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Los turbios negocios de las monjas de Belorado: operaciones inmobiliarias, lingotes de oro y una S.L. "paralela"

El Arzobispado de Burgos ha puesto en conocimiento de las autoridades diferentes informaciones que han ido descubriendo con el paso de los meses

  • Foto de las monjas de Belorado -

Los tubios negocios de las exmonjas de Belorado (Burgos) vuelven a salir esta semana a la palestra tras conocerse que el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, tiene constancia de la venta de lingotes de oro por parte de la lideresa del grupo, Laura García de Viedma, conocida como sor Isabel de la Trinidad en su etapa como clarisa. Estos son propiedad de los monasterios, ahora representados legalmente por el clérigo de 59 años, por lo que la exabadesa se los habría apropiado de forma indebida. La operación, que ya investiga la Policía Nacional, se ha producido por un valor superior a los 250.000 euros y los compradores ya han sido avisados de que están obligados a "abstenerse" de realidar "cualquier tipo de actuación" con los mismos. Este nuevo escándalo se suma a todos los anteriores, que abarcan desde el cobro de la pensión de una religiosa fallecida hasta la regencia de un criadero ilegal de perros y la okupación de los monasterios. Pero no son las únicas irregularidades que han llevado a cabo las exclarisas desde su salida de la Iglesia hace ocho meses y medio.

La venta del oro ha sido corroborada por el Arzobispado de Burgos que, según asegura a Vozpópuli, tiene en su poder siete facturas por un valor que supera los 250.000 euros. Los lingotes fueron adquiridos legalmente en 2020, pero pertenecen a los monasterios de Belorado y Derio, dos entidades jurídicas canónicas de las que don Mario Iceta aparece como administrador, no García de Viedma, que habría realizado la venta de forma irregular. La Policía Nacional ya ha pedido a los compradores que "se abstengan" de realizar "cualquier actuación" con los metales adquiridos hasta que un juez se pronuncie. De momento, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Nº1 de Briviesca ya ha recibido la información correspondiente al caso.

Las monjas de Belorado operan "irregularmente" a través de una S.L.

Las exreligiosas no están registradas como asociación y, sin embargo, actúan de forma organizada desde el monasterio, también propiedad de las entidades jurídicas que suponen los monasterios. Sí han creado una Sociedad Limitada para llevar a cabo estás actividades comerciales, Obraetlabora S.L., cuyo domicilio es el propio convento de las Clarisas, y que se dedica oficialmente a la fabricación de chocolate, cría de animales y alquiler de bienes inmobiliarios. Entre las actividades que llevan a cabo las monjas cismáticas se encuentran desde la venta de discos, un el criadero de perros, la venta de lingotes de oro y la antigua administración de una casa rural en la que la Guardia Civil comprobó que se organizaba una 'rave' en plena pandemia. Aunque residen en este monasterio, no es de su titularidad.

El Ministerio del Interior ha deneado la inscrición de las "entidades jurídicas canónicas" del Monasterio de Belorado y del Monasterio de Derio como asociaciones en manos de las exclarisas de Belorado, por lo que desde el Arzobispado recuerdan que no han sido "transformadas válidamente" y carecen de potestad para llevar a cabo operaciones de este tipo, como la venta de oro. En la misma línea, sería una irregularidad jurídica que hayan fijado su domicilio social en el propio monasterio de Belorado.

La venta del oro

Los más de 250.000 euros ingresados por la venta de lingotes de oro se da a conocer solo dos días después de que las exmonjas de Belorado hayan sido declaradas vulnerables por parte de los servicios sociales de la Diputación de Burgos. Una conveniente situación mientras un juzgado decide cuándo son desalojadas del monasterio en el que están de okupas. Esta supuesta "vulverabilidad" se daría por la falta de recursos para autoabastecerse, al tener las cuentas en control de la Iglesia, que aún hoy realiza los pagos de los suministros de las exclarisas.

Por su parte, el abogado de las religiosas asegura que se trata de una compraventa legal y que la hicieron como inversión, afirmando que Laura García de Viedma vendió 1,7 kilos de oro en lingotes por un valor de 130.000 euros, como adelantó el Diario de Burgos, pero que no se pudo hacer en nombre de la comunidad ya que el administrador oficial es el mencionado arzobispo con el que la lideresa tiene una guerra abierta.

El criadero ilegal de perros

En mayo de 2024, las monjas de Belorado fueron expedientadas por la Junta de Castilla y León por tener un criadero ilegal de perros con el que intentaban financiarse una vez el arzobispo Mario Iceta estaba en posesión de las cuentas bancarias oficiales de la comunidad de religiosas. El motivo fue la carencia de una licencia de núcleo zoológico que exige una serie de medidas para garantizar el bienestar de los animales. Una actividad que llevaban a cabo discretamente, sin aparecer siquiera en su web y en sus redes sociales —donde han sido muy activas desde que se comunicó públciamente su cisma—. Para entonces, la Guardia Civil ya se había personado en alguna ocasión en el convento a raiz de las quejas de los vecinos y por la posibilidad de que estuviesen vendiendo cachorros por internet. Fue a raíz de esta inspección por lo que se puso en conocimiento de la Junta el hecho de que el criadero no disponía de la documentación necesaria para operar de forma legal.

Una abadesa ególatra y su rivalidad encarnizada

Laura García de Viedma (1965), conocida anteriormente por el sobre nombre de sor Isabel de la Trinidad, siempre ha sido una mujer ambiciosa. En el momento en el que se desata el cisma, estaba obligada por estatutos a cesar en su puesto de abadesa del monasterio. Es decir, que dejaba de estar al frente de la comunidad de religiosas, que por aquel entonces rondaba la cifra de 20 hermanas. En su etapa de novicia ya mostró los primeros sesgos de vanidad en su rivalidad con otra monja clarisa que alcanzó cotas de popularidad mucho mayores que la suya, sor Verónica Berzosa, con la que coincidió en el monasterio de Lerma (Burgos).

La rivalidad entre ellas propició cierta enemistad, promovida por las "envidias", según cuentan en el entorno eclesiástico burgalés y de las Clarisas. Sor Verónica Berzosa acabó siendo abadesa de la comunidad después de muchos años desempeñando labores de responsabilidad, y su éxito fue tal en la captación de nuevas hermanas que optó por fundar su propia congregación, Iesu Communio, conocida en la actualidad por el alto número de religiosas que lo componen, alrededor de 200. Fue quizás esta la razón por la que sor Isabel abandonó Lerma para acabar en Belorado y poder liderar un proyecto propio que, al final, le ha llevado a un cisma que le ha propiciado seguir al frente de sus hermanas.

A este guion de película se suma que la codicia de sor Isabel la llevó a diferentes operaciones económicas que se han demostrado un desastre. Estas incuyen la absorción de un segundo monasterio, el de Derio (Vizcaya) y la compra del de Orduña, del cual hicieron el pago inicial en 2020 y durante dos no pagaron ni un solo euro a las propietarias. Esta segunda operación no llegó a completarse ya que, cansada de las largas de sor Isabel, las citaron en una notaría para resolver el contrato. Justo al día siguiente decidieron abandonar la Iglesia católica. La motivación detrás de estas operaciones no fue otra que el intento de expansión de su comunidad, según apuntan todas las fuentes consultadas por Vozpópuli, como sí consiguió su rival desde la juventud, sor Verónica.

Sor Isabel creó asociaciones civiles a las que pretendía trasladar la gestión de los inmuebles.

Cobraban la pensión de una muerta

El último escándalo, después del cierre de la casa rural durante la pandemia por la celebración de una 'rave', la okupación, el criadero de perros ilegal y el propio cisma que incluyó la acogida temporal —y luego destierro— de un falso obispo que nunca fue ordenado, don Pablo de Rojas, y su falso sacerdote, el coctelero José Ceacero, es el cobro de una monja fallecida en 2022. 

El Arzobispado de Burgos confirma a Vozpópuli que una vez que tomaron el control de las cuentas del convento tras la pérdida de consideración de monjas vinculadas a la Iglesia Católica y con la disputa judicial aún abierta, detectaron que cada mes había un ingreso recurrente de 395 euros procedente de la Seguridad Social asociado a un DNI que no tenían relacionado con el convento. Ahora se sabe que corresponde a una religiosa fallecia.

Por el cobro irregular de esta cantidad, la superiora, Laura García de Viedma, se podría enfrentar a una pena de dos años de prisión.

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