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Internacional

Los 'sintecho' ya disfrutan de duchas gratis en el Vaticano a iniciativa del Papa

El Papa Francisco saluda a los feligreses en la Plaza de San Pedro (Ciudad del Vaticano)

Miles de turistas visitan a diario la Plaza de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano, para contemplar su impresionante basílica. Pero desde hace un año, una cola singular hace frente a las largas filas de peregrinos que se congregan junto a la columnata diseñada por Gian Lorenzo Bernini en el siglo XVII. Es una hilera de personas 'sintecho' que, a iniciativa del Papa Francisco, tienen la oportunidad de darse una ducha o recibir un corte de pelo gratis.

“Me echaron de mi casa sin aviso hace un año y he estado viviendo en las calles desde entonces”, declara Elisabetta -48 años- al diario británico The Independent, al tiempo que reconoce que recorre todos los días la ciudad con su hijo para darse una ducha caliente y conseguir una muda de ropa interior limpia.

Con una economía estancada desde el inicio de la crisis financiera global en 2008 y una tasa de desempleo por encima del 12% -diez puntos inferior a la española-, Italia pasa por un situación social complicada y típica de los países del sur de Europa. Así, Elisabetta solía trabajar como cocinera y a raíz de la crisis, primero su trabajo se redujo a media jornada y, el año pasado, terminó despedida.

Krajewski invitó a cenar a un 'sintecho', pero éste declinó la oferta porque le avergonzaba su olor corporal. El arzobispo se lo transmitió al Papa, quien ordenó construir duchas en el interior de un bloque reservado a peregrinos

Desde entonces, ella y su hijo, de 22 años, duermen en la calle: “Primero solíamos dormir en la Plaza de Venecia. Después, encontramos una iglesia en la colina del Aventino, pero no le gustábamos mucho al sacerdote y comenzó a cerrar las puertas por la noche. Así que nos trasladamos a la estación de Ostiense, aunque nos han robado allí tres veces”. Para Elisabetta, la idea del Papa ha sido maravillosa: “Te tratan como a un amigo aquí”.

En realidad, la decisión no fue solamente del Papa Francisco, sino de su capellán -un arzobispo polaco llamado Konrad Krajewski- que comprobó por sí mismo las dificultades que pasan estas personas: Krajewski, tras conocer a un hombre sin hogar de Cerdeña, lo invitó a cenar, pero éste declinó la oferta porque estaba demasiado avergonzado por su olor corporal. El arzobispo transmitió inmediatamente su preocupación al Pontífice, quien ordenó construir con urgencia duchas en el interior de un bloque reservado para peregrinos.

Las instalaciones se acuñan entre una pequeña oficina de correos del Vaticano y la gran entrada al Palacio Apostólico, flanqueado por la Guardia Suiza y donde Mario José Bergoglio recibe en audiencia a la realeza y jefes de estado. Su diseño es muy moderno y, además, de la ducha los ‘sintecho’ reciben una muda limpia de ropa interior, una toalla, un jabón, pasta de dientes, maquinilla y espuma de afeitar, y desodorante.

En la calle, las temperaturas son superiores a los 30ºC. Elisabetta y su hijo están acompañados por unos 30 hombres y mujeres -en su mayoría de Europa del Este- esperando pacientemente en la cola. Alrededor de 140 personas sin hogar pasan por estos baños cada día.

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