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Los centros de reducción de daños rompen el muro entre detección y tratamiento de la hepatitis C en los usuarios de drogas

El Centro de Reducción de Daños perteneciente al Parc de Salut Mar y situado en el barrio barcelonés de La Mina atiende cada año a 2.000 usuarios de drogas por vía intravenosa

Los centros de reducción de daños rompen el muro entre detección y tratamiento de la hepatitis C en los usuarios de drogas.
Los centros de reducción de daños rompen el muro entre detección y tratamiento de la hepatitis C en los usuarios de drogas. SERVIMEDIA

El Centro de Reducción de Daños (Redan) perteneciente al Parc de Salut Mar y ubicado en el barrio barcelonés de La Mina realizó desde mayo de 2019 un total de 420 pruebas de hepatitis C e inició 168 tratamientos, de los cuales se tienen datos de respuesta viral sostenida de 148 usuarios y de muchos de ellos seguimiento de hasta de 60 meses.

El objetivo es cercar el diagnóstico y el tratamiento del virus de la hepatitis C a los usuarios de drogas por vía inyectada, una labor necesaria para conseguir su eliminación en España, más aún cuando se trata de un colectivo que no acude de formar frecuente a los centros sanitarios.

La Mina es un barrio de la Ciudad Condal en el que históricamente ha existido mucho movimiento de venta y consumo de droga. La creación del Redan surgió de la necesidad de acercar la medicina y la asistencia sanitaria a este grupo poblacional, con alta prevalencia del virus de la hepatitis C y que, por desconocimiento o hábitos de vida no acudía a tratarse de manera habitual al centro de referencia de la zona,

Así lo señaló la doctora Sabela Lens, hepatóloga del Hospital Clínic, que explicó que “en el grupo de hepatitis víricas del hospital nos dimos cuenta de que los pacientes en este colectivo de usuarios que se inyectan drogas no llegaban a nuestras consultas habituales tras el diagnóstico de la hepatitis vírica para iniciar el tratamiento antiviral oportuno”.

El centro ubicado en La Mina pasó a convertirse en un espacio donde conectar con el usuario más allá de la droga y generar un puente con el circuito sanitario para todas aquellas personas con adicciones a las drogas intravenosas que, a su vez, eran diagnosticadas de hepatitis C.

El hepatólogo, de forma remota desde el Hospital Clínic, prescribe el tratamiento, lo gestiona con la farmacia y la propia enfermera del centro de reducción de daños acerca la medicación al paciente. Así, el usuario de La Mina, sin necesidad de desplazarse hasta el hospital, recibe la conveniente atención especializada.

Hasta la puesta en marcha del Centro Redan de La Mina no existía un servicio que ofreciera a estas personas la posibilidad de acceder de manera fácil y rápida a un tratamiento para la hepatitis C. Una situación que ha dado un giro porque, ahora, cada año en este centro se atiende a alrededor de 2.000 usuarios de drogas, un hecho que ha permitido dejar a un lado los estigmas que puedan impedir atender y tratar a este colectivo, así como enfatizar la importancia de afrontar la realidad de una parte de nuestra sociedad.

“Las personas que acuden a Redan tienen generalmente grandes dificultades, ya que prácticamente una tercera parte no tiene domicilio, tres cuartas partes no tienen trabajo y más de la mitad han estado en alguna ocasión ingresadas en centros penitenciarios”, indicó Anna Miralpeix, del Hospital Clínic de Barcelona.

Al lado de los pacientes

En muchas ocasiones, los rituales de consumo de drogas hacen que la persona no tenga buenos hábitos de vida y consumo, lo que se traduce en un elevado riesgo de infección por hepatitis C.

Por ello, es importante que los centros de reducción de daños estén cerca de los puntos de tráfico de drogas, ya que contribuye a que las personas no acaben consumiendo en la vía pública. El tiempo, además, corre en contra, ya que tan solo trascurren 10 minutos desde que un usuario compra la droga hasta que la consume.

En el Centro Redan de La Mina se hace una supervisión por parte de enfermería y sus auxiliares del consumo de estas sustancias y se les ayuda a la venopunción. Además, en el caso de que pudiera haber una sobredosis o algún tipo de efecto colateral de la droga, se les cuidaría y acompañaría en el proceso. Así lo expresa Noemí González, coordinadora del centro Redan, que relata que “lo que pretendemos es que todas las personas que consumen, sobre todo de forma inyectada en la calle, lo puedan hacer en un lugar higiénico y seguro”.

A los usuarios que en algún momento han tenido contacto con la hepatitis se les hace directamente en el centro la prueba del Genexpert, que ofrece un resultado de hepatitis C positivo o negativo. En caso positivo, se les hará la prueba del Fibroscan, una prueba que ofrece información sobre si existe daño hepático.

Además, una parte muy importante de su labor es el análisis de las reinfecciones, que se lleva a cabo en el laboratorio de Microbiología del Hospital Germans Trias i Pujol en Badalona, ya que se producen en un 20% de los consumidores de drogas.

Gracias a este proyecto se ha visto que, a parte de la eliminación del virus, algunos hábitos han mejorado de manera importante como, por ejemplo, el consumo de drogas ya que ha pasado de ser diario en casi un 68 al 36% aproximadamente. Además, la compartición de la parafernalia ha disminuido de un 33% a un 16% y las relaciones de riesgo de un 43% a un 19%.

Con Redan, el equipo de profesionales que ha dado vida a este proyecto decidió mirar a una realidad diferente y acercar el tratamiento de la hepatitis C a este colectivo vulnerable. Es imprescindible “romper el muro que hay en el hospital y poder llevar la medicina y la atención médica y enfermería allá donde realmente se necesita”, concluye la doctora Lens.

G-stories

Esta historia se recoge en el documental ‘Una realidad diferente’, la tercera entrega del proyecto ‘G-Stories, ideas llenas de vida’, con el objetivo de dar a conocer historias de éxito que han ayudado a solventar retos sanitarios como el de la hepatitis C o impulsar el diagnóstico precoz y el comienzo del tratamiento de forma temprana en personas con VIH.

Una iniciativa con la que Gilead España explica que persigue un doble reto: poner de manifiesto la relevancia de desarrollar este tipo de proyectos para la sociedad, así como compartir buenas prácticas para que puedan ser adoptadas e implementadas en otros lugares.

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