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Sociedad

Muere en Sevilla la duquesa de Alba a los 88 años

La aristócrata Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, XVIII duquesa de Alba, XI duquesa de Berwick y catorce veces Grande de España, ha muerto este jueves en el Palacio de las Dueñas, su residencia en Sevilla a los 88 años de edad, rodeada de su actual marido Alfonso Díez y sus seis hijos.

La aristócrata fue trasladada, por "por expreso deseo de la paciente y de sus familiares", a su domicilio sevillano desde el Hospital Quirón Sagrado Corazón de la capital andaluza, donde la duquesa fue ingresada el pasado domingo en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) en situación de insuficiencia respiratoria secundaria, asociada con arritmia cardiaca y repercusión hemodinámica, informa Europa Press.

Una vez en Dueñas y hasta su fallecimiento, Cayetana Fitz-James Stuart recibió atención médica por parte del equipo de profesionales que la ha atendido durante su permanencia en el hospital, así como por el equipo de médicos y de enfermería que venían atendiéndola hasta su ingreso. En las últimas horas el estado de salud de la aristócrata empeoró al experimentar aumento de los leucocitos, lo que era señal de que los antibióticos no le hicieron efecto, por lo que el desenlace de la situación dependía ya solo de su fortaleza.

Todos sus hijos, Carlos, Alfonso, Jacobo, Fernando, Cayetano y Eugenia, y su marido, Alfonso Díez, arroparon a la duquesa en el Palacio de las Dueñas

En todo momento, la duquesa de Alba ha estado acompañada de su familia. En Dueñas se encuentran todos sus hijos, Carlos, Alfonso, Jacobo, Fernando, Cayetano y Eugenia, y su marido, Alfonso Díez, mientras que también han acudido a la residencia estos días sus nietos Cayetana y Jacobo. A través de la verja de la puerta principal se ha podido ver a sus hijos, algunos pasando de una estancia a otra y otros, como Cayetano, Jacobo o su esposa Inka Martí, paseando por los jardines.

La noble que quiso vivir su vida

Con Cayetana de Alba se va el símbolo de cómo entender la vida, la nobleza, el señorío y, al mismo tiempo, cómo relacionarse con el ciudadano de a pie sin perder la compostura, esgrimiendo tan solo una máxima: "vive y deja vivir". Una mujer adelantada a su tiempo que, en una entrevista con Efe, con motivo de la publicación de su libro "Lo que la vida me ha enseñado" (2013), reconocía que había querido vivir su vida "sin molestar ni fastidiar a nadie", aunque aseguraba, pese a lo que muchos pudieran pensar, que también se había puesto "límites".

Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, hija única de Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó y de María del Rosario de Silva, ostentaba casi cincuenta títulos nobiliarios, veinte de ellos con Grandeza de España. Tras el fallecimiento de su madre, su padre fue su referente, el bastión al que agarrarse en los momentos difíciles y ante el que se rebelaba cuando quería imponer sus deseos y su libertad. Cuando él fallece, Cayetana Fitz-James Stuart, ahijada de Alfonso XIII, se convierte en la XVIII duquesa de Alba. Mantener y conservar el patrimonio de la Casa de Alba le supuso años de mucho trabajo y esfuerzo. Una tarea a la en la que puso todo su empeño su segundo esposo, Jesús Aguirre, y a la que se sumaron sus hijos, en especial el heredero del título y primogénito, Carlos, duque de Huéscar.

Entre su patrimonio, valorado en 3.000 millones de euros, se encuentran palacios, castillos,cortijos, olivares, terrenos agrícolas, valores bursátiles, obras de arte y joyas

Un patrimonio valorado en 3.000 millones de euros, según la revista Forbes, y en el que se incluyen palacios, castillos,cortijos, olivares, terrenos agrícolas, valores bursátiles, obras de arte y joyas, además de títulos nobiliarios, algunos de ellos donado a sus hijos, tres meses antes de su enlace con Alfonso Díez. A pesar de que Díez, antes de contraer matrimonio, firmó unas capitulaciones en la que renunciaba a cualquier título, derecho u honores que le pudiera corresponder fruto de su matrimonio, sus hijos no estaban convencidos de la oportunidad del matrimonio.

Para evitar temores y disputas, Cayetana de Alba tomó la determinación de donar a sus hijos gran parte de su patrimonio en vida. Se acordó que la Fundación Casa de Alba pasase al primogénito y heredero, Carlos Fitz-James Stuart, que tendrá la obligación y responsabilidad de preservar el legado histórico. El extraordinario patrimonio atesorado por los Alba se remonta al siglo XV, cuando comenzaron a formar parte de la historia de España gracias a las buenas relaciones y los servicios prestados de los duques de Alba a la corona española. "Mi madre ha sido la principal impulsora de todas las iniciativas encaminadas a conservar el patrimonio, bien secundada por mi padre mientras vivió, y después por su segundo marido, Jesús Aguirre", explicaba en una entrevista a EfE Carlos Fitz-James Stuart, hoy XIX duque de Alba.

Entres sus tesoros, se encuentra el Palacio de Liria, residencia madrileña de la duquesa, que alberga más de 30.000 libros en una biblioteca en la que se encuentra la famosa "Biblia de Alba", de 1433, primera traducida al castellano, así como documentos autógrafos de Cristóbal Colón, cartas de los Reyes Católicos o los testamentos de Fernando el Católico y Felipe II.

Casada en tres ocasiones, Cayetana era amiga de los reyes, jugó en su infancia con Isabel II de Inglaterra, conversó con Churchill, Onassis o los Kennedy, e invitó a su casa a Sofía Loren o Audrey Hepburn

Monárquica y defensora a ultranza de la Corona, feliz con la llegada al trono de Felipe VI, y amiga de don Juan Carlos y doña Sofía, con los que mantenía "una excelente relación", según explicó durante una entrevista. "La monarquía -decía entonces- es fundamental para la continuidad de España como nación".

"Mejor esposa que madre"

Nunca ocultó que el amor era muy importante, y se confesaba "mejor esposa que madre". Su enlace con Luis Martínez de Irujo, padre de sus seis hijos, fue un acontecimiento social para la época. Tras el fallecimiento de su primer esposo contrajo matrimonio con el ex jesuita Jesús Aguirre, una boda que removió los cimientos de la alta sociedad de la época por sus atrevidos posados fotográficos y no menos atrevidas declaraciones, que marcaron una nueva etapa en su vida.

Con un resolutivo "el que la sigue la consigue", la duquesa celebró su enlace con su tercer esposo, Alfonso Díez. Un rotundo "mereció la pena", daba cuenta de su gozo por el éxito. "Siempre he conseguido todo lo que me he propuesto, a base de luchar y pelear por ello", decía la duquesa, tan popular que fue en numerosas ocasiones "personaje" de revistas y programas del corazón e imitada por los humoristas.

Alguna de sus mayores tristezas tuvieron que ver con los separaciones de sus hijos porque católica y firme defensora del matrimonio, no estaba a favor del divorcio.

Cayetana de Alba, que jugó en su infancia con la reina Isabel II de Inglaterra, conversó con Churchill, Onassis o los Kennedy, e invitó a su casa a Sofía Loren, Claudia Cardinale o Audrey Hepburn, estuvo siempre encantada del cariño que despertaba entre la gente, especialmente en Sevilla, donde se sentía "casi venerada".

Vivió y creció con intensidad como si no hubiera un mañana, disfrutando siempre de la vida. En una entrevista hace un año confesaba sus "enormes" ganas de vivir. "Todo lo que hago me da vida", afirmaba.

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