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Política

El sanchismo recela de Borrell: es mayor y llega de una ‘puerta giratoria’

Josep Borrell

Entre los fieles a Pedro Sánchez, ahora pendientes de su nuevo intento de asalto a la secretaría general, se profesa bastante más simpatía hacia Patxi López que hacia José Borrell. Ambos están jugando a ocupar el mismo espacio que el exlíder socialista se resiste a dejar vacío con vistas al Congreso extraordinario en el que despejará quien ocupa el sillón de Ferraz. Al exlehendakari le ven un hombre relativamente fiel que lleva dentro el ADN del partido. A Borrell le consideran un estorbo, pues no ejemplifica ninguna de las marcas que Sánchez acentuó durante su mandato: la necesidad del relevo generacional y la independencia de los poderes económicos.

Fieles a Sánchez ven a Borrell un estorbo, pues no ejemplifica ni el relevo generacional ni la independencia de los poderes económicos

Fuentes socialistas cercanas a Sánchez recuerdan que Borrell roza los 70 años y que compartir el ‘ticket’ con él en el próximo Congreso significaría tanto como reconocer que el partido necesita del regreso de los mayores para poner orden y conectar con una bolsa de votantes que mayoritariamente le ha dado la espalda en las dos últimas convocatorias electorales. Está claro que si Sánchez defendió la llegada al partido de gente joven conectada a las nuevas generaciones, entre otras razones para competir con Podemos por los ciudadanos de entre 25 y 40 años, el exministro de Felipe González apenas aportaría nada, más bien todo lo contrario, en esta difícil tarea, aseguran las mismas fuentes.

Sánchez suele recordar que una de sus primeras propuestas cuando asumió la candidatura a las elecciones primarias de 2014 que acabaron dándole la Secretaría General, consistió en acabar con las llamadas ‘puertas giratorias’. Aquella cruzada molestó a muchos en el PSOE, entre ellos a Felipe González, pese a lo cual Sánchez la mantuvo viva durante todo el tiempo de su mandato. Es fácil entender, admiten las mismas fuentes, que el polémico paso de Borrell por Abengoa después de haber desempeñado los cargos públicos que le facilitaron antiguos gobiernos socialistas, “no es una tarjeta de presentación cómoda para nadie” y menos para alguien como el exsecretario general que hizo de esta enseña una especie de obsesión personal.

Como esperaban algunos dirigentes del PSOE, la ofensiva contra Borrell por su actividad en Abengoa no se ha hecho esperar, entre otras razones porque ha elegido para asomar la cabeza y calentar su posible regreso a la política el peor de los momentos posibles. El Partido Socialista, relata un diputado con dos legislaturas de experiencia, se ha convertido ahora en una organización bastante diezmada por la cobardía, pues buena parte de sus dirigentes se ven provisionales y están a la espera de ver en qué dirección sopla el viento. “La gestora tiene una capacidad muy limitada para controlar el partido y el rechazo a Susana Díaz va en aumento porque muchos no entienden cómo se ha lanzado a la aventura de matar a todo un secretario general sin una gran red de protección”, refiere este parlamentario.

En esta atmósfera tan contaminada ha emergido Patxi López como posible aglutinador de la contestación interna a la presidenta andaluza. El problema, por si faltara alguno dentro del PSOE, es que Pedro Sánchez no se fía al cien por cien de él, después de la ristra de “traidores” que ha descubierto durante la operación que acabó con su desahucio de Ferraz el pasado 1 de octubre. El ejemplo más claro es el del todavía portavoz parlamentario, Antonio Hernando. López se abstuvo el sábado en la investidura de Rajoy y ni siquiera lo hizo “por imperativo”, la fórmula que utilizaron las diputadas Adriana Lastra y María González Veracruz para mostrar la úlcera que les produjo acatar la disciplina de voto.

La cercanía de Patxi López y Rodolfo Ares a Rubalcaba genera desconfianza en el entorno de Pedro Sánchez

Hay diputados todavía fieles al exsecretario general que incluso desconfían del papel jugado por algunos dirigentes del PSE en la tormenta que ha descargado sobre él, en especial de Rodolfo Ares, uno de los organizadores de la polémica votación en la que algunos socialistas casi llegaron a las manos durante el Comité Federal celebrado hace un mes. Ares no oculta su vinculación personal y afectiva al exministro Alfredo Pérez Rubalcaba, considerado como uno de los principales estrategas de la conocida como ‘operación Susana’.

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