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Internacional

La vigencia de Margaret Thatcher

La noticia del fallecimiento de Margaret Thatcher nos retrotrae, a quienes nos dedicamos al mundo financiero, a una época importante para los mercados de capitales, a una época de cambio, de expectativas, de innovación. A una década, la de los ochenta, en la que surgieron ideas cuyo impacto fue largo y profundo.

Margaret Thatcher tuvo mucho que ver en dos de esas ideas: el capitalismo popular y la limitación del peso del sector público en la economía y en la sociedad. Thatcher pensaba que traspasando la propiedad de las grandes empresas públicas a los ciudadanos, y sometiendo su gestión al escrutinio de los mercados de capitales, al hacerlas cotizar en Bolsa, se conseguiría no solo una mayor eficiencia para cada una de esas empresas, sino además una mejora general del conjunto de la economía al liberalizar sectores básicos.

Hoy, treinta y tantos años después, y en un escenario económico en muchos sentidos tan diferente al de entonces, las ideas de Margaret Thatcher no solo siguen siendo válidas sino que, como consecuencia de la crisis financiera provocada por la burbuja de crédito, esas ideas tienen más vigencia que nunca.

Cuando estalló la crisis en 2007 nos encontrábamos con un sistema económico sentado sobre una enorme montaña de deuda, con un sistema financiero y bancario falto de capital (the banker´s new clothes) , y con unos desequilibrios gigantescos generados por la mala asignación de los recursos. En consecuencia, había una sobrevaloración de muchos activos y una hipertrofia del sector público de muchos países, entre ellos el nuestro, hipertrofia financiada tan generosa como perversamente por emisiones de deuda pública crecientes.

Todos esperamos que, cuando la crisis de verdad termine, tengamos una economía equilibrada, un sector público correctamente dimensionado, un sistema bancario capitalizado y una asignación de recursos eficiente que de cuya resultante sea una correcta valoración de los activos.

En el tránsito desde la situación de partida del 2007 hasta la situación de deseable de llegada, los mercados de capitales han jugado ya y están destinados a jugar de forma aun más decisiva, un papel determinante. Hemos visto cómo los mercados de bonos han expulsado a gobiernos derrochadores y han obligado a los responsables políticos a tomar medidas muy duras y a ser disciplinados en la gestión de los recursos. Estamos también viendo cómo los mercados penalizan por la vía de las cotizaciones bursátiles a las economías que no terminan de realizar las reformas estructurales necesarias, marcando así el “reposicionamiento”, el sitio de cada uno en el nuevo mapa que saldrá de la crisis.

Todo esto al final tendrá que redundar en más capital y menos deuda en el sistema, y en un mayor peso de los mercados financieros en la financiación de la economía. Lo cual es bueno para el crecimiento y también bueno para atenuar eso que se llama “riesgos sistémicos”.

En definitiva, las ideas de fondo de Margaret Thatcher, aunque en una versión algo diferente y más adaptada a los problemas de nuestro tiempo, han vuelto, y ese es el legado que hoy, cuando compartimos el dolor por la pérdida de una persona que sin duda marcó una época, podemos recordar y podemos disfrutar.  

(*) Juan Carlos Ureta es presidente de Renta 4 Banco.

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