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Sociedad

La incertidumbre asola la separación de Marta Ortega y Sergio Álvarez

La heredera del imperio Inditex, Marta Ortega, y su marido, el jinete Sergio Álvarez, en una imagen de archivo

La pareja formada por Marta Ortega, la hija de Amancio Ortega, propietario de Inditex y la tercera mayor fortuna del mundo, y el jinete Sergio Álvarez Moya ha llegado a su fin tras una serie de tambaleos en los últimos meses que parecían indicar lo peor, pero tras la tempestad no viene la calma. La pareja llevaba negociando durante meses los términos de su separación mientras se intentaban dar otra oportunidad.

Sergio Álvarez podría pedir una pensión compensatoria al quedar en desventaja monetaria tras la separación

Según publica este sábado El Mundo, la hija del magnate no debe preocuparse por su fortuna familiar dado que es impensable que la multimillonaria joven se casara en bienes gananciales con el jinete, así que el acuerdo económico no debería ser complicado en el caso más que probable de existir un contrato prenupcial. Otro asunto que sí puede hacer saltar las alarmas es la custodia del niño, que con probabilidad recaerá en la madre, y la pensión compensatoria que podría recibir Álvarez, que queda en desventaja monetaria tras su separación.

Pese a que le pueda ir muy bien a Sergio Álvarez en el comercio de caballos, su fortuna es muy inferior al de su exmujer, y dado que parte de sus caballos fueron comprados por su rico suegro y están a nombre de la madre de su hijo, el jinete sale perdiendo, por lo que según abogados consultados por el diario, Álvarez “podría pleitear y llevarse un buen pellizco”.

El jinete por su parte no es ningún mantenido. En solitario gana mucho dinero, al vender caballos que antes ha entrenado y hecho participar en concursos por grandes cantidades a personas de las altas esferas interesados en poseer caballos de competición.

La ruptura y el futuro individual de ambos están ahora mismo en el aire. Estas Navidades, ella pasó las fiestas con su familia en La Coruña, mientras que él ha sido visto en Asturias, con la suya, y después esquiando con sus amigos en Baqueira. Cada uno por su lado. El más perjudicado de esto, el pequeño Amancio, que ha viajado de un lado a otro en avión privado para repartirse los días de invierno entre sus separados padres.

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