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Las opciones de López: absorber al sanchismo y fortalecer al PSC

Pedro Sánchez habla al oído de Patxi López en la sesión constitutiva del Congreso.
Pedro Sánchez habla al oído de Patxi López en una sesión constitutiva del Congreso

En la presentación de la candidatura de Patxi López, todos los focos estaban en el atril. Allí, sobre una pequeña tarima, el primer candidato a la Secretaría General del PSOE repetía una y otra vez que no era el candidato de nadie ni contra nadie. Mientras esto sucedía, en una comparecencia de más de una hora en la que se respondió a todas las preguntas de todos los periodistas, de pie en el fondo de la sala y detrás de las cámaras, estaba el pequeño grupo de gente que soporta la campaña del exlehendakari: su mujer Begoña Gil; su asesor, Andoni Unzalu; y el mejor heredero de Alfredo Pérez Rubalcaba en estrategias de partido: Rodolfo Ares. Los tres fueron parte de su equipo en Euskadi y los tres son los artesanos que van a dirigir la campaña de López en las primarias socialistas. Y aunque el mutismo sobre estrategias fue absoluto, obviamente, los tres sabían y saben que el éxito de su carrera depende principalmente de dos factores: que Pedro Sánchez no se presente, algo que es más que posible que se confirme en los próximos días, y que los militantes del PSC voten en las próximas primarias como el resto de militantes del PSOE. A ese público, a los seguidores de Sánchez y a los catalanes que quieren ver por fin una propuesta razonable al laberinto en el que están inmersos, se dirigió gran parte de la intervención de López. 

Pedro Sánchez se tiene que acordar, y mucho, de su paso por el programa Salvados de La Sexta. Aquella intervención con Jordi Évole en la que pretendía lanzar su candidatura a la Secretaría General del PSOE se convirtió, en realidad, en su tumba. Las declaraciones sobre una gran conspiración encabezada por el diario El País y Telefónica para impedir su acceso a La Moncloa colmó la paciencia de muchos de sus seguidores entre los altos y medios cargos del partido. Y aunque mantuvo, y algo mantiene, cierto predicamento entre la militancia socialista, su acercamiento a Podemos y su obsesión en la manía persecutoria han desinflado su efervescencia. Y el equipo de López, que lleva semanas hablando con muchos barones pero también con muchísimos militantes de base, sabe que es más que probable que Sánchez decida desistir en sus aspiraciones consciente de que ningún alto cargo relevante (Odones al margen) va a embarcarse con alguien que habla de conspiraciones planetarias en su contra.

Patxi López, consciente de esa debilidad, aspira ahora a heredar a sus seguidores y convertirse en el candidato del cambio. Pero un cambio que respeta las normas del partido, lo que ha querido refrendar con la frase:"yo soy (candidato) oficial". Para erigirse en adalid de la nueva política del PSOE, ha defendido en su intervención el "no es no" a Rajoy; ha señalado que no apoyaría unos presupuestos del PP sin un cambio fiscal; y ha enfatizado que su partido quiere recuperar la izquierda como objetivo y no como edulcorante de las políticas de la derecha. Todos ellos, mensajes del gusto de los sanchistas. Algo que, desde luego, no ha sentado nada bien a Sánchez pero que, en realidad, le ha colocado ante su casi única alternativa: rendirse. Cómo lo haga, un respaldo a cambio de algo o simplemente pasando a segundo plano haciendo más o menos daño al personal, se verá previsiblemente en los próximos días. Pero entretanto, López ya ha lanzado la caña a sus fieles, muchos de ellos excompañeros de Ejecutiva de ambos cuando Sánchez era secretario general. "Yo soy (candidato) oficial".

Apoyo catalán

El otro gran caladero en el que López puede obtener ventaja en su carrera hacia el despacho noble de Ferraz es Cataluña. Susana Díaz es consciente de su escaso gancho en el PSC y ha amagado con dejar a sus 17.000 militantes fuera del censo de las elecciones a los órganos federales del PSOE. Y López, consciente del sentimiento de agravio que padecen los socialistas catalanes, les ha lanzado varios guiños. Por supuesto, defendiendo que no concibe "el PSOE sin el PSC ni el PSC sin el PSOE". Pero, sobre todo, remarcando que no toleraría que nadie pretenda dejar fuera a los votantes catalanes. Ha querido rebajar la tensión asegurando que duda mucho que nadie lo pretenda, pero por si acaso... el mensaje ya lo ha lanzado.

El otro camino que ha abierto para entenderse con la militancia del PSC es político. Amparado en su pasado como lehendakari, López ha defendido el entendimiento entre diferentes; las bondades que, a su juicio, posee el autogobierno; la necesidad de descentralizar y de una España federal y solidaria; y el enriquecimiento que supone respetar las diferencias de "un país plural". Patxi López ha centrado parte de su discurso en la situación catalana -sin hablar nada de su Euskadi natal- para remarcar que, en su opinión, solo el PSC de la mano del PSOE es capaz de sacar a Cataluña del charco secesionista en el que se ha metido.

Cataluña y los sanchistas, amén del apoyo de alguno de lo viejos líderes socialistas y de varios barones regionales (Euskadi y Navarra se dan por descontados), son los grandes pilares de López. De la presencia de Sánchez en la carrera depende gran parte de su futuro, pero en el entorno del exlehendakari dan casi por supuesto que el ex secretario general no encontrará los apoyos suficientes entre los medios y altos cargos socialistas. De cómo se resuelva esa incógnita, Susana Díaz, cuando se decida a dar el paso, podrá estar más o menos tranquila.

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