Quantcast

Internacional

Los líderes del laborismo británico se movilizan contra la deriva izquierdista de Corbyn

El diputado laboralista y candidato en las primarias de la formación, Jeremy Corbyn.

Neil Kinnock, Gordon Brown y yo sumamos juntos cerca de 150 años en el Partido Laborista. Somos diferentes. Estamos en desacuerdo en ciertas cosas, pero en esto estamos de acuerdo”. Estas palabras, escritas por el ex primer ministro Tony Blair en un artículo publicado el pasado domingo en The Guardian, son un llamamiento a los votantes laboristas para que no apoyen al candidato del ala izquierda del partido, Jeremy Corbyn, como líder de la histórica formación el próximo jueves. Y es que los dirigentes del ala moderada del laborismo no saben cómo frenar al hombre al que Podemos ha apoyado desde España para situarse en la carrera por alcanzar el número 10 de Downing Street.

Tony Blair: “Si Corbyn gana, el partido no enfrenta solo una derrota, sino la aniquilación. Pararle antes de que sea demasiado tarde”

En este texto, dirigido a los votantes laboristas y titulado Las políticas de Jeremy Corbyn son fantasía, como Alicia en el país de las maravillas, Tony Blair compara al candidato izquierdista con Alexis Tsipras, Donald Trump (por su ventaja en los sondeos) y Marine Le Pen, y tal y como asegura, “tiene un programa igual a aquél con el que luchamos y perdimos hace treinta años”. Pero no se queda ahí, y augura que una victoria de Corbyn no mejoraría el resultado del partido en las elecciones generales, dado que el nuevo fenómeno de masas en las islas, según apunta Blair, no representa ninguna diferencia en relación a las causas que llevaron a la formación a perder estrepitosamente las elecciones del pasado mes de mayo. “Si estás enfadado con los recortes en sanidad, dos cosas son obvias: esos recortes se hicieron a los programas introducidos por los laboristas y nosotros solo pudimos introducirlos estando en el poder”, y vaticina: “Corbyn no va a ser primer ministro de Reino Unido”.

Semanas antes de este artículo, Blair ya aseguró en el mismo diario que en el caso de que Corbyn se convirtiera en el nuevo líder de los laboristas “el partido no enfrenta solo una derrota, sino la aniquilación. Pararle antes de que sea demasiado tarde”. Pero Blair no es el único líder de la formación que se ha posicionado de forma tajante en contra de Corbyn. Tal y como explicaba en su artículo del domingo, el también ex primer ministro Gordon Brown se ha mostrado muy crítico respecto a este candidato, del que ha llegado a decir que “votaría a cualquiera menos a Corbyn” ante las preguntas de los periodistas sobre sus apoyos para esta elección. Además, Brown ha advertido sobre la política exterior del izquierdista: “No me digáis que podemos hacer mucho por los pobres del mundo si nuestras alianzas son Hezbollah, Hamas, el sucesor de Chávez en Venezuela y la totalitaria Rusia de Putin”.

También se ha sumado a las críticas el líder de los laboristas entre 1983 y 1992, Neil Kinnock, que ha denominado al candidato a batir “Troskista izquierdista” y asegurar que “tiene sus propios propósitos malignos”. Kinnock ha defendido que los apoyos de Corbyn no serán suficientes para movilizar su protesta. Frente a estos ataques, el candidato laborista no se ha quedado callado. Una semana antes del artículo de Blair en The Guardian, pero acosado por la presión del partido, Crobyn aseguró en la BBC que: “Si alguien quiere expresar una opinión está bien. Pero yo espero que la gente que ha tenido labores de Gobierno en realidad discutan sobre políticas y no traten de demoler la reputación de una persona o cuestionar sus habilidades. Simplemente creo que es una forma patética de hacer las cosas y deberían centrarse en cuestiones políticas. Con la importancia de las políticas a debate en el partido, ¿podemos permitirnos eso?"

Los laboristas están revisando los historiales de cerca de 120.000 nuevos afiliados y simpatizantes con derecho a voto que podrían ser "entristas"

Afiliados y simpatizantes

Y es que los apoyos de Corbyn para esta elección, en la que están llamados a votar unos 610.000 afiliados y simpatizantes, han estado en tela de juicio desde que se iniciara el proceso. Tras la designación ‘in extremis’ de Corbyn como candidato con 35 nominaciones -algunos de los diputados que le apoyaron reconocieron después que lo hicieron por generar debate- miles de personas se afiliaron o se registraron como simpatizantes de los laboristas pagando tres libras con el fin de votar en los comicios. Los antiguos líderes del partido y miembros de la campaña de otros candidatos han acusado de “entrismo” a socialistas y conservadores, que tendrían como único objetivo votar a Corbyn, unos para hacerse con el poder del laborismo y otros para enfrentarse a un adversario al que esperan ganar fácilmente en las elecciones de 2020, debilitando así a su principal rival. El propio líder del Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP), Nigel Farage, ha asegurado que espera que logre el puesto: “Tengo que decirlo, espero que gane. Una victoria de Corbyn significaría la muerte del Partido Verde”.

Desde la formación, a raíz de esta masiva tasa de afiliación, se está revisando los historiales de cerca de 120.000 nuevos afiliados y simpatizantes que han firmado para tener derecho a voto. Desde hace unas semanas, algunos usuarios en Twitter vienen denunciando que les ha llegado un correo anulando su afiliación al partido.

Otro usuario se quejaba de haber sido baneado después de haber donado 20.000 libras a los laboristas:

Duramente criticado en Twitter y denominado por los usuarios bajo el hashtag #Labourpurge (Purga laborista), estas acciones han llegado a unos extremos tales que según denunciaban algunos usuarios, la formación ha negado el derecho al voto a personas vinculadas a la formación o a los sindicatos de la formación - lo cual da derecho a voto - desde hace más de 50 años. A raíz de la polémica suscitada en las redes el partido ha dado marcha atrás en algunos casos y ha vuelto a restablecer el derecho al voto a algunos a los que se lo ‘requisó’.

Y es que en el desesperado intento de la actual dirección por evitar el ‘intrusismo’ la imagen del partido está siendo duramente golpeada en las redes sociales y en los medios. Pero todo ello parece encaminado a un único objetivo: frenar a Corbyn, que desde principios de agosto ha liderado todas las encuestas, que le sitúan con ventajas de entre 3 y 30 puntos sobre sus rivales. El último sondeo publicado situaba a Corbyn con un 39% de los votos frente al 27% de su máximo rival, Andy Burnham. Además, según muestran las tendencias de búsqueda en Google, la Corbynmanía multiplica por ocho en interés al resto de los candidatos en el último mes y, pese a que con las elecciones se ha moderado la distancia, a solo 4 días de las elecciones sigue siendo más buscado que la suma de sus tres rivales.

Estos datos se pueden contrastar con el apoyo masivo que está recibiendo el candidato en cada una de sus apariciones, en sus mítines y en sus apariciones televisivas. El pasado jueves tuvo lugar el último debate entre los candidatos en la cadena Sky, en donde Corbyn arrasó entre los espectadores. Según la encuesta de la cadena sobre quién ganó el debate, el 84,3% de los telespectadores aseguró que fue el izquierdista quien obtuvo la victoria. Los últimos minutos de este enfrentamiento terminaron con la candidata Yvette Cooper acusando a Corbyn de vender “falsas esperanzas” y otorgando “falsas promesas” que no puede cumplir a los británicos, como la de imprimir moneda para destinarlo a la sanidad y a la educación, lo cual generaría inflación. Cooper atacó duramente a Corbyn, que defendió acabar con la liberalización de los servicios públicos: “Fuimos a las elecciones de 2010 prometiendo recortes” y añadió que para 2020 no volverán a proponer eso, sino que apostarán por la inversión. “Yo digo: invertir para crecer”, defendió Corbyn, secundado por una ovación del público.

¿Una difícil supervivencia?

Pero obtener el liderazgo de la formación podría no ser suficiente para Corbyn. Según apuntan algunos articulistas británicos, el candidato podría enfrentarse a un grupo parlamentario rebelde en el caso de que se convierta en la cabeza visible de los laboristas. Algunos diputados como Yvette Cooper, Liz Kendall, Chuka Umunna y otros ya han anunciado que no estarán con él en la Ejecutiva. Precisamente Corbyn, desde que está en el Parlamento británico ha votado en contra de su partido en más de 500 ocasiones. Solo entre 1997 y 2010, se desmarcó de las consignas del partido hasta en 238 ocasiones. Desde esta posición de desobediencia es difícil que el izquierdista logre la lealtad de los que no comparten su visión del laborismo, y esta posición podría echar por tierra propuestas con las que parte del electorado más moderado de la formación no esté de acuerdo, como la renacionalización del servicio ferroviario, de las compañías energéticas, abandonar el programa de submarinos nucleares o retirar al país de la OTAN.

Entre 1997 y 2010, Jeremy Corbyn se desmarcó de las consignas del partido hasta en 238 ocasiones

Así el próximo jueves cerca de 600.000 laboristas tendrán la oportunidad, entre todo un mar de luchas y polémicas, de dar un giro radical a las políticas que lleva haciendo la formación durante los últimos 30 años o por el contrario continuar en la senda moderada que en estas últimas elecciones ha propiciado una escandalosa pérdida de apoyos. Después de la votación, el sábado día 12 se conocerán los resultados y al nuevo líder del partido, que tendrá como objetivo volver al número 10 de Downing Street bajo las siglas del laborismo. Lo que no está claro es si después de esta elección el laborismo seguirá siendo el mismo.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.