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España

Sánchez declara la guerra total a los barones y aboca al PSOE a otras elecciones

El líder del PSOE, Pedro Sánchez.

Después del órdago lanzado este lunes por Pedro Sánchez a los barones regionales emplazándoles a que se atrevan a defender en público la investidura de Mariano Rajoy y a medirse con él en la pelea por el liderazgo del PSOE el próximo 23 de octubre, la guerra total abierta en el conjunto del partido sólo puede acabar con una refriega sembrada de cadáveres. Es la opinión de la mayoría de las federaciones, que ven a Sánchez forzando al país a unas terceras elecciones con él de candidato, salvo que el comité federal del sábado lo remedie.

La guerra abierta puede dejar el PSOE lleno de cadáveres, advierten en el partido

Para que el comité federal entre en colisión con lo que el lunes aprobó sin votación la comisión permanente del PSOE, sería necesario que Susana Díaz (Andalucía), Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), Guillermo Fernández Vara (Extremadura), Javier Fernández (Asturias), Ximo Puig (Comunidad Valenciana) y Javier Lambán (Aragón) se pongan de acuerdo en una estrategia común que impida que Sánchez siga siendo secretario general a partir del sábado. La fórmula consistiría en desautorizar la propuesta de celebrar las primarias en octubre y el congreso federal en diciembre. Sánchez dice estar convencido de tener la mayoría en el comité federal para sentirse avalado mientras que los barones creen que pueden darle la puntilla. Que el máximo órgano del partido entre congresos y la comisión ejecutiva choquen de frente, no tiene precedentes en la historia reciente del PSOE, por lo que federaciones como la andaluza, la extremeña y la castellano-manchega no ocultan que la apertura formal de hostilidades es un hecho. Esta semana reunirán a sus ejecutivas regionales para decidir qué hacer el sábado.

La reunión de la comisión permanente del PSOE se celebró el lunes en un clima de evidente tensión. Hubo, al menos, dos miembros de la dirección, el andaluz Antonio Pradas y la exministra Carmen Chacón, que defendieron la urgencia de que el partido cambie de rumbo.  Pedro Sánchez reconoció los malos resultados electorales conseguidos el domingo en Galicia y el País Vasco pero, según fuentes socialistas, no se considera para nada culpable de ellos y sí se siente víctima, en cambio, de una confabulación a sus espaldas en la que nadie quiere dar la cara. Con este convencimiento y harto de las intrigas, ha propuesto la celebración de primarias para que la militancia elija quien debe liderar el partido: los que como él defienden un proyecto nítidamente de izquierdas y autónomo "de la derecha política y económica" o los que quieren facilitar la investidura de Mariano Rajoy.

Los barones tienen pendiente enseñar sus armas

Con la propuesta de las fechas para las primarias y el 39º Congreso, Sánchez ha mostrado sus armas. Ahora falta por ver cuando enseñan las suyas los barones opuestos a su liderazgo, capitaneados por la presidenta andaluza, Susana Díaz, bajo la supervisión de Alfredo Pérez Rubalcaba y José Luis Rodríguez Zapatero. A los dos querría verles las caras el secretario general en el comité federal, participando en el debate. Los barones tienen de plazo hasta el sábado para exhibir sus cartas, puesto que si no responden a la provocación de Sánchez y miran para otro lado, pueden quedar desarticulados ante el proceso asambleario de octubre e, incluso, sin capacidad de reacción para oponerse al hipotético Gobierno que el todavía líder socialista explora con Podemos y los grupos independentistas para desalojar a Rajoy de La Moncloa.

En Ferraz se insiste en que Rubalcaba y Zapatero den la cara en el comité federal del sábado

La apuesta de Sánchez por adelantar el congreso es interpretada por la mayoría de los barones críticos como una huida hacia delante que persigue esconder los pésimos resultados obtenidos en Galicia y el País Vasco el domingo. "No se puede esconder la responsabilidad de unos resultados electorales tan negativos en un congreso exprés", le han advertido a Sánchez desde la federación de Castilla-La Mancha, que acaba de perder el apoyo de Podemos para gobernar la comunidad. La federación andaluza ve el posible adelanto del congreso como "una torpeza infinita" y a través de su secretario de Organización, Juan Cornejo, le ha pedido a Sánchez que dimita, al igual que el diputado vasco Eduardo Madina. El exministro José Luis Corcuera, ha asegurado que el comité federal tiene el sábado "la obligación ineludible de evitar que Sánchez acabe con un partido centenario", por lo que ha propuesto expulsarle "a él y a sus colaboradores".

La federación balear y la navarra han sido, junto a la catalana, las únicas que han salido ayer en defensa de Sánchez, reconociéndole su derecho a intentar gobernar con Podemos. La gallega y la vasca, todavía calientes por el desastre electoral, han acusado a los barones contrarios al secretario general de trabajar con una profunda deslealtad, provocando un ruido suicida en plena campaña.

Todas estas posiciones tendrán que traducirse el próximo sábado en votos. Si Sánchez gana la guerra, el bloqueo político se prolongará hasta finales de octubre y es altamente probable que haya que ir a unas terceras elecciones dadas las escasas posibilidades de que prospere el 'Gobierno Frankenstein'. Si la votación la ganan los barones, Sánchez tendría que dimitir, se nombraría una gestora y habría tiempo para facilitar la investidura de Rajoy.

Sólo el PNV podría influir con su apoyo a Rajoy a que el enfrentamiento dentro del PSOE se frenara

Esta refriega suicida dentro del PSOE solo se vería paralizada, advierten fuentes socialistas, en el supuesto de que el lendakari Iñigo Urkullu anunciara su voto favorable al candidato del PP y, junto a Ciudadanos, permitiera que el Rey le diera una segunda oportunidad a Rajoy. De esta forma, el PNV salvaría al PSOE del naufragio. Habrá que estar atentos, por tanto, a los movimientos del nacionalismo vasco en los próximos días.

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