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Política

Choque de trenes en el secesionismo: Puigdemont no investirá a Junqueras aunque gane ERC

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, junto al vicepresidente Oriol Junqueras.

El pulso entre las dos principales fuerzas secesionistas sube de tono conforme avanza la campaña electoral. El empate que anuncian las encuestas se traslada a los cuarteles generales de ambas candidaturas. Surgen los nervios y las tensiones. Carles Puigdemont, hasta hace unos días claro perdedor en los sondeos, ha resucitado. Ya se ve presidente de nuevo. En el lado rival, ERC no piensa en la derrota. Oriol Junqueras, según un informe interno del partido, podría incluso ser investido desde la cárcel. De momento ha enviado un escrito al Supremo en el que pide ser puesto en libertad, acata el 155 y apuesta por el diálogo y la bilateralidad para el futuro político de Cataluña. 

Los republicanos ya no disimulan sus discrepancias con JxCat. Persiguen obsesivamente el voto de las CUP, cada vez más menguante, pero quizás decisivo, al objeto de lograr la presidencia para Junqueras. Puigdemont, por su parte, no contempla otro escenario que su presidencia. Incluso en el caso de que ERC ganara el 21D, no apoyaría nunca una investidura de su directo rival. "Vamos hacia el auténtico choque de trenes", señalan en círculos soberanistas, muy preocupados con la deriva que se vive en estos días de campaña. "Esto irá a peor, hay una guerra de egos total", añaden. 

La palabra tan temida

No fue posible la lista de unidad, que propugnaba en la sombra Artur Mas. Puigdemont exigía una plataforma a su medida, con todo el secesionismo a sus pies. Una catapulta para mantenerse en una presidencia que, según él, nunca ha perdido. El dirigente del PDeCAT no ha asumido ni acatado el 155. Es más, su estrategia consiste en convertir las elecciones en un plebiscito contra Rajoy contra el Estado. Nada de asumir imposiciones de Madrid, repite con insistencia. Es el 'president' elegido por la mayoría de los catalanes a través de sus representantes legítimos en el Parlamento, repite sin fatiga.

En ERC se muestran, por ahora, más prudentes. No hablan de la independencia, salvo algún candidato que va por libre y clama en pro de la 'unilateralidad'. Una reivindicación muy mal recibida en las filas republicanas. El futuro penal de Junqueras está en juego. Carme Forcadell, presidenta de la Cámara, ha aparecido ya en un mitin y se ha cuidado mucho de ir más allá de lo que prometió ante el juez. Puede invocarse la independencia pero no por encima de la ley. 

Los estudios demoscópicos subrayan las dificultades de una victoria secesionista. Serán los comunes de Domenech quienes finalmente inclinen la balanza. No es asunto sobre el que se pronuncien durante la campaña. Todo quedará para el 22-D, aunque nadie imagina al partido de Colau facilitando un gobierno constitucionalista.

JxCat y ERC, mientras tanto, se empeñan en hacerse daño. Los republicanos ya no evitar recordar que Puigdemont no podrá ser presidente de la Generalitat dados sus problemas con la Justicia. Junqueras, según ellos, lo tendría más fácil. Podría incluso amsuir el cargo, incluso estando en prisión. "Esta batalla nos hace mucho daño, y las bases empiezan a mostrar signos de cansancio", comentan. Pudo verse en Lérida, este lunes, con la escasa presencia de activistas para protestar por el traslado de los fondos de Sijena. Los dirigentes del activismo callejero optaron por medir el volumen de la protesta. Tenían miedo a que se repitiera una nueva edición del asedio a la consejería de Hacienda, origen de buena parte de sus problemas con los tribunales. 

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