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Internacional

Alejandro Cao: “Podemos es algo hippy. Ahí cabe todo. Es el partido del amor libre”

Alejandro Cao

Si Corea del Norte quisiera, podría lanzar una bomba de hidrógeno a 30.000 kilómetros de distancia y hacer que no quedara piedra sobre piedra en ese lugar. Pero no lo hará, salvo que Estados Unidos o sus vecinos del sur traten de invadirla. De esta forma lo relata Alejandro Cao de Benós (Tarragona, 1974), descendiente del barón de Les, el conde de Argelejo y el marqués de Rosalmonte, y el único extranjero que forma parte del Gobierno totalitario de Kim Jong-Un. Es un español dentro del hermético cortijo de una familia que ha sido acusada de materializar la más popular pesadilla orwelliana, de perseguir, torturar y ajusticiar a los críticos y a sus allegados; y de sembrar la paranoia entre una población a la que se le bombardea constantemente con mensajes sobre los riesgos que existen allende sus fronteras.

Sobre este país circulan todo tipo de informaciones y evidencias que aluden a la iniquidad de sus autoridades. Los testimonios de sus disidentes relatan torturas y asesinatos por razones políticas en sus campos de concentración. La BBC publicó el pasado mayo que Kim Jong-Un había ejecutado al traidor de su ministro de Defensa disparándole con un cañón antiaéreo. Y medios de comunicación de todo el mundo aseguraron que ajustició a su tío, “jugador y corrupto”, haciendo que le devorara una jauría de 120 perros. Amnistía Internacional ha intentado arrojar algo de luz sobre estas denuncias, pero se le ha denegado la entrada en este país al considerar que se encuentra al servicio del enemigo yanqui.

Alejandro Cao de Benós niega la mayor sobre estas noticias, a las que considera “pura propaganda surcoreana”. Historias de vampiros. Mitos y leyendas que sirven para desprestigiar un país donde “la gente es feliz” y se respetan los derechos humanos. El último bastión del comunismo en Asia, donde China y sus satélites han claudicado ante los cantos de sirena del capitalismo, con sus "voraces" multinacionales y sus hipnotizantes fuegos fatuos. Corea del Norte, según este tarraconense, es un territorio libre de los “iconos y perversiones imperialistas”. Ajeno a los peligros del mundo libre. La aldea de Astérix del mundo globalizado que se ubica al norte del paralelo 38.

P: ¿Para qué quiere Corea del Norte la bomba H?

R: Para evitar ser invadida. Corea ya sufrió una guerra de 3 años tras la ocupación de Estados Unidos. Acabó con el armisticio del 27 de julio de 1953, pero, oficialmente, estamos en guerra con Estados Unidos. Como este país se niega a firmar la paz definitiva y tiene una larga trayectoria de invasión de naciones soberanas para extraer sus recursos, nosotros tenemos la obligación de defendernos. Y ése es el único propósito de estas armas: la disuasión. Al ser una potencia nuclear, no se atreverán a atacarnos.

P: ¿Posee Corea del Norte la tecnología suficiente para atacar Occidente?

R: Sí. De lo contrario, de poco serviría tener la bomba. Hemos demostrado la capacidad que tenemos, en ese sentido, con la puesta en órbita de satélites artificiales. Estos se lanzan en cohetes de 3 etapas que también sirven para lanzar misiles a una distancia de hasta 30.000 kilómetros.

"Gracias a la bomba nuclear podemos asegurar la supervivencia del sistema socialista en Corea del Norte"

P: ¿Pero usted cree que hay un riesgo real de invasión?

R: Afortunadamente ahora no gracias a esta bomba nuclear. Gracias a este desarrollo, podemos asegurar la supervivencia del sistema socialista y no terminar como Libia o Siria.

P: Un oficial del Ministerio de Exteriores de Corea del Norte reconoció hace un tiempo ante la ONU que existen campos de concentración en este país para “redirigir la conducta” de determinadas personas. ¿No es esto una violación de los derechos humanos?

R: Se les llama campos de trabajo, no de concentración. Y no tengo dudas de que lo que pretende la prensa es equipararlos a los del régimen nazi, cuando ni por asomo se dedican a lo mismo. Esto son granjas cooperativas y empresas madereras del Estado en las que los criminales comunes, juzgados y sentenciados, trabajan y pagan a la sociedad, en vez de irse a una prisión donde se está encerrado todos los días, donde se vuelven drogadictos y donde preparan sus nuevos golpes, como ocurre en los países occidentales. Aquí cultivan arroz o deforestan campos. No perciben un sueldo ni pueden salir del recinto. Pero, repito: los internos son criminales comunes.

P: Pero son muchas las denuncias ante la ONU de que hay presos políticos en Corea del Norte, dentro y fuera de estos campos...

R: No hay presos políticos en Corea del Norte.

P: ¿Niega también que se incumplan los derechos humanos?

R: El sistema garantiza el cumplimiento de los básicos, los de supervivencia, como son tener un techo, tener comida y tener una educación. Es decir, Corea garantiza los que ningún país capitalista cumple. Todo lo relativo a los derechos humanos se suele manipular para que la cultura occidental decadente que impone Estados Unidos -que impera en las Naciones Unidas- no quede en evidencia.

P: ¿Entoces son falsos los testimonios de disidentes, entre los que hay antiguos guardias de estos campos de trabajo, en los que se denuncian torturas de todo tipo en Corea del Norte?

R: Lo increíble es que una persona pueda acusar sin pruebas y las autoridades le hagan caso y ejecuten sanciones contra un país. Cuando una persona denuncia tiene que aportar una prueba. No valen dibujos. Estos desertores en muchos casos son criminales que escapan del país y mienten. En algunos casos, hacen un teatro total y llegan a cobrar mucho dinero por dar conferencias.

"Muchos disidentes son criminales que escapan del país y mienten. Hacen un teatro total y llegan a cobrar mucho dinero por dar conferencias"

P: Pero llama la atención que hasta un guardia de un campo de concentración lo denuncie...

R: En el caso que comentas, del desertor Ahn Myong-Chol, se demostró que su testimonio era falso. Mira, lo que ocurre es que cuando una persona deja su país, deja el socialismo y tiene que enfrentarse a la jungla cruel del capitalismo, tarde o temprano acaba cayendo en las manos de los servicios de inteligencia surcoreanos y tiene que hacer lo que le ordenen. Porque, de lo contrario, no tendrá dinero ni para comer.

P: ¿Un opositor político se puede expresar libremente en Corea del Norte?

R: Lo puede hacer, pero va a tener que enfrentarse a una presión social muy fuerte. La misma, por ejemplo, que yo tengo en España, donde mi opinión no coincide con la de la mayoría. Yo he llegado a perder puestos de trabajo por mi ideología y estoy sometido a una presión importante por parte del Gobierno.

P: Usted vende Corea del Norte como un país casi utópico. Me pregunto entonces el porqué se le ha demonizado...

R: Por una parte, lógicamente porque es un país comunista y al bloque capitalista occidental no le interesa que exista un sistema político diferente. También por el sensacionalismo que genera una nación tan lejana y de la que se sabe tan poco. Eso lo aprovechan los periodistas para inventar cosas como que un general fue comido por 120 perros o que una persona fue fusilada por un cañón antiaéreo. Cosas que no se sostienen.

P: Pero entenderá que la imagen de Corea del Sur es mejor. Se ve como un país desarrollado y libre, al contrario que Corea del Norte. ¿Esto es, entonces, porque se ocultan cosas de Corea del Sur?

R: Claro. Se tapan sus problemas sociales, derivados de un trabajo esclavista. Es un país capitalista con salarios pésimos en el que la gente malvive. Lo que no se suele decir tampoco es que, en Corea del Sur, los Estados Unidos impusieron la Ley de Seguridad Nacional mediante la que está prohibido tener ningún contacto, oír ninguna canción, ni leer nada de Corea del Norte. Si el capitalismo es tan superior, ¿por qué encarcelan a la gente por este tipo de actitudes?

P: ¿Acusa a su vecino de tener represaliados políticos?

R: Sí. Conozco condenas a 5 años de prisión por escuchar canciones norcoreanas. Yo tengo amigos religiosos en Corea del Sur, curas y monjas, que por querer la paz han visitado Corea del Norte y están en prisión ahora mismo. Esto es habitual. De hecho, la ley de Corea del Sur contempla la pena capital para los que nos apoyen. No se suele aplicar, pero sí que existen penas de 20 o 30 años por apología del comunismo.

P: Ustedes alardean de que todos los norcoreanos estarían preparados para entrar en combate en el caso de que su vecino tratara de invadirlos...

R: Sin ninguna duda. Las 24 millones de personas están preparadas para combatir a Estados Unidos, el mayor imperio del mundo y la potencia militar y tecnológica más fuerte. Ya pasó con la invasión japonesa y durante la Guerra de Corea. Aquí, hasta los niños cumplieron su labor en materia de espionaje.

"Los 24 millones de coreanos están preparados para combatir a Estados Unidos en caso de invasión"

P: Dentro del ámbito jurídico, ¿hay pena de muerte en Corea del Norte?

R: Oficialmente, sí existe, pero apenas si se aplica en ningún caso. Sólo en los de terrorismo con muerte de civiles o en el caso de que haya un golpe de Estado como el de Jang Song-Thaek -tío de Kim Jong-Un-, en el que además se demostró que había robado 4 millones de euros.

P: Precisamente, cuando se ejecutó a Jang Song-Thaek se publicó que Kim Jong-Un había realizado una purga en el partido. ¿Es cierto eso?

R: Eso no es cierto. Los miembros más importantes de nuestro Gobierno, empezando por el presidente, los vicepresidentes y los secretarios del partido, siguen siendo los mismos que antes de la muerte de Kim Jong-Il. La mayoría de nuestros ministros continúan también en sus cargos. Eso no es cierto.

P: ¿Qué ha cambiado con la llegada de Kim Jong-Un al poder?

R: Nada. La gente se esperaba que se iba a cambiar el sistema hacia el capitalismo y no. Lo que se hace es continuar con la vía socialista marcada, la Idea Juche. Lógicamente, las federaciones se van relevando. La gente es más mayor, se jubila y entran jóvenes. Hay un relevo generacional muy importante en el Gobierno, pero de la vía social no ha cambiado nada.

P: ¿Despachas con el líder de forma habitual?

R: No. No trabajo con él. Yo lo hago con dos ministros. Y en ocasiones con el presidente de la Asamblea Suprema del Pueblo, Kim Yong-Nam.

P: ¿Cómo son las relaciones con China?

R: Las tradicionales de compañerismo. Y son muy cercanas. Pero claro, China se convierte en un país capitalista a mediados de los 80 y, aunque a nivel comercial tenemos buenas relaciones, a nivel ideológico estamos en las antípodas. Siempre han querido meternos en su ámbito de influencia y someternos, pero no nos hemos dejado.

P: Pero, al igual que China, ¿no se han visto tentados de dar entrada a ninguna multinacional para relanzar la economía?

R: No, porque sabemos que en el momento en que entren empresas capitalistas y tomen sectores del mercado diferentes, se cae el sistema. El socialismo sólo se puede mantener cuando las empresas y los sistemas de producción pertenecen al pueblo y todos los beneficios se reinvierten en la población.

P: ¿Funciona el sistema productivo en Corea del Norte? Se lo pregunto porque se han dado casos de hambrunas y eso significa que los beneficios que se han reinvertido en el pueblo no han sido precisamente cuantiosos...

R: En los años 90 tuvimos problemas de hambrunas. El país no tenía prácticamente nada y estaba desabastecido tras quedarse solo como comunista en el mundo. Pero ahí se aprovechó para modernizar la industria y para prepararse para un despegue económico que es el que empezamos a tener ahora. Y ese despegue económico, a nivel socialista, significa ser mucho más profesionales. Por ejemplo, antes las empresas que eran productivas y daban buenos beneficios al Estado tenían que cargar con el lastre de las más inútiles. Eso impedía que progresaran económicamente. Uno de los mandatos que se realizaron fue cerrar esas empresas y reeducar a la gente para que trabajaran en otras empresas. Por otro lado, hemos descentralizado algunos aspectos para que no sólo se tomen desde Pyongyang. Y eso funciona.

P: Pero entonces, ¿afirma que ya no hay hambrunas?

R: La situación de las familias ha mejorado muchísimo y ya no hay hambrunas. Ahora mismo nadie pasa hambre en Corea. Estamos hablando que en 2001 no había ni una sola tienda abierta en la capital. Ahora hay supermercados y abastecimiento de todo. Incluso de una gran variedad de productos importados. Yo en el año 2001 llevaba mi maleta llena de comida para compartir con mis compañeros. Ahora hay restaurantes en todas las partes.

"Cuando las masas no tienen nada, se levantan contra los poderosos y hacen la revolución. Aparece, entonces, el socialismo. Así ocurrirá en Occidente"

P: En esa situación, hubo que apaciguar algunas revueltas populares, según publicaron los medios. ¿Eso dañó al régimen?

R: Yo creo que eso es propaganda. Yo no las he visto (las revueltas) y estuve en Corea en ese tiempo. No he visto ni grafitis, ni revueltas, ni nada por el estilo.

EL COMUNISMO Y PODEMOS

P: Hablemos de España, ¿cómo ves a Podemos?

R: Lo veo como una farsa. He tenido la posibilidad de compartir con Pablo Iglesias algunas charlas y mi impresión ha sido que su interés es únicamente el de liderazgo y poder. Tiene poco interés de hacer las cosas por el pueblo, pero mucho en hacerlo por interés propio. La ilusión con Podemos desaparecerá pronto.

P: Veo que es usted tajante...

R: Mira, uno de los ejemplos más claros es el de la OTAN. Seguir perteneciendo a la OTAN y estar a las órdenes de Estados Unidos no tiene sentido. Dijeron que eran revolucionarios y que iban a cambiar todo, pero cada vez se están acoplando más al propio sistema para encajar y para tener poder. El problema de este tipo de organizaciones tan anárquicas es que cada uno va por su camino.

P: ¿Qué opina de su programa?

R: Que es una idea un poco 'hippy'. Cabe un poco todo. El amor libre, todo el mundo es igual, aquí todo es asambleario... Es decir, que cada uno haga lo que quiera y todos contentos. Eso es imposible. Su programa es volátil y no va a durar nada. No es lógico. Parece que uno ha dicho: ¿cómo cambiamos el mundo? Y los otros le han contestado: pues nos desnudamos y viva el amor libre. Y así no se cambian las cosas.

P: Está lejos del comunismo entonces...

R: Es faccionalismo. Comunismo significa estar todos unidos alrededor de una organización. Yo no he visto que Podemos incluya en su programa la nacionalización de la vivienda o que las cuentas bancarias de más de 100.000 euros vayan para el pueblo. Eso no queda bien y por eso no lo hacen. Pero entonces no se pueden definir como comunistas.

"Jamás he cobrado ni un solo euro de Corea del Norte. Y llevo 25 años trabajando en el país"

P: ¿Cómo ve la crisis de Occidente?

R: La crisis es un proceso propio del capitalismo, que comienza creando una clase media general y una pequeña empresa, que es la que mantiene el sistema. El problema es que este sistema crea empresas grandes que, a un ritmo determinado, van absorbiendo esas pequeñas hasta que acaban dominando el tejido empresarial, que es el que mantiene al sistema. Empresas que funcionaban desde 1850 están cerrando sus puertas, mientras que las más grandes no renuncian a seguir creciendo. Ahora estamos en el comienzo de la decadencia del sistema. Pero la historia nos ha enseñado que, cuando las masas no tienen nada, se levantan contra los poderosos y hacen la revolución. Aparece, entonces, el socialismo. Así ocurrirá en Occidente.

P: ¿Es parte de la clase privilegiada de Corea del Norte?

R: No.

P: ¿Cuánto cobra desde tu puesto?

R: Sería en tal caso la clase menos privilegiada, pues mi salario es 0. Jamás he cobrado ni un solo euro de Corea del Norte. Y llevo 25 años trabajando en el país.

P: Entonces, ¿por qué le interesa estar allí?

R: Trabajar por una idea, por una ideología. Dentro del sistema capitalista, resulta muy difícil entender este concepto de dedicar su vida a hacer algo por una idea o un sueño. Ésa es la miseria de esta sociedad, que no entiende a los que dedican su tiempo a cultivar una pasión.

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