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Internacional

Rock, alcohol y chicas: fiesta de la democracia 'made in America'

"Celebremos la fiesta de la democracia, porque independientemente de quien venza, el pueblo de Estados Unidos es el ganador". Con su español rudimentario, el judío Alan Solomont, embajador de EE.UU. en España, daba la bienvenida a varios cientos de asistentes al acto de la delegación de USA en el Hotel Intercontinental de Madrid. Fue una fiesta típicamente americana: alcohol, chicas guapísimas vestidas como en Nochevieja y mucho rock, con un grupo que versionó en directo algunos de los mejores temas made in America y muchas canciones británicas.

Como representantes del Gobierno español, el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Gonzalo de Benito, o el de Telecomunicaciones, Víctor Calvo Sotelo. También otros altos cargos designados por el Gobierno, tal es el caso del director de la agencia Efe, José Antonio Vera. Políticos socialistas se acercaron al acto como Soraya Rodríguez (portavoz en el Congreso) o Diego López Garrido (actualmente diputado raso). La asistencia fue notoriamente de perfil más bajo que en ediciones anteriores, como hicieron notar muchos presentes, y los perritos calientes fueron sustituidos por un "tentempié" frío.

El embajador, eufórico

El embajador Solomont volvió a tomar la palabra a la 1 y media de la madrugada, cuando realmente empezaban a conocerse los resultados. Ofrecía de nuevo un discurso interrumpido en muchas ocasiones por la mala educación de los presentes, principalmente los españoles ('marca España' es también no escuchar a alguien cuando habla). Solomont respiraba euforia y apenas podía contener su favoritismo por Obama, incluso llegó a dar un golpe en tono jocoso al Romney de cartón piedra en tamaño real que presidía el acto (junto con otra reproducción de su rival demócrata).

El corresponsal de la CNN aguantaba estoicamente el tipo en su directo mientras atronaba una canción de Amy Winehouse. Eso es profesionalidad

La música era atronadora y el alcohol se hacía visible en los ojos de algunos de los presentes. Con los primeros resultados de Florida, los asistentes tenían claro que sería una noche muy larga. El estado caribeño varió a lo largo de la noche su color político, de Obama a Romney y de Romney a Obama, para finalmente decantarse por el político de Chicago. Una notoria mayoría de las personas que allí acudieron eran partidarias del candidato demócrata, el favorito si se fijaba uno en la chapa mayoritaria en sus solapas (la Embajada repartió una de Romney y una de Obama a la entrada) o por los tímidos aplausos cuando el candidato afroamericano conseguía dar la vuelta a alguno de los estados que se disputaron hasta el final (Ohio, Florida o New Hampshire).

Los asistentes, totalmente variopintos: desde un diplomático hondureño y su acompañante (que decía todo el rato: "¡yo soy de Ohio!") hasta una estudiante islandesa afincada en Madrid. Todos ellos disfrutaron con la música atronadora, que no impidió al corresponsal de CNN en Madrid hacer un directo mientras el grupo musical de féminas gritaba los acordes de una canción de Amy Winehouse. Eso es profesionalidad.

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