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Sociedad

El rostro de la pobreza: reparten una tonelada de comida sólo a españoles en un barrio de inmigrantes de Valencia

El rostro de la pobreza tiene cara. Esta mañana lo hemos visto en el barrio de Orriols de Valencia. Más de medio millar de personas, todas en situación de exclusión social, esperaban en una larga cola ubicada en el parque que da a la calle Alquería Cremà para recibir un lote de alimentos de la ONG Hogar Social Patriota María Luisa Navarro, vinculada a la plataforma de extrema derecha España 2000. La novedad que la organización sólo repartió comida a los españoles (había que aportar el DNI y la tarjeta del paro), excluyendo a los inmigrantes, que representan el 29% de los residentes en el popular barrio valenciano. En 35 minutos se agotó la tonelada de alimentos. Alrededor se 350 familias, muchas con niños, no consiguieron el lote de pasta, arroz, galletas...para alimentarse en los próximos días.

Un viento huracanado y un frío pelón no amilanó al medio millar de familias que hacían cola desde horas antes. "El frío se aguanta, lo que no se aguanta es tener la barriga vacía", afirma cabizbajo José Luis, un albañil en paro que espera en la fila junto a su hija de siete años. Fue uno de los primeros en recibir los 10 kilos de comida. A escasos metros una furgoneta de la Unidad de Intervención Policial (UIP) con cuatro agentes vigila para que no se produzcan altercados entre inmigrantes y españoles. Por el parque de Orriols, donde no faltaban banderas españolas y de la Comunitat Valenciana, no apareció ningún extranjero.

El objeto de la entrega de la tonelada de alimentos, como explicó José Luis Roberto, presidente de España 2000, es la "la solidaridad nacional", que en sus propias palabras significa el reparto de comida a familias españolas en situación precaria. "En España se prima al inmigrante y no al español. La caridad no es justicia social cuanta más gente reparta comida y ayude al prójimo mejor", sentenció Roberto que consiguió los alimentos el pasado 8 de marzo instalando mesas en la puerta de tres cadenas de supermercados de Valencia. "Ese día conseguimos 4 toneladas, por lo que, por primera vez, decidimos hacer un reparto en la calle". Fue un éxito. La necesidad aprieta y, por lo visto, mucho.

Tras seis años de una crisis brutal en España se palpa el rostro de la pobreza. Es el caso de Vicente Lluch, de 51 años, que ha perdido parte de las piezas dentales y como no tiene dinero para reponerlas mastica el alimento como puede. Cobra el RAI (Renta Activa de Inserción) que asciende a 426 euros. Lo cobra 11 meses y después está un año sin recibir el subsidio. La ley estipula que puede cobrarlo un máximo de tres veces. Era alicatador, es padre de un niño de 12 años, vive en el populoso barrio de Torrefiel y lleva parado 6 eternos años. "Los inmigrantes se llevan todas las ayudas, por lo me parece muy bien está iniciativa", afirma convencido. ¿Votaría a España 2000 en unas elecciones? "Claro, hay que votar a quien te ayuda". Algunas organizaciones han acusado a España 2000 de oportunismo electoral, aunque este partido no se presenta a la elecciones europeas del mes de mayo.

Tras 35 minutos de reparto se acaban las bolsas con alimentos. José Luis Roberto se dirige a los cientos de asistentes: "Lo siento ya no tenemos más alimentos, pensábamos que vendría menos gente. Os prometo que volveremos". "Esta es la cara de la exclusión social en una España con 17 autonomías, con un presidente del Gobierno que tiene 600 asesores y con el mayor número de coches oficiales de Europa", explica convencido a los periodistas.

La gente abandona pasito a pasito el parque de Orriols, situado a escasos 200 metros del campo del Levante UD, donde cada quince días se puede ver a los millonarios del fútbol. En el barrio de Torrefiel vive Raquel García, de 24 años, madre de tres hijos pequeños que la han acompañado a la recogida de alimentos. "Llevo cinco años en paro y cada día tengo tres hijos que alimentar por lo que cualquier ayuda es bien recibida", explica. Gana al mes 426 euros de un subsidio por ser víctima de malos tratos y paga 250 de alquiler. La iniciativa le parece perfecta y critica que el la mezquita del barrio se de más ayuda a los inmigrantes que a los españoles. "Si eres español te exigen el DNI y si eres musulmán no te piden ningún documento. A los voluntarios, que sólo pueden ser extranjeros, les entregan más comida", afirma.

¿Hay mucha tensión en el barrio entre españoles y extranjeros? "Cada vez más, los inmigrantes lo quieren todo y gratis. Muchos trabajan en negro y consiguen las ayudas oficiales. Cada día estamos más enfrentados", sentencia. En el colegio Miguel Hernández, sito junto a la concentración, “el 90% de los niños que consiguen la beca de comedor son inmigrantes”, asegura Raquel. En el suelo hay octavillas contra el reparto de comida sólo a españoles donde se puede leer “no sobran inmigrantes sobran racistas”.

El perfil de los necesitados en la larga fila es muy variado, desde ancianos a jóvenes que no llegan a la treintena. En la eterna cola se observa a muchas mujeres, más que hombres y muchas familias completas. Es la España real, la del día a día, muy alejada de los análisis macroeconómicos.

La Delegación del Gobierno no puso ninguna objeción a la concentración. Los organizadores únicamente recibieron una comunicación telefónica del organismo que preside Paula Sánchez de León advirtiendo de la necesidad de pedir permiso al servicio de ocupación de vía pública del Ayuntamiento de Valencia en caso de que quisieran instalar unas mesas para el reparto. Por esa razón los 120 lotes fueron colocados en el suelo junto a una pancarta donde se podía leer: “España 2000, Justicia Social”. El proceder de la organización recuerda al de la extremista Amanecer Dorado, que también reparten alimentos sólo a los desfavorecidos griegos.

Por su parte, las diferentes asociaciones, entidades sociales y vecinos y vecinas de Orriols, junto con otras entidades pertenecientes a la Campaña CIEs NO, Mesa de Entidades de Solidaridad con los Inmigrantes, Foro Alternativo de la Inmigración, Acción Popular contra la Impunitat y Plataforma Valenciana por la Interculturalidad, señalaron su abierto rechazo y condena a la acción que realizada por España 2000.

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