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Internacional

La jugada de Jeremy Corbyn: el camino del laborista hacia el liderazgo del partido

El nuevo líder del Partido Laborista británico.

Este sábado se ha dado a conocer uno de aquellos cambios que nadie esperaba hace unos meses, el giro hacia la izquierda de la política británica. Jeremy Corbyn, el candidato del ala socialista del Partido Laborista británico, ha obtenido la victoria en las primarias de la formación con 251.417 votos, el 59,5% del total de los apoyos. Pero, ¿cómo el ala izquierdista del partido ha logrado arrebatarle el mando a la deriva moderada que ha tenido la primacía durante los últimos 20 años?

Para empezar, el caso británico no puede ser comparado del todo con el caso español, que encarna Podemos -la formación que ha apoyado públicamente a Corbyn durante el proceso- aunque el laborismo sea el equivalente al PSOE, dado que en Reino Unido el sistema electoral golpea de una forma mucho más dura a las minorías y, por lo tanto, en el parlamento británico, a parte del laborismo, tan solo los verdes pueden ser considerados como una formación con una tendencia hacia la izquierda. Por ello, y dado que en el Partido Laborista fue un grupo fundado por sindicatos y actualmente los sindicatos con más peso en el país siguen siendo los principales contribuyentes de la formación - en Reino Unido no hay subvenciones directas a los partidos -, la llegada de Corbyn supone una vuelta atrás hacia unos principios defendidos por los laboristas hace más de 30 años -después de los cuales la moderación tomó el control del partido-.

En los últimos meses cerca de 178.000 sindicalistas se habrían unido al Partido Laborista

Teniendo en cuenta estos hechos, en el Partido Laborista ha existido, pese a la deriva de los últimos años, encarnada por Tony Blair -que se ha situado en todo momento en contra de Corbyn -, una minoría de miembros de izquierda socialista, que han permanecido en la formación aunque muchos de sus compañeros decidieran abandonar la formación. Corbyn, que lleva siendo diputado desde el año 82 y ha votado en más de 500 ocasiones en contra de la disciplina del partido es un ejemplo de ello. Así, esperando su momento detrás de las políticas de Blair y Gordon Brown, el pasado 8 de mayo llegó su momento, cuando la candidatura liderada por Ed Miliband sufrió un tremendo descalabro electoral.

En esas elecciones generales de mayo, el laborismo contaba con cerca de 200.000 miembros - han votado 245.520 para estas elecciones -, un dato que se ha disparado en los últimos meses. Según apuntan desde la revista británica Jacobin, en los últimos meses 178.000 sindicalistas -parte del partido que apoya las tesis de Corbyn- se habrían registrado de forma individual a la formación, mientras que cerca de 200.000 personas se unieron como inscritos por un precio de tres libras para votar. Además, según apuntan, unas 80.000 personas se inscribieron después de los comicios de mayo, muchos de ellos, apuntan, "el día después".

Por ello, durante la campaña de cara a la elección del nuevo líder, y secundados por el miedo de los altos cargos del partido a perder en poder y dejarlo en manos de Corbyn, se empezó a realizar una investigación masiva sobre los historiales de cerca de 120.000 nuevos afiliados y simpatizantes con derecho a voto. Y es que los antiguos líderes y miembros de campaña de otros candidatos acusaron de "entrismo" a socialistas y conservadores, a unos para apoyar a Corbyn y hacerse con el partido y en el otro caso porque creían que Corbyn podría ser un rival que no ganaría en Reino Unido en unas generales.

Corbyn habría ganado la elección aunque no le hubiera votado ningún inscrito ni ningún afiliado

De esta forma, el partido comenzó a anular las inscripciones de algunos de los nuevos miembros, inscritos o afiliados, algo que comenzó a criticarse en redes sociales y fue catalogado rápidamente en Twitter bajo el hastag #Labourpurgue (Purga laborista). Cabe destacar que con los datos en la mano, Corbyn habría ganado la elección aunque no hubiera votado ningún inscrito ni ningún afiliado y a sus rivales sí. Los datos apuntan a que el 49,5% de los miembros del partido -121.751- han dado su apoyo a Corbyn, mientras que en los otros sectores (afiliados e inscritos) el dato es mucho mayor, siendo realmente arrollador en el sector que ha concentrado la polémica: el 83% de los inscritos -88.449 personas- ha votado por Corbyn, y el 57,6% de los afiliados -41.217- también.

Así, con una elección que le da toda la legitimidad posible pese a las críticas, Corbyn asume el control de uno de los partidos más poderosos de Europa, ratificando así, gracias al apoyo de sindicatos y jóvenes, la deriva que parece haber tomado una parte de la Unión Europea después de la crisis económica y que poco a poco parece extenderse a países donde no se imaginaba tal cambio. Corbyn enfrenta ahora un grupo parlamentario que podría chocar de lleno con sus propuestas, provocando una división en el partido. Lo siguiente a tener en cuenta es ¿cuál será el futuro del laborismo? De momento, Corbyn tiene tiempo hasta el examen final, cuando en 2020 tenga que enfrentarse a las urnas para llegar al número 10 de Downing Street.

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