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Internacional

Carromero amplía la conspiración: “Fui abofeteado para callar la muerte de Oswaldo Payá”

El dirigente de Nuevas Generaciones, Ángel Carromero, a su llegada al juicio en Cuba

A Ángel Carromero, según  él mismo, no solo un coche impactó contra el que él conducía el 22 de julio de 2012 en Cuba, sacándolo de la calzada, accidente por el que tuvieron que ser trasladados sus ocupantes -Carromero, el sueco Aron Modig, y los disidentes Oswaldo Payá y Harold Cepero- a un hospital cercano, donde Payá y Cepero fueron “asesinados” por las autoridades cubanas. Hasta ahí la versión que aportó el joven dirigente de Nuevas Generaciones en El Mundo el pasado 5 de julio. Pero el pasado miércoles Carromero aportó más detalles de tu teoría de la conspiración a El Nuevo Herald, un diario de Miami fundado en los años setenta con una línea editorial marcadamente anticastrista.

En concreto, Carromero señaló que un militar cubano lo abofeteó en el hospital para que no revelara el supuesto asesinato de Oswaldo Payá. “Eso no ha pasado. Tumba, tumba”, cuenta que le dijo el oficial. “No me pegaron una paliza. Sólo un par de bofetadas para intentar cambiar mi versión”.

Se trata de un nuevo elemento de la versión del vicepresidente de Nuevas Generaciones de Madrid, una línea que no casa con el juicio celebrado en Cuba sobre el accidente. El veredicto fue reconocido por el Gobierno de España, que es del mismo color político que Carromero.

De acuerdo con la sentencia, que este diario publicó en enero, Carromero se salió de la calzada por exceso de velocidad en la provincia de Bayamo. El dirigente fue encarcelado de julio a principios de enero, cuando fue extraditado a España por las autoridades cubanas. Al poco de aterrizar en Madrid, obtuvo la libertad condicional y su puesto de asesor del Ayuntamiento madrileño. En marzo estrenó su versión de lo sucedido, según la cual las muertes de Payá y Cepero fueron “asesinatos de Estado”. Y en agosto la ha ampliado. El único testigo, el exlíder de las juventudes demo-cristianas suecas, no corrobora la tesis de Carromero.

Carromero justifica su acatamiento de la sentencia ante el Nuevo Herald. “De 26 años, rodeado de militares, sin saber qué hacer… yo firmaba lo que sea”, dijo. También asegura que pensó en suicidarse. “No me siento nada orgulloso de eso”, dijo. “Pero estaba desesperado. Creía que no me iban a soltar nunca. Allí te acusan y ya estás condenado. Resígnate, porque ya”. Cada día que pasa, Carromero tiene algo nuevo que aportar. 

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