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Nos subimos a los nuevos S90/V90, la respuesta de Volvo a las grandes berlinas alemanas

A diferencia del anterior S80, la nueva berlina de gama alta de Volvo cuenta ahora con variante familiar. Foto: Enrique Brooking

Los datos de ventas en España de este tipo de modelo no hablan de grandes volúmenes, pero sí sirven a las grandes marcas para exhibir su potencial a la hora de diseñar sus modelos más representativos. Audi comercializó en 2015 unas 2.500 unidades de sus modelos A6 y A8, prácticamente la misma cifra que BMW de sus Serie 5 y Serie 7, ambas por encima de los 1.600 Clase E y Clase S que Mercedes-Benz matriculó el pasado ejercicio.

Ahora, Volvo recupera un modelo para rivalizar de tú a tú con las berlinas alemanas, un S90 que llega ahora a los concesionarios este verano con variante familiar V90 incluida con el que tampoco espera grandes volúmenes (300 unidades este año y unas 1.100 en 2017), pero que le permitirá dar muestra de su potencial de desarrollo, apoyándose como siempre en la seguridad como su principal valor, aunque ahora con un estilo muy diferente a lo visto en sus últimas berlinas y, sobre todo, muy alejado de la sobriedad de su anterior modelo, el S80.

Mide casi cinco metros de longitud y su precio, 45.000 euros la versión diésel D4 de 190 CV, deja claro que sus rivales son las grandes berlinas alemanas. Para su desarrollo se ha aprovechado la plataforma de su también novedoso XC90. Fiel a su historia, la seguridad sigue siendo uno de los principales argumentos de la marca, adoptando todos los más modernos sistemas que contribuyen a reforzar uno de sus grandes pilares, al que ahora se une también todo lo referente a la conectividad.

Entre el equipamiento disponible incluye un sistema que mantiene el coche en el carril corrigiendo el volante que funciona hasta 130 km/h, un sistema de frenado de emergencia capaz de detectar además de vehículos animales grandes tales como ciervos o jabalís -responsables en nuestro país de cerca de 15.000 accidentes al año, la mayoría en carreteras secundarias-, y que es capaz de avisar primero y detener el coche después si el conductor no actúa. Cuenta con dos funciones para evitar la salida de las vía o reducir las consecuencias en caso de que se produzca (Run-off Road Mitigation y Run-off Road Protection), actúando sobre la dirección y los frenos para tratar de evitar que el coche se salga de la calzada si circula entre 65 y 140 km/h. Si nos salimos, el sistema tensa automáticamente los cinturones y un mecanismo en la banqueta del asiento absorbe parte de la energía que llega a la columna vertebral de los ocupantes. No falta, por supuesto, el programador de velocidad activo, la lectura de señales de tráfico, detección de vehículos en el ángulo muerto de los retrovisores, la advertencia de posible colisión por alcance, el sistema de aparcamiento semiautomático y un conjunto de cámaras que generan una imagen cenital del coche y sus alrededores.

Sus casi cinco metros de largo configuran un amplio interior, muy confortable delante y con mucho espacio en las plazas traseras como hemos comprobado sentados en él. Visualmente está muy bien logrado el interior, y los pasajeros de las plazas traseras disfrutarán de un trato exquisito. En el maletero, hay 500 litros de volumen, con mucha profundidad y razonable anchura para ofrecer una gran facilidad de aprovechamiento.

En marcha, quizás no ofrezca el dinamismo de modelos como el A8, pero su confort de marcha y la calidad de rodadura le sitúan en la misma órbita de los mejores representantes, como el Clase S de Mercedes o el Serie 7 de BMW. La dirección muestra gran suavidad pero resulta precisa a la vez, suficientemente rápida si buscamos una conducción dinámica pero siempre sintiendo como pisa sobre el asfalto. Las suspensiones han sido optimizadas para que el confort de bacheo sea muy elevado, transmitiendo a los ocupantes un trato de primera clase.

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