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Política

El 'triple empate' y los vetos dirigen a Cataluña hacia la repetición de elecciones

Imagen de archivo de la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, y el del PSC, Miquel Iceta

La aplicación del artículo 155 en Cataluña fue acogido con alivio por una parte importante de la población, de Bruselas y del sector económico español. PSOE y Ciudadanos sumaron fuerzas con Mariano Rajoy y su Gobierno, algo inédito, con el fin de devolver la cordura a la región. "El 'procés' se ha acabado", decía la semana pasada el presidente del Ejecutivo. El independentismo está roto con Oriol Junqueras en prisión y los suyos resentidos con el huido Carles Puigdemont en Bruselas. El 21 de diciembre no es el final, es el comienzo de lo que parece que será un largo proceso por reconducir las riendas de Cataluña. Y puede que no llegue a ningún puerto.

El último sondeo de La Vanguardia da un triple empate a Ciudadanos, ERC y Junts per Cat (JxCAT). Los primeros obtendrían entre 30 y 31 escaños; los segundos obtendrían alguno más, entre 31 y 32; y 30 diputados para los terceros. Los resultados  reafirman la última encuesta del CIS, respecto a que el independentismo perdería la mayoría absoluta en el Parlament.

El miedo ante el 'procés' ha encumbrado a Inés Arrimadas (Cs) como la líder del bloque constitucionalista, pero también a catapultado a Miquel Iceta, que sumaría seis escaños más que en las últimas elecciones, llegando hasta los 22. Al PP de Xavier García Albiol, sin embargo, no le ha repercutido el 155 en las encuestas, ya que baja tres escaños hasta un total de 8. Exactamente las mismas cifras de bajada y total de diputados para Catalunya Sí que es Pot y su candidato Xavier Domènech, debido a la ambigua gestión de la formación morada ante la crisis catalana.

El color del cambio en Cataluña ha de ser, necesariamente, naranja o rojo. Arrimadas o Iceta: cualquiera de los dos podría convertirse en el nuevo 'president' o presidenta de la Generalitat. El PPC está dispuesto a apoyar a Arrimadas, pero no sería suficiente. La llave está en Podemos, y ya ha dejado claro que no facilitará un gobierno liberal ni socialista. Domènech se aferra a la solución 'Borgen' para desbloquear la situación: la de erigirse presidente (a pesar de no ser quien más escaños disponga) con el apoyo de las otras formaciones constitucionalistas que obtengan más representación.

Choque entre Cs y PSC

Ante este difícil panorama, parecería que la única solución viable sería la de una coalición entre Ciudadanos y PSC. A menos de dos semanas para los comicios, esta opción parece del todo imposible.

Arrimadas está muy cómoda en su posición de líder del 'seny' (o sentido catalán, término al que repetidas veces ha hecho referencia también Iceta). Pero el empuje del PSC en las encuestas ha hecho que Iceta le suponga una amenaza, más que una vía de diálogo. El propio Albert Rivera ha endurecido sus reproches al PSC, un "partido nacionalista" que representa el "continuismo" por sus pactos con ERC a nivel municipal, y que ha incorporado en sus listas a algún miembro de la antigua Unió.  

Iceta, sin embargo, ha rechazado la opción del 'tripartito' de izquierdas con los independentistas de Junqueras. Cualquier vía que le acerque al soberanismo le perjudicaría, previsiblemente, de cara al 21D. 

En su lugar, es partidario de llevar a cabo su propio 'Borgen' y ser investido presidente a pesar de no contar con la mayoría de apoyos constitucionalistas. Sin diálogo, tampoco parece factible a día de hoy.

¿Un 'president' soberanista?

El panorama no resulta mucho más alentador para los independentistas. La guerra se la ha declarado abiertamente ERC a Junts Per Catalunya y, especialmente, a su líder, Carles Puigdemont.

Este sábado, el exconseller excarcelado de ERC Carles Mundó lamentaba que los suyos no puedan "escuchar la voz de Oriol Junqueras, ni siquiera por videoconferencia", en una clara alusión a las constantes apariciones del líder del PDeCAT desde Bruselas, donde huyó con otros exconsellers para evitar a la justicia española. 

ERC "es un partido con 86 años de historia, arraigado en el territorio y no un partido improvisado", añadió Mundó en referencia Junts per Cataluya.

La ruptura de la unidad entre ambas formaciones para continuar con el 'mandato' recibido hacia una República catalana quedó en evidencia, sin embargo, un día antes. El viernes, Mundó también cargaba contra el expresident para que el electorado no lo votase: "Todos sabemos que si Puigdemont y los consellers que están en Bruselas ponen los pies en Cataluña serán llevados inmediatamente a prisión y no podrán salir de ella durante mucho tiempo".

Posible repetición de elecciones

No hay que olvidar que ya en 2015 las elecciones en Cataluña que dieron una mayoría absoluta de escaños (aunque no de votos) a los independentistas dieron paso a un escenario de bloqueos que estuvo a punto de finalizar sin acuerdo y obligar a la repetición de elecciones. Junts Pel Sí (JxSí) y la CUP llegaron a un pacto de investidura a Carles Puigdemont a contrarreloj y en un fin de semana de infarto, cuando ya todos daban por seguro que habría de nuevo comicios. 

Ya entonces el soberanismo sufría grandes diferencias. JxSí era una inimaginable unión entre la derecha catalana del PDeCAT y las políticas totalmente opuestas de la izquierda de ERC. A todo esto se le sumaban los sangrantes casos de corrupción en el partido de Artur Mas del 3% y los heredados del Caso Pujol. Y que la derecha marcada por esta lacra se entendiera con la CUP, una formación antisistema y anticapitalista, parecía una solución descabellada. Sin embargo, todo esto salió adelante por un objetivo común: instaurar una república catalana independiente de España, la culminación del 'procés'.

Ahora el escenario está todavía más a la contra de los independentistas. Sus principales líderes están huidos y en prisión. Marta Rovira (número dos de ERC) no mira ya hacia Puigdemont y dice abiertamente que el 'president' ha de ser Junqueras. Y ante esta división, es impredecible el movimiento que hará la CUP, que no se ha subido aún a ninguno de estos dos trenes.

La repetición de elecciones es más que posible. Ya quedó claro con el fracaso político tras las Generales de 2015 en España y su repetición en junio de 2016. Si no hay diálogo entre las formaciones, ninguno de los cuatro candidatos con más posibilidades será erigido presidente y la repetición de comicios supondría un nuevo mazazo a una realidad catalana y española que ya ha quedado duramente tocada por el 'procés'.

O, lo que supondría un retroceso, que el orgullo y la ambición mantengan firmes los vetos en el bloque constitucionalista y el soberanismo logre, de nuevo, formar una mayoría parlamentaria con la que el país volviera al principio del problema: el 'Día de la Marmota' del 'procés'.

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