Quantcast

Internacional

2017: la prueba de fuego para los populistas europeos

Marine Le Pen (Frente Nacional) y Geert Wilders (Partido para la Libertad).

El tsunami político vivido en 2016 parece no haber sido más que un aviso. El calendario electoral de 2017 hará que la incertidumbre política se adueñe de la Unión Europea durante los próximos meses. El nuevo año está repleto de elecciones del más alto nivel en el corazón del continente, lo que permitirá desvelar con qué fuerzas cuentan realmente los populistas en Francia, Holanda y Alemania. Y la inestabilidad de Italia tras el 'no' a Renzi podría desembocar también en nuevos comicios.

Pero el nuevo año estará marcado, además, por los primeros pasos que deberá dar Reino Unido tras votar a favor del brexit, así como por las primeras maniobras del flamante presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Por su parte, los movimientos de extrema derecha están al acecho y nadie ve claro qué influencia podrá tener la amenaza terrorista en la agenda electoral europea. La crisis de los refugiados, agitada por los movimientos xenófobos, y los ataques de lobos solitarios en nombre del Estado Islámico, harán que los discursos que pregonan el cierre de fronteras y un mayor control policial estén muy presentes durante las campañas. Precisamente en Holanda, un líder abiertamente antimusulmán pude alzarse con el poder. El Frente Nacional francés y los ultras de Alternativa para Alemania también tendrán en vilo hasta el último minuto al núcleo duro de la Unión.

El antimusulmán del 'Nexit'

La primera gran cita con las urnas en Europa tendrá lugar el 15 de marzo en Holanda, donde deberán elegir a los 150 representantes de la Cámara Baja. Aunque hasta ahora el Gobierno está formado por una coalición de liberales con el Partido del Trabajo, el líder xenófobo Geert Wilders está llamado a triunfar en las nuevas elecciones con su Partido de la Libertad. Promete que si alcanza la presidencia convocará un referéndum para que los holandeses puedan votar su permanencia o salida de la Unión, lo que popularmente se conoce como Nexit. Y parece que como político outsider no le va mal, pues los últimos sondeos le otorgan entre 29 y 33 escaños, superando por separado a las actuales formaciones gobernantes.

Su discurso, que apela a la identidad nacional, es abiertamente antimusulmán. De hecho, ha sido juzgado por incitación a la discriminación tras insultar al colectivo de los marroquíes o calificar al Islam como una "ideología peligrosa". El líder xenófobo concibe la inmigración musulmana como una invasión que amenaza los valores de la cultura europea y propone un férreo cierre de fronteras e incluso detenciones preventivas de musulmanes. De hecho, tras el atentado contra un mercado navideño en Berlín, el político ultra holandés cargó duramente contra la canciller Angela Merkel, a la que retrató en Twitter con las manos teñidas de sangre.

Un cordón sanitario contra Le Pen

Entre finales de abril y principios de mayo comenzará la agitación política en Francia. La sociedad gala está llamada a las urnas para elegir a su Gobierno, después de que François Hollande renunciase a repetir mandato. La primera vuelta de las presidenciales se celebrará el 23 de abril y, si ningún candidato logra más de la mitad de los votos, la segunda vuelta será el 7 de mayo. Después se celebrarán las legislativas el 11 y 18 de junio.

Lo peculiar de estos comicios es que, por primera vez, la ultraderechista Marine Le Pen tiene posibilidades de ocupar el Elíseo. Al menos, a priori. Todas las encuestas apuntan a que la líder del Frente Nacional ganaría en primera vuelta, aunque su ascenso se vería frenado en la segunda ronda, donde el conservador François Fillon -que logró dejar fuera de juego a Sarkozy en las primarias de Los Republicanos- tiene más posibilidades de triunfar. Pero tras la experiencia de Donald Trump y en un país que vive en alerta máxima por el terrorismo, ninguna opción parece descartable.

Emmanuel Macron (i) y Manuel Valls (d).

Mientras tanto, el aperitivo de la gran cita electoral serán las primarias del Partido Socialista Francés que tendrán lugar el 22 y el 29 de enero. Tras la renuncia del actual presidente, son ya siete los candidatos que se postulan para hacerse con las riendas del partido. Como favorito parte el hasta ahora primer ministro galo, Manuel Valls, que dejó su cartera a principios de diciembre para dedicarse plenamente a la campaña. Tiene por delante el reto de unificar a una izquierda muy fraccionada para intentar no caer derrotada en la primera vuelta de las presidenciales.

Frente a él estarán dos exministros expulsados del Ejecutivo en 2014 por sus críticas: el de Economía e Industria, Arnaud Montebourg y el de Educación, Benoît Hamon. También se ha unido a la guerra contra Valls el exministro de Educación y eurodiputado Vincent Peillon, un fiel a Hollande. Pero el que resulte vencedor de estas primarias abiertas tendrá que vérselas con dos candidatos independientes: el ex ministro estrella de Economía de Hollande, Emmanuel Macron, que ha decidido no participar en las primarias y presentarse con un programa liberal. Y Jean-Luc Mélenchon, un neocomunista que también ha renunciado a participar en los comicios internos.

Merkel, la última superviviente

En abril de 2016, Angela Merkel organizó en Hannover una cumbre informal que sentó a la mesa a David Cameron, Barack  Obama, François Hollande y Matteo Renzi. De aquella foto, todos se han quedado en el camino excepto la canciller alemana, que optará a un cuarto mandato. A sus 62 años, la líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) contempla el auge de un partido populista de extrema derecha -Alternativa Para Alemania (AfD)- que se nutre de los votantes que hasta hace poco la consideraban como la "Mutti" (madre) del país germano. Este mismo partido, que dio sus primeros pasos hace escasos dos años criticando al Euro y a los países del sur, culpaba la pasada semana a Merkel de los fallecidos en el fatídico atentado de Berlín.

Angela Merkel.

Tras once años de gobierno de la canciller, la situación económica y política de Alemania goza de buena salud. Pero su política de acogida de refugiados le ha servido para granjearse las críticas, incluso dentro de sus propias filas, bajo el argumento de que la apertura de fronteras se ha llevado a cabo sin control alguno. Así que la agenda electoral estará necesariamente marcada por este asunto. Lo que todavía no se sabe es cómo lo gestionará y hacia dónde orientará su discurso para tratar de minimizar la sangría de votos por el flanco derecho.

Mientras tanto, a la espera de las legislativas de septiembre, tres elecciones de carácter regional servirán para tomar el pulso electoral del país germano: Saarland (16 de marzo), Schleswig-Holstein (7 de Mayo) y Renania del Norte-Westfalia (14 de Mayo) celebran comicios en los que el ascenso de la extrema derecha se confrontará a la fortaleza o debilidad de la CDU de Merkel.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.