado".

La revisión o balance de nuestra vida, considera este médico que por encima de todo se trata de una necesidad vital que surge cuando eres mayor

"Y todo lo vinculado a una experiencia emocional importante vamos a recordarlo mejor", afirma .

Necesidad vital cuando envejecemos

En cuanto a la revisión o balance de nuestra vida, considera este médico que por encima de todo se trata de una necesidad vital que surge cuando eres mayor, cumples años...

“Hay una necesidad de mirar hacia atrás, de ver que nuestra vida tiene un cierto sentido de continuidad y de trascendencia, de saber que lo que hacemos sirve para algo”, asevera.

Las personas mayores, además, se empiezan a plantear si lo que hicieron tuvo algún sentido, si había alguna motivación detrás, y les importa también como les van a recordar.

“Entonces lo que es terapéutico es hacer este proceso de una manera enriquecedora, siendo capaz de valorar lo bueno y separar lo malo”.

Pero si la revisión la lleva a cabo una persona con problemas de salud mental, por ejemplo muy depresiva, “es muy posible que recupere sobre todo sentimientos negativos y esto ya no puede resultar terapéutico”, opina.

También hay que tener en cuenta que una persona mayor ha tenido quebrantos importantes en su vida: han desaparecido amigos y familiares, ha perdido estatus en la sociedad, ha abandonado su actividad laboral… esas pérdidas "pueden conducir a un ánimo depresivo y agravar los efectos de esta revisión", dice Arrieta.

¿En qué consiste la pirámide de Maslow?

También para Pilar Regato, médico de familia y coordinadora del grupo de atención al mayor de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), tener que buscar en la memoria es un buen ejercicio para las personas mayores, porque es una etapa en la que se van perdiendo los recuerdos.

"Para ello hay distintos instrumentos que pueden ayudar mucho, como mirar álbumes de fotos, escuchar música y releer los periódicos de la época", explica.

"Pero lo fundamental es el respeto a los mayores y considerar su opinión, porque puede haber personas que no estén reconciliadas con su pasado o no quieran rememorar ciertas cosas”, añade categórica.

No obstante considera que es muy importante para los mayores, que así lo quieran, "dejar su testimonio, porque les hará sentir que su vida ha sido importante, que lo que han hecho y vivido se va a transmitir".

Para el psicólogo clínico y especialista en gerontología social, Juan Gonzalo Castilla Rilo, existe una necesidad primaria en todo ser humano que es la de "conocer y trasmitir cuáles son sus raíces".

"Se trata de una necesidad básica que ayuda a fortalecer el sentido de pertenencia a un grupo, lo que ayuda a construir mejor la identidad", comenta.

En la famosa pirámide de Maslow sobre la jerarquía de necesidades humanas, la pertenencia a un grupo, el afecto y la amistad se sitúan en el tercer escalón, pero es en el quinto, autorrealización, donde se ubica el legado que dejas en el mundo

“A medida que vamos evolucionando en la vida, necesitamos tener y crear una identidad personal y social, y todo lo que compete a los recuerdos ayuda a crear esa identidad...”, añade.

En este sentido, indica Gonzalo Castilla, "en la famosa pirámide del psicólogo estadounidense Abraham Maslow -en la que se establece una jerarquía de necesidades humanas- la necesidad de afiliación, de saber que perteneces a un grupo y lo que ello conlleva (amistad, afecto...) está en el tercer escalón".

"Esta necesidad tiene mucho que ver con el desarrollo afectivo y, si hay un vacío en este escalón, necesitas llenarlo para sentirte más completo”, indica.

Infografía de la Pirámide de Maslow

En la pirámide de Maslow, el primer escalón son las necesidades fisiológicas (alimentación, descanso, respiración, sexo...); el segundo, la seguridad, ya sea física, laboral, familiar, salud; el tercero, el ya mencionado de afiliación; el cuarto, reconocimiento, donde se sitúan el respeto o el éxito; y en el quinto, autorrealización, en el que se encuentran aspectos como la resolución de problemas o la aceptación de hechos.

"En este quinto escalón -señala Gonzalo Castilla- se ubica el legado que dejas en el mundo".

Dejar algo para la posteridad sirve, en este caso de los abuelos y su autobiografía, para mantener su identidad personal, su memoria autobiográfica y “para mejorar su autoestima”, asevera.

Aunque está estudiado que la mayoría de los relatos autobiográficos no son tan reales, “porque el ser humano fabula o se inventa para que quede mejor el capítulo de su vida, y son los recuerdos asociados a emociones fuertes los más perdurables”, concluye el experto.

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