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Sociedad

El peligro de la gentrificación: así pueden echarte de tu barrio tus vecinos ricos

Perfil de los nuevos vecinos de Lavapiés.

Las ciudades suelen estar en constante transformación, tanto social como urbanísticamente. En los últimos años hemos visto aparecer en nuestras calles nuevas tribus urbanas que han conseguido 'revitalizar' zonas tradicionalmente deprimidas convirtiéndolas en las nuevas zonas de moda.

El problema llega cuando este proceso denominado gentrificación, que en un principio podría parecer beneficioso, desplaza y margina a sus habitantes tradicionales que no pueden seguir con el nuevo ritmo económico que empieza a adquirir la zona ante la llegada de vecinos con un mayor poder adquisitivo. Según sociólogos y arquitectos, este proceso tiene cuatro fases: abandono del barrio, estigmatización, regeneración y mercantilización, aunque también puede sumarse una quita etapa, la resistencia.

El debate sobre este fenómeno ha llegado incluso a la página del Ayuntamiento de Madrid, donde un ciudadano ha pedido en la web de participación de Carmena, el portal Decide Madrid, "frenar la gentrificación en Lavapiés y otros barrios del Centro". En su petición, el ciudadano denunciaba que la gentrificación en muchos casos convierte las distintas zonas en "puros escaparates para el turismo". Y para frenar sus efectos sobre los habitantes tradicionales propone la "limitación de las instalaciones que sólo dan servicio al turismo, la regulación de los locales de ocio y la puesta en marcha de planes de vivienda que garanticen la posibilidad de acceder al alquiler a los vecinos de menos recursos, evitando así su expulsión".

La gentrificación también sucede en otros distritos de la periferia con nuevos desarrollos urbanos

Pero aunque pueda parecer lo contrario, estas transformaciones no sólo tienen lugar en el centro, según apunta un estudio de Observatorio Metropolitano, también sucede en otros distritos de la periferia industrial con nuevos desarrollos urbanos como son Villa de Vallecas, Vicálvaro, Usera, San Blas, Villaverde y en cierta medida en Fuencarral y Hortaleza.

Este cambio urbano ha sido analizado por el buscador de pisos Mitula, que ha estudiado el perfil de los nuevos habitantes de los tres barrios madrileños que han sufrido una mayor transformación: Chueca, Malasaña y Lavapiés.

El paradigma de este cambio en la capital es Chueca, un barrio que en los años 80 estuvo marcado por la prostitución, la delincuencia y el tráfico de droga, lo que provocó que sus viviendas apenas tuvieran demanda y que sus precios inmobiliarios quedaran estancados.

Todo cambió cuando el colectivo gay empezó a abrir algunos locales de ocio y tiendas y, poco a poco, se fue creando un ambiente gay friendly que revalorizó inmuebles y animó  a muchos miembros de este colectivo a trasladarse a vivir al barrio. De hecho, y pese a la crisis, el precio de la vivienda ha aumentado un 4,23% en los últimos tres años, según datos de Mitula.

Ahora, el perfil de los habitantes de Chueca poco tiene que ver con el de hace 20 años. Se trata de un hombre (mayoritariamente, aunque también mujeres) de entre 25 y 50 años, homosexual, con un poder adquisitivo medio-alto y fuertes intereses culturales y de ocio. Además, Chueca es la zona del distrito Centro con más hogares unipersonales (el tamaño medio del hogar es de 1,97 personas) y es también es la zona con mayor porcentaje de ciudadanos con educación superior y carrera universitaria.

El precio de la vivienda en Malasaña ha aumentado un 23,3% en los tres últimos años

La que fuera cuna de la Movida madrileña en los años 80, Malasaña ha experimentado un cambio similar, durante años estuvo también marcada por el estigma de la prostitución y la droga, lo que provocó la devaluación de su parque de viviendas.

Atraídos por los precios bajos de la zona fueron llegando nuevos vecinos y, en paralelo, algunas obras (como la rehabilitación del cuartel de Conde Duque) ayudaron a impulsar la renovación urbana.

De hecho, este es el distrito en el que más se han revalorizado los inmuebles, un 23,3% en los tres últimos años, y los vecinos de toda la vida (muchos de ellos mayores de 65 años) han ido dejando paso a nuevos colectivos urbanos. Ahora, el perfil más habitual en Malasaña es el de un joven, de entre 25 y 45 años, con estudios superiores, consumidor habitual de cultura y que vive en pareja pero todavía sin hijos (el hogar medio está formado por 1,98 personas).

El último barrio del centro de Madrid al que ha llegado este proceso es Lavapiés: barrio tradicionalmente obrero, humilde y receptor de inmigración, su parque de viviendas se ha revalorizado, pasando de 2.897 euros por metro cuadrado a más de 3.000 en apenas tres años (un incremento del 5,18%, según cifras de Mitula).

Muchos estudios apuntan a los artistas como precursores de este fenómeno

También se han abierto nuevos comercios y bares y los vecinos han ido cambiando. Ahora, los llamados Bohemios, jóvenes con marcado interés por la cultura, estilo físico cuidadosamente desenfadado y poder adquisitivo medio-alto, han tomado sus calles. Se trata de jóvenes, con estudios, que viven en pareja y que empiezan a tener hijos (el hogar medio está formado por 2,07 personas).

Son justo los artistas los que, según numerosos estudios internacionales, han sido los precursores de esta gentrificación, y no siempre han recibido el apoyo de los vecinos y viandantes de la zona. Ejemplo de ello es el resultado de la iniciativa 'Pinta Malasaña', cuando la obra de 100 artistas en más de 100 cierres de comercios amaneció repintadas en menos de 48 horas.

Una dinámica que no sólo afecta a las grandes metrópolis como Nueva York (el caso más paradigmático es el del Lower East Side de Manhattan o Williamsburg), Londres (Soho) o Berlín (Kreuzberg). En España, Madrid aparte, también lo podemos observar en el barrio del Raval de Barcelona o El Carmen y Ruzafa en Valencia.

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