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Un estudio alerta de la presencia de sustancias cancerígenas en los coches

A esta conclusión se llegó tras analizar el aire del interior de los vehículos personales, el cual estaría contaminado

Un estudio alerta de hallar sustancias cancerígenas en el aire del interior de los vehículos

La oncología es una rama científica de la medicina que no solo se encargan de buscar curas contra el cáncer o paliar sus daños, sino que también son los encargados de, a través de estudios oncológicos, analizar posibles sustancias cancerígenas que podrían provocar la enfermedad con el objetivo de prevenir nuevos casos. Pues bien, un nuevo estudio que ha sido publicado en la revista norteamericana Environmental Science & Technology señala la presencia de unas posibles sustancias cancerígenas en el interior de los coches.

De acuerdo a los hallazgos de este estudio, el aire del interior de los coches está contaminado con retardantes de llama (sustancias químicas para reducir la inflamabilidad de los materiales) dañinos para la salud, incluidos aquellos que se sabe o se sospecha que pueden causar cáncer. El dilema reside está en que los fabricantes de coches añaden estos productos químicos a la espuma de los asientos y a otros materiales para cumplir con una norma federal de inflamabilidad, por lo que es complicado ver cómo solucionar el problema.

"Nuestro estudio descubrió que los materiales interiores liberan sustancias químicas nocivas en el aire de la cabina de los coches – explica en el estudio la autora principal Rebecca Hoehn, científica de la Universidad de Duke -. Teniendo en cuenta que de media pasamos aproximadamente una hora en el coche cada día, este es un problema de salud pública importante. Es particularmente preocupante para los conductores con viajes más largos, así como para los menores, que respiran más aire, en proporción, que los adultos”.

Una estadística un poco alarmante

Este estudio detectó retardantes de llama dentro de las cabinas de 101 vehículos fabricados en los últimos años de todo Estados Unidos. De esos, el 99 % de los vehículos contenían tris (1-cloroisopropil) fosfato (TCIPP), un retardante de llama que está siendo investigado por el Servicio Nacional de Toxicología de Estados Unidos como potencial cancerígeno.  La mayoría de los automóviles tenían retardantes de llama de éster organofosforado adicionales, incluidos tris (1,3-dicloro-2-propil) fosfato (TDCIPP) y tris (2-cloroetil) fosfato (TCEP). Estos y otros retardantes de llama también están relacionados con daños neurológicos y reproductivos.

Ante esta tesitura, las principales recomendaciones que se dan en consecuencia con los resultados de este estudio son sobre todo las de abrir las ventanillas y tratar de aparcar a la sombra, algo bastante común entre todos los conductores, sobre todo en estas fechas de calor. Aún así, lo que realmente más se necesita es, sobre todo, reducir la cantidad de retardantes de llama que se añaden a los automóviles.

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