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Sociedad

El reto de Carmena: ¿por qué la suciedad no desaparece de las calles de Madrid?

Contenedores repletos de basura en Madrid

Madrid sigue estando sucia. Las calles acumulan desperdicios y manchas que hacen que los paseos por los barrios sean cada vez menos agradables. La situación no es nueva, pero las soluciones tampoco terminan de llegar, a pesar de los intentos del nuevo equipo de Gobierno de revertir la situación. Sin embargo, la repentina y abundante caída de las hojas de los árboles ha reavivado la polémica sobre lo que se esconde bajo las mismas. Caminar por ciertas calles de la capital se convierte a veces en una carrera de obstáculos. Poco importa si es el barrio de Prosperidad, Carabanchel o cualquiera del centro. 

Twitter se convierte, como ya ocurrió en la etapa del Botella (PP), en un perfecto escaparate de la suciedad que inunda las calles de la capital

La escasez de operarios, unida a la falta de civismo que muchos vecinos demuestran, hace que las calles estén repletas de bolsas, restos de comida, colillas o excrementos de perro. Ahora las hojas se acumulan sobre aceras y calzadas, escondiendo orines y manchas pegajosas en las esquinas donde descansan los cubos de basura durante la noche. Muchas papeleras permancen llenas durante días y la basura se acumula a su alrededor, dando un aspecto que más bien recuerda a épocas de huelga. 

La red social Twitter se vuelve a convertir, como ya ocurría en la etapa del gobierno de Ana Botella (Partido Popular), en un perfecto escaparate de la inmundicia que inunda la ciudad de Madrid. Al poco tiempo de que el equipo de Manuela Carmena llegara a la alcaldía de la ciudad, parecieron surtir un ligero efecto en la percepción ciudadana los planes intensivos de limpieza que puso en marcha. Incluso algunas calles parecían recobrar una imagen decente. Pero el lavado de cara no se ha mantenido en el tiempo y, a día de hoy, las aceras vuelven a estar sucias. 

¿Un 2016 más limpio?

A comienzos del mes de octubre, el Ayuntamiento anunciaba un plan especial de tres meses con "147 limpiezas intensivas, más exhaustivas que las limpiezas de refuerzo que ya tuvieron lugar en verano". Desde el Consistorio esperaban que "para Navidad ya se note en toda la ciudad y que, con más barrenderos en las calles (incluyendo nuevas contrataciones), después podamos mantener los niveles de limpieza deseables". Pero acaba de dar comienzo un nuevo año y el efecto no es el esperado. Además, no ha tardado en estallar la polémica por la partida de gasto que se dedica a la limpieza viaria en los presupuestos del Consistorio para 2016.

El grupo municipal de Ciudadanos admite que el problema radica en los contratos firmados por Ana Botella durante su etapa como alcaldesa, pero considera que Manuela Carmena podría incluso llegar a modificar el contrato si las empresas no cumplen con lo pactado. Pero su crítica no queda ahí, sino que el grupo que lidera Begoña Villacís llegó a acusar a Ahora Madrid de haber reducido en 400 millones de euros el presupuesto dedicado a la limpieza viaria para el año 2016. 

Según los presupuestos del Ayuntamiento para 2016, se destinarán 12 millones de euros más que el ejercicio pasado a la limpieza viaria

Sin embargo, el departamento que dirige Inés Sabanés replicaba que esa reducción del presupuesto no puede ser tal, puesto que en 2015 el gasto destinado a este fin rozaba los 200 millones. La reducción de presupuesto que señala Ciudadanos corresponde al dinero total de la concejaía y no al destinado específicamente a la limpieza viaria. El área de Sabanés ve disminuida su partida total porque parte del dinero se ha transferido al área de Desarrollo Urbano Sostenible, al igual que algunas compentencias.

Fuera del debate de las cifras entre partidos políticos, lo que reflejan los presupuestos del Ayuntamiento para 2016 es que se destinará más dinero que el ejercicio pasado a la limpieza viaria. En concreto, casi 12 millones de euros más. De éstos, la mayor parte se destinan a los trabajos subcontratados por el Consistorio a empresas y profesionales, que pasarán de contar con 180 millones de euros a estar dotados con 189.

Más control y concienciación 

Aunque el aspecto de las calles no sea el esperado a estas alturas del mandato, el Ayuntamiento de la capital señala en el nuevo presupuesto que "en 2016 está previsto que se realicen entre el 1 de enero y el 31 de diciembre para el control del contrato integral 40.000 muestras para el cálculo de los índices de calidad de limpieza urbana y 18.000 relativas al control de calidad de los equipamientos urbanos". Las intenciones del gobierno de Manuela Carmena no quedan ahí, sino que para este año recién estrenado anuncian "planes especiales de limpieza de choque que pretenden mejorar la eficacia del servicio de limpieza, empleando los recursos de manera concentrada y eficiente en aquellos lugares que habitualmente ese encuentran más degradados".

En línea con el estilo político de Ahora Madrid, la corporación que sostiene Podemos tratará de implicar a los ciudadanos para mejorar el aspecto de la ciudad. "Se pretende dar una mayor participación a la ciudadanía para orientar los servicios de limpieza a resolver sus necesidades reales. Para ello se ampliarán los cauces de participación existentes y se informará a los vecinos de sus obligaciones y derechos". En este sentido, el departamento de Inés Sabanés llevará a cabo "campañas de información y concienciación ciudadana por medio de materiales dirigidos a conductas y hábitos a mejorar". En algunos barrios ya se han colocado carteles en las farolas, con mensajes que animan a no ensuciar las calles para mantener la ciudad en mejores condiciones. El gasto de este proyecto asciende a 233.000 euros.

El lío con la oposición

Íñigo Henríquez de Luna, portavoz adjunto del Grupo Municipal Popular, alertaba de que la suciedad se ha convertido en "un problema de seguridad", puesto que algunas personas podrían sufrir accidentes debido a la repentina caída de las hojas de los árboles. "No hacen nada para resolver los verdaderos problemas de los madrileños", enfatizaba. Sin embargo, el Ayuntamiento sí que ha puesto en marcha un programa especial de recogida, aunque, nuevamente, los resultados son mejorables.

Así explican la situación desde el Consistorio: "Este año se ha producido una situación singular porque las altas temperaturas y la falta de heladas, así como de vientos fuertes, han provocado la acumulación de un gran volumen al caer de forma continuada sin que hasta la fecha se pueda marcar el final de esta situación. Con las próximas lluvias y la bajada de las temperaturas, se organizará otra campaña específica de limpieza". Además, apuntan que "se han llevado a cabo actuaciones preventivas en zonas próximas a hospitales, intercambiadores de transporte y zonas de gran afluencia peatonal". 

Ahora Madrid hizo de la limpieza de las calles una de sus principales banderas durante la campaña electoral para las elecciones de mayo. Pero seis meses después de su llegada a la alcaldía, la capital sigue en las mismas condiciones que cuando gobernaba el PP. Desde el nuevo Ayuntamiento han tratado de presionar a las empresas adjudicatarias del servicio y de poner parches a lo largo de estos meses, pero se han encontrado con unos contratos firmados durante la anterior etapa, que hacen complicado revertir la situación. 

la herencia de botella

La problemática con la limpieza de la capital no es nueva. Se remonta al año 2013, cuando el Consistorio gobernado por Ana Botella decidió condensar 39 contratos de limpieza y conservación de espacios públicos y zonas verdes en un megacontrato integral, con el fin de abaratar casi un 25% el servicio. Pero el resultado fue que las empresas adjudicatarias (OHL, FCC, Sacyr y Ferrovial) no pudieron cumplirlo y redujeron sus plantillas, tal y como les permite el contrato firmado.

Ante esta situación y en plena campaña navideña, el Ayuntamiento de Carmena ha dado un nuevo aviso a las contratas diciendo que impondrá "las sanciones más altas contempladas en los contratos" en caso de que no anulen el ERTE (Expediente Temporal de Empresas) que mantiene a cientos de barrenderos sin trabajo. 

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