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Sociedad

La piratería, contra la ley de Dios: los obispos la declaran "pecado"

Imagen de la Conferencia Episcopal.

La piratería en el cine atenta contra los derechos legítimos de esta industria, directa o indirectamente, y contra su legítima aspiración al beneficio económico, y por tanto incurre en un pecado contra el 7º mandamiento de la ley de Dios, que dice ‘no robarás’”. Además, las pérdidas perjudican a muchos profesionales, desde guionistas hasta exhibidores y pequeños empresarios de alquiler de películas.

Así lo consideran los obispos de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social en el documento ‘La piratería en el cine. Una mirada desde la Doctrina Social de la Iglesia’, que la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha hecho público en el contexto de la Jornada de las Comunicaciones Sociales que los católicos celebran el próximo domingo 8 de mayo.

Para los prelados, se trata de un pecado contra la virtud de la justicia”, en cuanto impide dar a cada uno “lo que le es debido” y no respeta los derechos

Según los prelados, “se trata por tanto de un pecado contra la virtud de la justicia”, en cuanto impide dar a cada uno “lo que le es debido” y no respeta los derechos a relaciones humanas en equidad y respeto, pero al piratear también “se inflige un daño al bien común de la sociedad, en cuanto que se daña una industria que está llamada a contribuir a su difusión y su consecución”.

La CEE argumenta que, desde el punto de vista moral, el consumo de piratería daña la dignidad humana y puede llevar a vulnerar otro mandamiento: “El deseo de poseer los bienes ajenos, por encima de cualquier limitación y derecho, está relacionado con el décimo mandamiento de la ley de Dios, que prohíbe la codicia de estos bienes, que está en la raíz del robo, de la rapiña y del fraude, prohibidos por el séptimo mandamiento”.

Para que la piratería “disminuya hasta desaparecer, los obispos animan a católicos “y a todas las personas que actúan según la recta conciencia -especialmente, a los jóvenes y a sus educadores”-, a no caer en estas prácticas”. Además de ser un delito, continúan, impide que el cine pueda desarrollarse como “un instrumento privilegiado para la formación, el entretenimiento, el conocimiento y la difusión de valores en la sociedad”.

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