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Sociedad

La heroína, un problema del pasado que vuelve en Estados Unidos

Heroína.

La heroína es una droga casi erradicada en el mundo occidental. Después de que en los años setenta y ochenta cercenara cientos de miles de vidas la sociedad tomó conciencia de la gravedad del problema y puso los medios necesarios para dejar su influencia en algo casi residual. Del caballo no se vuelve, con la heroína no se juega. Las estadísticas, dolorosas en aquellos días pasados, fueron declinando a buen ritmo en los noventa y el principio del nuevo siglo.

El problema se difuminó, por no decir que dejó de ser un problema. Quedó como algo marginal, difícil de sacar de determinados ambientes, pero en cualquier caso no como algo masivo. Las epidemias como esa siempre amenazan con volver, y eso es lo que está pasando en los Estados Unidos con la heroína. No es, por el momento, un problema tan grande como el que había, pero el repunte de las cifras impacta y preocupa a las autoridades que no se explican cómo ha podido retornar.

Medios como el Washington Post llevan semanas haciendo artículos sobre el tema, preocupados por la nueva situación que no llega a la pandemia de otros tiempos pero contradice la tendencia positiva que se había marcado recientemente. Hay un hecho añadido que impacta más en la nueva ola de consumo: se da más en clases medias y altas que en colectivos marginales. Eso también es nuevo.

La prescripción de opioides como la oxicodona hace el tránsito a la heroína más común

David McCarthy era un joven de Maine, un estado del nordeste de los Estados Unidos conocido por su tranquilidad y su frío invernal. Es uno de los lugares más liberales del país y también una de las zonas más potentes y avanzadas del mundo, rodeada de grandes universidades y con los problemas de supervivencia claramente solventados. McCarthy pertenecía a una familia pudiente de Falmouth, una pequeña villa de 10.000 habitantes y asombrosa renta per capita. Lo más lejos que se puede estar de la heroína, se podría pensar, pero lo obvio no siempre es lo real. En los últimos 10 meses se han dado cuatro sobredosis en la pequeña localidad. Los años anteriores no había ningún caso del fenómeno. En el estado hubo siete muertes por sobredosis en 2010, cuatro años más tarde habían subido hasta 57.

¿Cómo llegó McCarthy a la droga? Su proceso fue muy similar al de todos esos jóvenes que están cayendo de nuevo en la droga más mortífera. Su hermanastro Michael sufrió una lesión haciendo snowboard y los médicos le recomendaron un calmante, la oxicodona. Una vez curado, le regaló a David, que ya era consumidor de marihuana, algunas píldoras.

Poco tiempo después compraba pastillas de oxicodona en el parking de una tienda. De ahí a la heroína el camino es más corto, el poco uso de la droga en los últimos años ha llevado el mercado a precios muy baratos, de diez dólares la dosis. Poco más de 20 minutos tardó su camello en convencerle de dar el paso un día que no tenía pastillas para darles. La heroína es mucho más barata que los calmantes y más fácil incluso de conseguir para los traficantes.

La heroína no es una droga recreativa sino una de aislamiento. Es también un tema tabú en la sociedad. Los familiares de David y sus amigos no querían aceptar el problema, menos aún hablarlo con él, a pesar de que las evidencias eran varias. Pinchazos en el brazo, jeringuillas en su cuarto, comportamiento errático… pero nunca se habla el tema abiertamente. David empezó esnifándola, aunque no tardó en pasar a inyectársela. Los efectos son mayores y la curiosidad puede al miedo a las agujas.

En un momento de su adicción decidió dejarlo. Su intención fue alejar a sus padres de su conflicto, así que fue ahorrando para entrar él mismo en una clínica. Estuvo limpio un tiempo, pero a los meses volvió a las andadas, ya sin camino de retorno. Su hermano Michael, que también había coqueteado con la heroína, sufrió una sobredosis pocos días después de la muerte de David. Porque la heroína se extiende de manera silenciosa.

Las muertes por sobredosis han crecido un 286% en la última década

El uso de la heroína se ha incrementado notablemente en muchas partes de la sociedad, causada por el exceso de prescripciones de opioides y el descenso del precio de la heroína”, cuenta Tom Frieden, director del Centro de Prevención de enfermedades de Estados Unidos. El 45% de los adictos a la heroína en el país también lo son a otras sustancias, el número de consumidores se ha duplicado en la última década según el Centro de Prevención. En ese mismo periodo las muertes por sobredosis se incrementaron en 286%. También en Reino Unido hay preocupación por el tema, dado el crecimiento de la prescripción de calmantes en la sociedad. 

"Para revertir esta tendencia necesitamos una respuesta de toda la sociedad para mejorar las prácticas de prescripción de opiáceos", comenta Frieden, que también pide ayuda a la DEA, la agencia antidroga, para que el mercado de heroína sea una prioridad y poder así subir los precios. 

Incluso en este tiempo se han dado muertes de famosos relacionadas con el consumo de heroína. Es el caso de Phillip Seymour Hoffman, al que encontraron entre sus pertenencias tanto heroína como calmantes.

La heroína y el deporte

Los calmantes tienen en los deportistas uno de los más habituales consumidores. Se utilizan opiáceos para disminuir el dolor de las múltiples roturas que se producen jugando a béisbol, fútbol o fútbol americano. En Estados Unidos es común que esa prescripción de calmantes sea de oxicodina, uno de los más poderosos calmantes que hay en el mercado. De ahí a la heroína el paso es menor. 

Es el caso de Roman Montero, un prometedor jugador de béisbol. Un lanzador de instituto en el que se fijaban algunos de los grandes equipos del país. Tuvo una lesión en el pie que le obligó a pasar por el quirófano. Para mitigar el dolor, oxicodona. Un altercado menor le sacó del equipo del instituto, un fracaso importante para él que le empujó a un vórtice de desesperación. Sus recetas de calmantes habían expirado ya, pero no era difícil de conseguir pastillas para cualquier estudiante estadounidense. La oxicodona compite con el alcohol y la marihuana como droga recreativa.

Perdió interés en el béisbol, empezó a tener comportamientos erráticos como ir a su graduación drogado. Por aquel entonces ya había dado el salto a una sustancia más barata y con idénticos resultados: la heroína. Con 22 años murió de sobredosis.

Los deportistas jóvenes son recetados con oxicodona por sus lesiones, lo que les convierte en población de riesgo

Los datos en el terreno del deporte preocupan especialmente a las autoridades por la abundante prescripción de calmantes entre deportistas. Un reciente reportaje de Sports Illustrated señala que se dan casos de consumo entre casi todos los deportes del país, que recuerda que un estudio de la Administración de abusos de sustancias de Estados Unidos calcula en un 80% los consumidores que llegan a la heroína por medio de calmantes.

Un estudio de la universidad de Michigan señala que más de un 10% de los estudiantes atletas han sido recetados con oxicodona u otros opiáceos antes de llegar al último año de instituto. Los datos son cuatro veces mayores que los de los jóvenes que no practican deporte, lo que indica una gran peligrosidad para el colectivo.

¿Y en España?

Las autoridades sanitarias españolas conocen la problemática estadounidense, pero no creen que un repunte similar sea posible en nuestro país. "La oxicodona en España precisa receta de estupefacientes, por lo tanto tiene los máximos controles", cuenta un portavoz de la Sociedad española del medicamento en una escueta respuesta de email. 

"En líneas generales los usos y costumbres en el consumo de heroína en España poco tienen que ver con los de los norteamericanos. En nuestro país hay una bolsa de antiguos consumidores de heroína –que se iniciaron en las décadas de los 80-90– que se han convertido en enfermos crónicos y en su mayoría están en tratamiento con metadona, y de vez en cuando tienen recaídas", explica una portavoz del ministerio de Sanidad conocedora del tema. "Las personas que se inician en el consumo de heroína lo hacen de forma experimental y consumen la heroína fumada (chinos). Otros lo hacen mezclada con cocaína para bajar el subidón que produce la coca", prosigue sobre los usos y costumbres de los nuevos consumidores españoles.

El problema es, según los expertos, mínimo. Desde la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción señalan que las cifras de consumo de heroína son ya residuales y con tendencia claramente a la baja, nada parecido a lo que está ocurriendo en Estados Unidos.

En España la prescripción de opioides precisa receta de estupefacientes, lo que dificulta su adquisición

Hay otro motivo por el cual es difícil que la heroína vuelva a ser una epidemia en España: el precio. A diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, en España el mercado ha ido menguando y los precios no han bajado, cada vez es más difícil encontrar heroína y, por lo tanto, más complicado que nuevos consumidores lleguen a ella. 

Los datos quedan claros en el último estudio del Plan Nacional Sobre Drogas. La heroína tiene un consumo mínimo, muy inferior al 1% y su tendencia es a la baja. "Todo influye, también que las consecuencias del uso de heroína se vieron muy claras hace unos años, hubo mucho sufrimiento y la gente se acuerda de aquello", cuenta otra de las portavoces del ministerio en problemas de drogodependencia. 

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