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Política

La diplomacia española redobla sus gestiones para boicotear el 'Estado Catalán'

El ministro español de Exteriores, Alfonso Dastis.

Los embajadores de España en todo el mundo tienen orden de "intensificar en estas últimas semanas" sus contactos oficiales con las autoridades y los medios de comunicación locales en encuentros privados off the record para explicar que la independencia de Cataluña no solo no tiene cabida en la legislación española e internacional -el derecho de autodeterminación sólo asiste a excolonias- sino que abriría un precedente "peligrosísimo" en Europa, según han explicado a Vozpópuli fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores.

A esa tarea se ha sumado el ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, sobre todo en sus múltiples viajes a Estados Unidos y Europa, así como el secretario de Estado para la Unión Europea, Jorge Toledo, que sustituyó a Mariano Rajoy en la reunión de presidentes y primeros ministros en Estonia el 30 de septiembre para abordar la agenda digital.

Toledo se pasó toda la cita de reunión en reunión bilateral explicando a sus homólogos europeos que el referéndum ilegal del día siguiente 1-O no tiene validez ninguna, una tarea que también lleva en Bruselas el el embajador representante permanente ante la UE, Pablo García Berdoy.

"La prueba de que todas estas gestiones y las de los últimos meses están dando sus frutos es que ningún país va a estar dispuesto a reconocer al supuesto Estado Catalán, diga lo que diga mañana Puigdemont", señalan estas fuentes en alusión a la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) que el presidente catalán parece que va a realizar en el Parlament a las 18.00; ni siquiera, añaden, aunque sea una DUI "en diferido", como se ha especulado en las últimas horas, siguiendo el ejemplo de Eslovenia.

En diciembre de 1990, Eslovenia, perteneciente a la entonces República federal de Yugoslavia, celebró un referéndum de independencia también considerado ilegal por el Gobierno de Belgrado. Pero, a diferencia de Cataluña, donde los "síes" representan solo el 38% del censo de habitantes, en Eslovenia el resultado a favor de la ruptura fue abrumador: 94,8% de los participantes votó a favor de separarse. Croacia hizo lo mismo cinco meses después, en mayo de 1991 y el resultado fue similar (93,24% de 'síes').

El Ministerio de Asuntos Exteriores está echando el resto en Estados Unidos y Europa para que ningún país muestre siquiera "comprensión" hacia el relato del independentismo catalán

El 26 de junio del 91 ambos países declararon unilateralmente su independencia y en Eslovenia se produjo una guerra de diez días que dejó al menos 60 muertos, la mayoría de ellos soldados yugoslavos. Finalmente, el Gobierno de Belgrado decidió retirar las tropas de Eslovenia.

En Europa nadie quiere oír hablar de "balcanizar" un Estado de 500 años como España, como dijo ayer el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, porque seguidamente irían otras regiones en Francia (Córcega), Alemania (Baviera) o Italia (Lombardía). De ahí que el silencio en las cancillerías, cuando no el apoyo explícito a la unidad de España, sean la tónica habitual en los pronunciamientos de sus dirigentes y de la Comisión Europea.

Dastis, por su parte, ha aprovechado sus recientes viajes a Estados Unidos y otros a la América hispana para garantizar que ningún Estado hará declaración alguna de apoyo o "comprensión" con Cataluña. El ministro de Exteriores y su equipo se han reunido, además de con las autoridades del gabinete de Donald Trump, con los editores y consejos editoriales de los principales medios estadounidenses que, salvo excepciones -'The New York Times' es el periódico que más refleja tesis del independentismo-, han acogido fríamente este nuevo conflicto de fronteras en la vieja Europa. 

"Somos conscientes de que el relato del pueblo oprimido es muy atractivo para los medios de comunicación internacionales, y que los incidentes del 1-O con la Policía lo alientan. A Puigdemont solo le faltó ir a visitar a los 800 heridos... Será que no eran tantos", ironizan las fuentes diplomáticas consultadas, "pero la realidad es que no van a tener apoyos a pesar de que se están gastando cantidades ingentes de dinero público para ello". 

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