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Errejón aceptó Madrid para frenar la purga y preparar la era post-Iglesias

Pablo Iglesias e Íñigo Errejón se dan un abrazo tras conocer el resultado de Vistalegre.

La nueva ubicación de Íñigo Errejón, número dos de Podemos desde que naciera la formación hace tres años, ha sido producto de un juego de contrapesos internos. Según fuentes conocedoras del proceso de negociación con Pablo Iglesias, una vez que el proyecto de 'Recuperar la ilusión' salió derrotado de Vistalegre, Errejón aceptó ser el próximo candidato de Podemos en la Comunidad de Madrid con una "condición inexcusable": poder seguir contando con la mayor parte de su equipo de colaboradores y asesores a fin de "ir engrasando la maquinaria" de cara a la batalla contra la presidenta regional, Cristina Cifuentes, en las autonómicas de 2019. Y aunque se producirán algunas bajas, irremediables, la sangre no llegará al río.

Con esta cláusula, Errejón, nuevo responsable de Análisis Estratégico y Cambio Político, ha conseguido rebajar el alcance de un purga que los perdedores temían muy acusada desde la mañana del pasado domingo, nada más conocer el resultado de la segunda Asamblea Ciudadana estatal. La limpia se daba por hecha en los puestos directivos, como así ha ocurrido (los errejonistas tendrán un 20% de la nueva Ejecutiva y no el 40% que reclamaban conforme a los votación del Consejo Ciudadano). Pero era algo descontado. La mayor preocupación, en realidad, estaba en el futuro de los cargos intermedios y de los trabajadores de áreas sensibles como finanzas, prensa o redes sociales que se habían significado con la candidatura de Errejón. 

Y es que esta cuestión no era un asunto menor, sino todo lo contrario. Desde el pasado otoño, coincidiendo con las primarias en la Comunidad de Madrid, Podemos ha venido funcionando con dos estructuras paralelas, cada uno autogestionando sus recursos humanos y materiales. Por un lado, los pablistas y, por otro, los errejonistas. Iglesias, legitimado por la rotunda victoria de Vistalegre, tenía en su mano desmantelar el aparato errejonista y sustituir el grueso de estos cuadros por otros afines, pero transigió con la exigencia de Errejón a cambio de que el hasta ahora secretario Político y portavoz parlamentario asumiera el reto de ser el próximo cabeza de lista a la Comunidad de Madrid. Así fue la intrahistoria del acuerdo.

Las declaraciones de ambos este sábado justificando dicha decisión en la "unidad que piden las bases", en la necesidad de "redoblar la apuesta en las comunidades" o en el "desafío estratégico" de ganar a Mariano Rajoy antes de las generales de 2020, son fuegos artificiales.

Los anticapitalistas, que ya no serán decisivos en las primarias de Madrid, porque el pacto Iglesias-Errejón las desactiva, son los peor parados

Tantos interés había por firmar esta paz que salva a las tropas errejonistas que ello ha primado sobre lo que puedan decidir los inscritos en Podemos Comunidad de Madrid sobre quién les represente en las urnas en 2019. De ahí el enfado supino de los anticapitalistas, que permitieron a los pablistas, mediante una alianza, hacerse con el control de la dirección regional el pasado noviembre. Los trotskistas, que ya no podrán ser decisivos en las próximas primarias aquí, porque el pacto Iglesias-Errejón las desactiva, son los que salen peor parados. Ahora tendrán que explicárselo a su parroquia. Y lo que es más complicado, llevar su tolerancia al extremo y no poner palos a las ruedas del proyecto de Errejón.

Los anticapitalistas de Madrid, dirigidos por Isabel Serra y Raúl Camargo, cuentan con 4 de los 11 miembros en la Ejecutiva autonómica. De hecho, Serra es la portavoz de la cúpula que lidera Ramón Espinar. El senador ganó a Rita Maestre, portavoz en el Ayuntamiento capitalino y número dos de la candidatura de Errejón en Vistalegre.

El trampolín

El otro argumento, según las fuentes citadas, que manejaba este sábado el sector moderado para explicar el paso dado por Errejón, que seguirá como diputado en el Congreso, decía que de esta manera el exsecretario Político logra ganar tiempo para preparar la era post-Iglesias. Los errejonistas, que siempre recuerdan que fueron ellos quienes pusieron los mimbres del funcionamiento del partido y articularon su esqueleto territorial mientras Iglesias permanecía en Bruselas como eurodiputado, están convencidos de que su momento está por llegar y de que llegará más pronto que tarde.

Si dan la campanada en la Comunidad de Madrid, se harán fuertes y Errejón, de 33 años, podrá encontrar aquí el trampolín para aspirar a la Moncloa posteriormente. Y si pierden, serán la alternativa natural en caso de un segundo descalabro de Iglesias. Éste es el horizonte que dibujan los errejonistas y que resumen con un lema: "Paso corto, mirada larga".

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