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Internacional

La Venezuela de Maduro se despeña en el desgobierno un año después de la muerte de Chávez

Una mujer muestra una fotografía del fallecido Hugo Chávez durante una concentración en apoyo al Gobierno

Un año después de que el cáncer le arrebatase la vida al expresidente Hugo Chávez, continúa siendo el líder irreverente por antonomasia que se convirtió en mito mucho antes de su muerte. Tan carismático como polémico, su forma de interpelar a los líderes mundiales, su carácter y su temperamento crearon escuela y dejaron un legado del que todavía se alimenta Venezuela, inmersa en el caos y ahogada por la superinflación y la violencia.

Con Nicolás Maduro al frente, el país latinoamericano ha visto aumentar hasta límites insospechados la tensión política y social, además del acoso del oficialismo a los medios de comunicación. La persecución política se ha personificado en el opositor Leopoldo López, principal preso político de Maduro. Mientras, las colas para abastecerse de productos de primera necesidad como el papel higiénico, la crisis económica y las protestas, que ya duran tres semanas y han dejado tres muertos, han marcado estos últimos 365 días en un país fragmentado.

"Estamos viviendo un estado de crisis absoluta porque no hay compatibilidad entre la MUD (la alianza opositora Mesa de la Unidad) y el Gobierno", expresa Azavache, un venezolano que se autodefine como "votante", "trabajador" y "progobierno".

"No queda nada, ahora salgo a comprar al mercado de Coche (en el sur) y no sé qué voy a encontrar ni por cuánto lo voy a tener que comprar", indica otro trabajador, añadiendo que "antes cuando había lío Chávez se gastaba los reales y llenaba todo de comida. Ahora, no deben tener reales porque no hay comida por ningún lado".

Los pobres, protagonistas con Chávez

Tras trece años en el poder, Hugo Chávez consiguió que los pobres se sintieran protagonistas de una política que durante décadas los tuvo olvidados. Redujo la pobreza de un 50 a un 27 por ciento, convirtiendo éste tema en el principal baluarte de su gestión y en uno de los motivos a los que aludía reiteradamente para lograr la reelección.

"Se están ahorcando en sus propias redes", expresa un venezolano

Mientras, la violencia campaba a sus anchas, atemorizando a una Venezuela que acaparaba titulares ante las excentricidades del que fue un líder con mayúsculas. Sus palabras conseguían exaltar a los dirigentes mundiales, provocando airadas reacciones y dividiendo a un país que se decantaba entre el amor y el odio hacia el creador de una doctrina política que definió como 'bolivarianismo' o socialismo del siglo XXI.

"Eres un ignorante, burro, hombre enfermo, inmoral, cobarde, mentiroso, genocida, mata-niños, borracho, ridículo. Ah, mister Danger, te metiste conmigo pajarito y entonces yo te voy a recordar desde acá desde las sábanas de Apure donde los llaneros le hicieron morder el polvo a los imperialistas que aquí vinieron", le dijo Chávez a George W. Bush, el 19 de marzo de 2006. Una frase que se suma al "Aquí huele a azufre" o a la célebre "Váyanse al carajo, yanquis de mierda" con las que Chávez se permitía demonizar al que consideró su principal enemigo: Estados Unidos.

Sus irónicos discursos y sus irreverentes comentarios no dejaban indiferente a nadie y ponían banda sonora a los mandatos presidenciales de un hombre que hizo soñar a Venezuela con la prosperidad y la riqueza.

Su principal baza: el petróleo

Usó el petróleo como principal baza para generar alianzas internacionales y situar a Venezuela como un estado a tener en cuenta en la diplomacia mundial. La nacionalización de ésta materia prima le permitió contar con nuevos ingresos, que en un 50 por ciento destinó a fines sociales, haciendo efectiva así la repartición de la riqueza de la que tanto habló.

"Váyanse al carajo, yanquis de mierda", fue una de las célebres frases que Chávez le dedicó a Bush

Con Simón Bolívar como referente indiscutible y Fidel Castro como líder inspirador, Chávez apostó por una América Latina unida, bajo los ideales que él defendía. Creó el canal Telesur, impulsó la unión económica de las naciones latinoamericanas y no dudó en defender enérgicamente a quienes consideraba sus aliados y denostar a aquellos que tenía por enemigos. "No soy monedita de oro para caerle bien a todos", expresó Chávez durante el último año de su mandato.

Impulsó su particular revolución y cuando conoció que su enfermedad sería terminal, no dudó en designar a dedo al que sería el encargado de continuar una batalla en la que importan poco las formas. Nicolás Maduro hizo suyo el estilo que tantas victorias le trajo a su mentor y logró la victoria en unas elecciones en las que la oposición denunció fraude electoral.

Aunque el mandatario murió en 2013, su imagen sigue llenando las calles de Caracas, sus mensajes siguen generando adeptos y enemigos entre el pueblo y su legado continúa avivando el debate político de una Venezuela que quedó polarizada tras la llegada de Hugo Chávez al poder.

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