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Internacional

Los yihadistas conquistan otra ciudad aprovechando el caos por la sucesión de Al Maliki

Milicianos del ISIS, en una foto de archivo

Solo 110 kilómetros separan al Estado Islámico de la capital de Irak, Bagdad. A pesar de que los 3 días de bombardeos estadounidenses han sido muy efectivos según los informes de tierra, los islamistas están echando el resto para conquistar la capital de un Irak profundamente dividido y en crisis.

Aprovechando la caótica sucesión del ex primer ministro, los yihadistas han vencido a las fuerzas kurdas –los peshmergas- en Jawlahla, tras un atentado suicida que acabó con la vida de 10 kurdos. Al Maliki, que hasta ayer era el primer ministro iraquí, no quiere abandonar el puesto, en un gesto de resistencia al dictado de Estados Unidos. 

Al Maliki no acepta a su sucesor              

Tanto el nuevo primer ministro como el presidente no son vistos con buenos ojos por el depuesto Al Maliki. Su gabinete ha acusado a Fuad Masum, el nuevo presidente de origen kurdo, de “perpetrar un golpe contra la constitución iraquí y el proceso político”. Al Abadi, nuevo primer ministro de Irak, ha recibido todas las bendiciones del gobierno estadounidense y le han urgido a que lleve a cabo un gobierno que integre a todas las minorías del país; chiíes, suníes y kurdos. Se teme que este polémico relevo pueda dividir a los iraquíes que se oponen al Estado Islámico, más que unirlos contra el enemigo. El bombardeo del norte de Irak llega 3 años después de la retirada de las tropas por parte de Barack Obama y 11 años después del inicio de la guerra. Los estadounidenses, así mismo, están armando a los peshmergas, que han comenzado a recuperar ciudades del Kurdistán iraquí, a 45 km de Erbil, la capital.

Mientras tanto, los refugiados se cuentan por cientos de miles

El otro lado de todo conflicto es siempre tenebroso, ya que cientos de miles de personas, entre ellas chiíes, yazidíes –que profesan una religión considerada como “adoración” del diablo para los yihadistas- y cristianos, comenzaron a huir desde hace semanas para escapar de una muerte segura. Una muerte que además es cruenta y cruel, ya que el Estado Islámico aplica castigos inhumanos para todo aquel que no se convierte al Islam…y a aquel que se convierte.

Los asesinatos en fila, las crucifixiones, las decapitaciones y vejaciones del cadáver, así como los enterramientos en vida son la forma de advertir lo que le espera a todo aquel que no profese el Islam. El Estado Islámico dice que todo cristiano o creyente de otra religión que no sea “la única y verdadera” debe pagar el Azaque –el impuesto del 3% destinado a los pobres – y convertirse al Islam, o prepararse para pagarlo con su vida. La gran mayoría han huido a la frontera con Siria, abandonando sus hogares, en condiciones infrahumanas, a 50ºC de temperatura y prácticamente con lo puesto.

EEUU trata de lanzar ayuda humanitaria, pero nunca es suficiente para atender a cientos de miles de personas refugiadas.

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