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Sociedad

La rajada de Jesulín, la bronca en 'MasterChef' y la final de Champions más cara

Jesulín de Ubrique está que trina. Esto, en esencia, no le debería importar a nadie porque carece de cualquier atisbo de relevancia. Sin embargo, las opiniones del torero son noticia porque las hizo públicas en Espejo Público (Antena 3). El esperpento surgió porque, como saben, esta semana hubo una corrida gafada en Las Ventas, con tres cogidas a tres toreros. En las redes sociales hubo quienes celebraron las cornadas. Al respecto, Jesulín opinó, vía telefónica, que los toreros "son tres héroes" y soltó un "me cago en sus muertos" respecto a los antitaurinos. Luego incluso subió el tono: "A quien no le gustan los toros cómo coño le vas a meter eso en la cabeza, el hijoputa dice lo que sale de los cojones y yo también". Olé. El rostro de la buena de Susana Griso iba mutando según hablaba este hombre de Ubrique que, no puede olvidarse, conseguía que algunas aficionadas le tirasen sus bragas al ruedo. Ahora se ha metido a actor y es uno de los protagonistas de Torrente 5

Ha sido una semana verdaderamente desagradable en televisión. Porque a la rajada de Jesulín hay que sumar, con dolor, lo sucedido en MasterChef. Ay, amigos, solo teníamos un concurso entretenido que encandila a la audiencia sin necesidad de bajar a los fangos personales de los concursantes. Ya no lo tenemos. El programa de cocina de TVE ha cambiado. Uno de los participantes es el responsable. Responde al nombre de Gonzalo y, tras un "chitón" barriobajero, soltó esto por la boquita contra Marina: "Vas diciendo mentiras sobre mí, diciendo que mi madre no está enferma y que me lo estoy inventando, diciendo que no se me ha muerto un familiar. O sea que, guapa, cállate, que bastante tenemos ya. ¡Petarda!". Sin comentarios. 

La polémica por el viaje de veinte directivos de RTVE a la final de Lisboa puede acabar en los tribunales; a buen seguro los altos cargos van para supervisar el trabajo de sus subordinados

Vamos ya con un asunto igualmente turbio que ya les hemos ido desgranando esta semana. Se trata del episodio surrealista que ha incendiado estos días la Radiotelevisión Española (RTVE). Resulta que el hecho de que dos equipos españoles hayan llegado a la final de la Champions nos va a salir muy caro. Sí, a ustedes y a mí, a los que sustentamos con nuestros impuestos la corporación pública. Y es que se van para Lisboa 120 empleados públicos para cubrir el evento, incluidos veinte directivos que, por lo que se ve, quieren fiscalizar de cerca el trabajo de sus subordinados y, ya de paso, disfrutar del partido. El tema ha desatado tal polémica que incluso puede acabar en los tribunales. 

Esos narradores...

El coste aproximado de tamaño despliegue rondará, según trabajadores de la cadena, los 500.000 euros. Con un par. Sobre todo si tenemos en cuenta que este ente público perdió 113 millones de euros el año pasado y roza la quiebra técnica. Además, RTVE no produce la señal del partido y, por ello, parece un tanto exagerado semejante dispositivo. Pero Spain is different y aquí solo importa si gana el Madrid o el Atleti. En todo caso, lo peor de esta historia es que los telespectadores tendremos que padecer, una vez más, a esos maravillosos narradores de La 1 que son Juan Carlos Rivero, Manolos Sanchís y José Antonio García Calvo

Las elecciones constituyen un asunto muy televisivo, por aquello de la teatralización y el espectáculo; voten a cualquiera menos a PP y PSOE

Por cierto, este domingo hay elecciones. Y la llamada, con cursilería, "fiesta de la democracia" es una cosa muy televisiva, por aquello de la teatralización y el espectáculo. En este diario ya se ha publicado un editorial que coincide casi al milímetro con lo que opina un servidor. Pero, como tengo libertad para hacerlo, me voy a permitir decirles, queridos sufridores, que lo mejor que podemos hacer es castigar a los dos grandes partidos. Voten a UPyD, Vox, IU, Podemos, Equo o hasta a Elpidio Silva, pero, sobre todo, no voten a PP y PSOE, urdidores de este sistema putrefacto en el que todo huele a corrupción. No se trata solo del robo al contribuyente por parte de los políticos profesionales, que también, sino que lo verdaderamente asqueroso es ese conjunto de perpetuos manejos de políticos, jueces, empresarios y banqueros que se descojonan cuando oyen hablar de regeneración o reformas. Todos ellos, los que tienen escaño y los que no pero es como si lo tuvieran, se merecen un escarmiento en las urnas

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