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Motor

Toyota introduce el Mirai en Europa, pero no en España por falta de infraestructuras de hidrógeno

El MIrai se vende en Europa, aunque no en España de momento.

Impulsora de la tecnología híbrida, Toyota no se ha limitado en los últimos años a perfeccionar sus diferentes modelos movidos por la combinación de un motor de gasolina y otro eléctrico. Al mismo tiempo ha estado desarrollando uno de los sistemas llamados a convertirse en clara alternativa a los tradicionales motores de combustión, la pila de combustible, siempre y cuando se desarrolle la infraestructura necesaria.

Con el Mirai, Toyota logrará reducir aún más los niveles de emisiones contaminantes en su gama, una berlina que, alimentada por hidrógeno a alta presión, es capaz de proporcionar las prestaciones de un motor de gasolina equivalente pero emitiendo sólo vapor de agua por el escape. Una berlina cien por cien respetuosa con el medio ambiente capaz de recorrer sin repostar distancias próximas a los 500 kilómetros. Para recargar el depósito de hidrógeno, el Mirari necesita apenas tres minutos. Todo ello con un rendimiento que le lleva hasta los 154 CV, potencia que asegura un notable dinamismo en carretera.

El desarrollo no ha sido fácil, y el hecho de estar alimentado por un depósito de hidrógeno presurizado ha obligado a pruebas aun más intensas y exigentes de lo habitual. Miles de kilómetros en todo tipo de condiciones, desde el frio más extremo hasta las temperaturas más elevadas, y severas pruebas de colisión para asegurar la estanqueidad del hidrógeno han sido constantes en los 20 años de desarrollo, colaborando incluso con administraciones locales e investigadores de todo el mundo para asegurar que el Mirai en sencillo y práctico de repostar.

Las dimensiones del Mirari llegan a los 4,89 metros de longitud con una anchura de 1,81 metros, una berlina cuyo principal escollo para su desarrollo comercial llega de la propia infraestructura de repostaje y, por ello, la comercialización en Japón se retrasó algo más de lo deseado, desembarcando ahora en Europa en países como Alemania -donde cuesta unos 60.000 euros-, Dinamarca o Reino Unido, regiones en las que están desarrolladas este tipo de estaciones de servicio, conocidas como hidrogeneras. En España, de momento, no es viable su comercialización por falta de una apuesta clara por esta infraestructuras, con apenas cinco estaciones de repostaje en Zaragoza, Huesca, Albacete y Sevilla. 

Y es que el hidrógeno sigue siendo unos de los combustibles alternativos que tiene mayores posibilidades de cuajar en el futuro, un combustible que se puede producir a partir de una amplia variedad de fuentes de energía primaria, incluidas la energía solar y la eólica, y es fácil de almacenar y de transportar. Al comprimirse, ofrece una mayor densidad energética que las baterías.

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